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San Francisco (EFE). Pese a tener que hacer frente al escepticismo de gran parte de la sociedad, setenta científicos de todo el mundo llevan casi 40 años estudiando las características de la mítica criatura Pie Grande o Bigfoot, lo que ha dado lugar a una disciplina bautizada como “Bigfootología”.
“A diferencia de otros investigadores sobre el Pie Grande, nosotros partimos de la seguridad de que el Pie Grande existe, así que nos centramos en estudiar sus hábitos y clasificación en el mundo animal”, explicó el estadounidense Rhettman Mullis, presidente y fundador de la “Bigfootología”.
El noroeste de Estados Unidos y especialmente el estado de Washington, donde tiene su sede la “Bigfootología”, es una de las zonas consideradas epicentro de las historias sobre la criatura y son muchos los vecinos que aseguran haberla visto en alguna ocasión escondida entre sus frondosos bosques.
“Es imposible, a día de hoy, calcular cuántas de estas criaturas hay en el mundo, pero según mis estimaciones, sólo en Norteamérica viven actualmente unos 100 mil ejemplares”, indica Mullis, psicólogo de profesión y fascinado por la figura del Pie Grande desde que vio un ejemplar por primera vez siendo un niño.
“Yo he visto al Pie Grande con mis propios ojos. Fue en 1977 en el Estrecho de Puget (Washington, EE.UU.) y eso cambió mi vida para siempre”, asegura el presidente de esta disciplina, cuyos setenta miembros han recopilado ‘infinidad de muestras’, entre ellas huellas y pelo, a lo largo del tiempo que les han permitido estudiar sus características.
LAS PRUEBAS EXISTENUna de las tesis que Mullis esgrime para defender la existencia del Pie Grande es que criaturas similares aparecen en la literatura y el imaginario popular de muchas poblaciones distintas del mundo a lo largo de la historia, por lo que les ha dado diferentes nombres como Sasquatch, como las llamaban los nativos americanos, o Yeti.
“Los romanos documentaron la existencia de estas criaturas, también William Shakespeare y el expresidente de EE. UU. Theodore Roosevelt. Lo que ocurre es que hay gente que no quiere aceptar estas pruebas y niegan su existencia, para no abandonar así su zona de confort”, sostiene.
La “Bigfootología” cuenta actualmente con setenta miembros oficiales distribuidos entre Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Rusia y Australia, la mayoría de ellos científicos especializados en genética, primatología, zoología y biología, y uno de sus principales objetivos es lograr clasificar al Bigfoot dentro del mundo animal.