Una noche de septiembre, mientras miraba en los monitores las imágenes que le enviaba un robot desde las profundidades del mar Negro, el investigador Rodrigo Pacheco Ruiz no podía creer lo que estaba viendo.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Era un barco y se encontraba en excelente estado. Tanto, que podía ver los cabos todavía enrollados y los mástiles con formas de pétalos en las puntas, un detalle que le valió el título de “Flor del Mar Negro”.
Pacheco, del Centro Arqueológico Marino de la Universidad de Southampton, Inglaterra, no estaba buscando naufragios. Él forma parte de un equipo que intenta determinar la rapidez en que creció en nivel del agua en esa región con el fin de la última Edad de Hielo. “Me quedé sin habla, cuando vi lo cabos, no podía creer lo que estaba mirando”, le dijo al diario “The New York Times”.
Para sorpresa de los investigadores, esta no fue la única embarcación que descubrieron. A la fecha, llevan 40. La mayoría de los barcos son del período bizantino.
“Vi un timón de cuarto”, lo que implicaba que se trataba de un navío más antiguo. Inmediatamente fue a despertar al jefe de la investigación, el profesor Jon Adams, de la Universidad de Southampton.
Se estima que este naufragio pudo haber ocurrido en el siglo IX. De confirmarse la datación, se trata de embarcaciones que si bien están documentados en libros de historia, hasta ahora no se habían visto en toda su forma.
Según The New York Times, otro gran hallazgo fue ver la cubierta de uno de ellos, desde donde el capitán pudo haber dirigido a una tripulación de 20 marineros.
Las embarcaciones más “nuevas” que han encontrado datan del siglo XIX; una variedad de modelos que revela la importancia del m ar Negro como ruta de comercio a lo largo de los siglos.
“Con una técnica de filmación en 3D bajo el agua hemos podido obtener estas impresionantes imágenes sin alterar el suelo marino”, dijo en un comunicado el profesor Adams.
Capas de agua
La razón por la que estos barcos están tan bien preservados se debe a la falta de oxígeno en estas aguas a partir de los 159 metros de profundidad, las embarcaciones duermen a 1.800 metros de la superficie.
Debido a que allí abajo no hay oxígeno, las estructuras no de degradan tan rápido como en otras partes.
Al no haber oxígeno en esas aguas gélidas, las criaturas que normalmente harían un festín con la madera no pueden sobrevivir.
Esta no es la primera vez que se descubren embarcaciones perfectamente conservadas.
El mar Negro significó un importante tramo en las rutas comerciales entre oriente y occidente, lo que también lo hizo escenario de batallas.
Por este mar pasaron embarcaciones con todo tipo de “productos”, desde granos, sedas, aceites y animales, hasta humanos.