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Más de un centenar de científicos de 27 instituciones europeas alertaron de que el deshielo en el océano Ártico continua creciendo, y que en los próximos 30 años el retroceso del casquete polar hará que aumente la navegación, así como la actividad humana e industrial en la región.
Es por eso que los especialistas han trabajado los últimos cuatro años en un proyecto denominado “Arctic Climate Change Economy and Society” (ACCESS), el cual ha analizado las consecuencias sociales, económicas, políticas y ambientales que trae el cambio climático, y que expusieron hoy en una conferencia en la localidad de Vilanova i la Geltrú, cerca de Barcelona.
En los próximos días presentarán al Consejo del Ártico el resultado de su investigación, en la que han participado 110 científicos de 27 instituciones de toda Europa, entre ellos profesores del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que han sido los anfitriones del encuentro.
“El deshielo en el océano Ártico es continuo y está provocado por el hecho de que los inviernos son menos fríos y el verano se alarga, como consecuencia del cambio climático”, explicó el director del LAB, Michel André, en rueda de prensa.
André ha estudiado como el cambio climático puede alterar la vida de los pueblos indígenas que subsisten gracias a la pesca y la caza. El LAB también se ha encargado de monitorizar los sonidos originados por el hombre y los animales en el mar del Ártico, analizando su interacción.
Una zona por explotar
Los científicos prevén un aumento de la actividad humana en las próximas décadas en el Ártico, donde serán necesarias grandes inversiones en infraestructuras, por lo que creen necesario que el Código Polar se amplíe y adapte a esta circunstancia y aplicarlo a las aguas internacionales.
Los científicos han alertado, por ejemplo, de que el Código Polar actual no regula la contaminación de emisiones a la atmósfera y las emisiones del tráfico marítimo irán en aumento en el Ártico. También aumentará el ruido general provocado por el transporte marítimo y éste será, por tanto, una fuente de contaminación acústica importante en las próximas décadas.
El LAB ha instalado en puntos estratégicos del Ártico un total de siete hidrófonos que han registrado desde España los sonidos de forma continua durante un año. Se trata, según André, de una innovación pionera en el mundo ya que los sensores identifican la procedencia de los sonidos que se producen a decenas de kilómetros y los clasifican automáticamente para saber si son de origen natural o humano y alerta de la presencia de especies sensibles.
Los científicos también han coincidido en que hay disponible mucha tecnología para desarrollar las actividades futuras en el Ártico, pero que no es suficiente para hacer frente a los retos de futuro, como, por ejemplo, asegurar la evacuación de población en la zona o los servicios de emergencia.
En cuanto a la legislación, han recomendado que, en lugar de plantear una única normativa global para todo el Ártico, haya una regulación específica para cada zona.
Las conclusiones definitivas del proyecto ACCESS se entregarán a la Comisión Europea en las próximas semanas, que las deberá aprobar y hacer públicas en un plazo máximo de dos meses.
Fuente: EFE