El último fin de semana, el ministro de Salud de Perú, Víctor Zamora, dio a conocer la llegada procedentes de China de medio millón de pruebas rápidas para diagnosticar el nuevo coronavirus. Estos tests rápidos se sumarían a las 20 mil pruebas moleculares que llegaron de Brasil el 15 de abril.
Zamora precisó que en el país se realiza una prueba molecular por cada tres exámenes rápidos. Estas últimas, añadió el ministro, tienen una precisión de diagnóstico del 90%; y matizó que todas las pruebas, incluidas las moleculares, tienen un margen de error.
“Las pruebas rápidas, por ejemplo, pueden tener hasta 10% de margen de error. Lo cierto es que si sale negativo y la persona tiene todos los síntomas del COVID-19, se debe actuar siguiendo el criterio clínico epidemiológico, como si fuera coronavirus. Las pruebas ayudan a diagnosticar, no a tratar", agregó Zamora.
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En conversación con El Comercio, el jefe del laboratorio de Bioinformática, Biología Molecular y Desarrollos Tecnológicos de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Mirko Zimic, señaló que, si bien la prueba molecular se ha convertido en el referente principal para determinar la presencia del material genético del virus, “no existe la prueba de diagnóstico perfecta”.
Pruebas moleculares y pruebas rápidas
En palabras del especialista, la prueba molecular permite detectar el RNA (o ARN, ácido ribonucleico) viral en la sangre, el cual es “un indicativo que la persona tiene la infección”; resaltando que este tipo de diagnóstico puede dar un resultado negativo si se realiza “a las horas o a un día” de contraer la infección. Asimismo, este tipo de procedimiento es “mucho más complejo”, requiere “de equipamiento especial y son más costosas”.
En el caso de los test rápidos, estos son pruebas inmunológicas que buscan detectar anticuerpos reactivos contra el virus. Normalmente, según explica Zimic, “una persona que no se habría infectado, no debería tener anticuerpos” teniendo en cuenta las proteínas virales que se utilizan en este tipo de diagnóstico. Además, que es “poco frecuente” que los “anticuerpos que se levantan contra otros microorganismos” puedan reaccionar “de manera cruzada con la prueba rápida del COVID”.
Para Zimic, el punto a tener en cuenta de los test rápidos radica en la “sensibilidad” de estas, ya que “cuando una persona se infecta por primera vez, el sistema inmunológico tarda un cierto tiempo para levantar una respuesta inmune”. Esto significa que, si una persona se infectó y se realiza una prueba inmunológica en la primera semana, “es muy probable que el resultado salga negativo”; mientras que, “si se realizan la prueba [rápida] después de los siete días, es muy probable que salga positivo”.
Cabe resaltar que, en opinión del especialista, lo mejor es que se continúen utilizando ambas pruebas de diagnóstico ya que lo importante es identificar los más pronto posible a un infectado por el coronavirus, teniendo en cuenta que “en este momento no hay tratamiento efectivo y la mejor recomendación es que la persona entre en cuarentena y se aísle por dos o tres semanas”.
El desarrollo de una vacuna en Perú
El doctor Zimic, quien también es uno de los responsables del equipo peruano que se encuentra desarrollando la vacuna para el COVID-19, comentó sobre el trabajo en conjunto que se realiza para hallar una vacuna e informó sobre el procedimiento que hasta el momento tiene planificado.
“Esperamos que esta semana lleguen los primeros insumos que son unos baculovirus, con los cuales se podrá rápidamente empezar a hacer el cultivo y la producción de los antígenos”, señaló el especialista. “Si todo sale bien, en la segunda semana de mayo debería estar listo el primer lote de antígeno producido con la cual se podrán realizar varias actividades, entre ellas, hacer las pruebas de seguridad y de inmunogenicidad en ratones”.
Con esto lo que se busca es “verificar que la vacuna es inocua para estos animales; que no les genera un daño, y, por lo contrario, levanta una respuesta inmunológica que sea capaz de neutralizar al virus”, agrega Zimic.
El doctor también aclaró que es importante tener en cuenta que para Perú “esta es la primera oportunidad que enfrentamos un reto de una vacuna humana. (…) Es un trabajo arduo y hay todo un equipo de personas ayudando”.
Zimic agregó que, si todo sale bien en la experimentación con ratones, se pasaría a realizar pruebas en primates y, posteriormente, se buscaría realizar el proceso de “fase clínica en un grupo de voluntarios en el país”.
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