Han pasado 163 días desde que el primer caso de COVID-19 fue reportado en el Perú. Con 783 muertes por millón de habitantes, nuestro país se ha colocado en el primer lugar de las Américas en mortalidad y, cuando se actualice el número de muertes a su número real -que es alrededor de 50.000-, probablemente el Perú supere a Bélgica, que ocupa el primer lugar con 856 muertes por millón de habitantes.
No hay una explicación clara sobre ese exceso en la mortalidad por el nuevo coronavirus, aunque se conoce que 85,5% de los muertos sufrían de obesidad; 43,1% de diabetes; y 27,2% de hipertensión arterial, condiciones que se sabe aumentan el riesgo de enfermedad grave y muerte. Pero además de que una persona sufra de condiciones que la predispongan a una grave enfermedad, ¿existirán otros elementos que puedan causar esa eventualidad? Hoy veremos cuál es la influencia de la carga viral sobre la posibilidad de sufrir una enfermedad grave y morir.
Se define como carga viral al número de partículas virales que tiene una persona infectada en su organismo. Esta se determina haciendo un análisis genético viral en la zona afectada. La carga viral es diferente de la dosis infecciosa, que se define como el número de partículas virales que son necesarias para causar una enfermedad.
Dosis infecciosa
Por ejemplo, aunque este punto está aún en investigación, algunos expertos piensan que la dosis infecciosa del SARS-CoV-2 es baja. Se estima que una persona necesita alrededor de 1.000 partículas virales del coronavirus para enfermar de COVID-19. Esa dosis de virus podría ingresar a las vías respiratorias al inhalar 1.000 partículas virales infecciosas en una sola respiración, 100 partículas virales en 10 respiraciones, o 10 partículas virales en 100 respiraciones.
Se sabe que por el solo hecho de respirar, una persona infectada podría liberar de 20 a 30 partículas virales por minuto. Pero, si la persona habla, la liberación de aerosoles es diez veces mayor que al respirar, o sea es de 200 a 300 partículas de virus por minuto. Por lo tanto, una persona podría infectarse después de diez minutos de hablar cara a cara con una persona infectada.
Pero la infección por el nuevo coronavirus no solo depende de la dosis infecciosa del virus sino también del tiempo de exposición. Si una persona infectada tose o estornuda directamente hacia alguien, puede infectarla al instante pues emite alrededor de 200 millones de partículas virales. Por otro lado, si una persona infectada emite 20 partículas virales por minuto solo por respirar, otra persona tendría que permanecer en la misma habitación durante al menos 50 minutos para inhalar una dosis infecciosa de 1.000 partículas virales.
CARGA VIRAL
Pero aparte de la dosis infecciosa necesaria para desarrollar la enfermedad, es muy importante también conocer la carga viral, es decir, el número de partículas virales que tiene la persona en sus vías respiratorias. Eso debido a que -tal como ocurre en otras infecciones- a mayor carga viral tiene una persona, mayor sería la gravedad de la enfermedad.
Un estudio estadounidense publicado el 6 de agosto en la revista “The Lancet”, describe por primera vez la carga viral en un grupo de 1.145 personas hospitalizadas entre el 13 de marzo y el 4 de mayo.
La carga viral se midió haciendo un hisopado en la rinofaringe de los pacientes, y cuantificando el número de partículas virales de SARS-CoV-2 presentes en la muestra, y el objetivo del estudio fue relacionar la carga viral, con el riesgo de muerte de las personas. La edad media de los voluntarios fue de 64 años, 57% fueron hombres, 31% afroamericanos, 29% anglosajones y 33% de otras razas.
El promedio de cargas virales de todas las muestras estudiadas fue de 398.000 partículas virales, habiéndose encontrado una gran diferencia entre los 807 pacientes vivos que tuvieron un promedio de carga viral de 158.498 copias, con los 338 pacientes que murieron, y que tuvieron un promedio de carga viral de 2′511.886 de copias al final del estudio.
El análisis estadístico demostró también que el riesgo de morir por una carga viral elevada fue independiente de algunas características del paciente, tales como edad, raza, sexo, o si sufría de asma, fibrilación auricular, enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes, insuficiencia cardíaca, hipertensión o accidente cerebrovascular.
Los autores concluyen diciendo que la medición de la carga viral podría, además de determinar la severidad de las medidas de aislamiento de los pacientes, ser útil en la clasificación temprana del riesgo de gravedad en los pacientes con COVID-19 y podría ayudar a elegir entre los tipos de tratamiento y los ensayos clínicos disponibles.
Yendo más allá, dicen los investigadores, al relacionarse con el tipo y cantidad de anticuerpos neutralizantes, el nivel de citoquinas, las enfermedades preexistentes los tratamientos recibidos, y otras variables, la medición de la carga viral podría ayudar en la predicción del riesgo de morir de una persona afectada de COVID-19.
COROLARIO
Una aplicación práctica de los conceptos de dosis infecciosa y carga viral es que si una persona trabaja en un ambiente en donde existe una carga viral de aerosoles muy alta, como un hospital, o un ambiente cerrado y con mucha gente, debe tener una protección mucho más intensa que el de una persona que frecuenta un lugar con mucha menor carga viral. Por otro lado, sabiendo que las reuniones sociales y familiares son de largo tiempo y en espacios cerrados, estas constituyen, sin duda, una fuente muy importante de contagio, por lo que deben, en lo posible, ser evitadas.
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