La variante ómicron sigue su avance incontenible por el planeta. En el Perú, datos del Centro Nacional de Epidemiología y Control de Enfermedades (CDC) confirman que 21 de las 24 regiones del país han visto un aumento exponencial de casos de COVID-19 en las últimas dos semanas. A pesar de que no hay datos genómicos confirmatorios, la variante delta –la predominante hasta la fecha– no tiene ese comportamiento, por lo que es muy posible que ese explosivo incremento sea causado por la variante ómicron.
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Hasta el momento, además de haberse documentado que es tres veces más contagiosa que delta y que es capaz de infectar a personas vacunadas o que han sufrido previamente la enfermedad, se ha visto también que ómicron causa una enfermedad leve en las personas vacunadas. Al respecto, el Ministerio de Sanidad de España ha informado que las personas no vacunadas de 60 a 80 años, tienen 25 veces más posibilidad de morir por COVID-19.
El masivo número de contagios está ocasionando que mucha gente quiera hacerse una prueba para confirmar que están infectados. Hoy veremos cuáles son esas pruebas y sus indicaciones principales, y sobre todo recalcaremos que las pruebas no son de ninguna manera salvavidas alguno.
1. ¿Quién debe hacerse la prueba?
Las personas que deben hacerse las pruebas caen en dos grupos principales: las que desarrollan síntomas respiratorios (sintomáticas), y las que no lo hacen, pero son contactos estrechos de infectados (asintomáticas).
2. ¿Cuántos tipos de pruebas existen?
Son dos los tipos principales de pruebas para saber si el virus está presente en las vías respiratorias de una persona: la PCR o molecular, y las pruebas de diagnóstico rápido (RDT en inglés), cuyo principal tipo es el test de antígenos.
Ambas tienen sus ventajas y desventajas. La PCR, que es el estándar dorado por ser la más sensible para detectar el virus, requiere una tecnología sofisticada, por lo que no está ampliamente disponible. Además, es cara y su procesamiento demora varias horas; es decir, sus resultados pueden demorar uno o más días. La de antígenos es mucho más barata y rápida, pudiendo, al igual que la prueba de orina casera del embarazo, dar un resultado en 15 minutos.
“Las personas que deben hacerse las pruebas caen en dos grupos principales”.
3. ¿Qué limitaciones tienen las pruebas?
Ninguna prueba de diagnóstico para el COVID-19 es perfecta al 100%. Estas se evalúan por su capacidad de correctamente identificar los casos positivos en grupos de personas infectadas (sensibilidad), y de correctamente identificar los casos negativos en personas que no tienen la infección (especificidad).
La sensibilidad de PCR es de alrededor de 95%; es decir, solo en un 5% de los casos el test arroja un negativo cuando en realidad es positivo (falso negativo). Por su parte, la prueba de antígenos (sobre todo cuando la persona no tiene síntomas), solo logra acertar la positividad del 40 a 70% de las veces; en otras palabras, los falsos negativos pueden ser muy altos.
4. ¿Qué prueba debo escoger?
En general, sabiendo las limitaciones de las pruebas mencionadas, se aconseja que las personas sintomáticas, con alta carga viral, escojan la prueba de antígenos, por ser más rápida y barata, mientras que las pruebas PCR son más útiles para los contactos asintomáticos, con menor carga viral.
5. ¿Para qué debo hacerme la prueba?
Como se mencionó, dos son los grupos de personas que buscan una prueba: aquellas sintomáticas que deseen saber si tienen COVID-19, y las asintomáticas, que sospechen haberse contagiado.
Sabiendo que el COVID-19 no tiene tratamiento médico específico, la principal finalidad de hacerse la prueba es –en el caso de arrojar un resultado positivo– monitorear los síntomas de la enfermedad e iniciar las medidas de protección de la familia y la sociedad: usar mascarillas y aislarse por 14 días en el Perú.
6. ¿Qué hacer si las pruebas son escasas?
Ante la escasez de pruebas, y sabiendo que su resultado no implica el inicio de un tratamiento específico contra el COVID-19, mucha gente se pregunta si una prueba es obligatoria. La respuesta es que, si bien es cierto que la prueba es deseable para mantener al día las estadísticas de un país y para la tranquilidad emocional de una persona, esta no es de imperiosa necesidad.
Eso porque ante la sospecha de haberse contagiado o al iniciar síntomas respiratorios, la persona debe, mientras busca una prueba, asumir que está infectada e iniciar las recomendaciones que de todos modos le darán si le sale el test positivo: notificar inmediatamente a sus contactos cercanos sobre su situación, empezar a usar mascarillas KN95 y aislarse por los días que normen los reglamentos del país.
“Ninguna prueba de diagnóstico para el COVID-19 es perfecta al 100%”.
–Disrupción de la sociedad–
Es posible que, al igual que se esta viendo en Estados Unidos, en donde la enorme cantidad de personas infectadas en aislamiento está causando un colapso de servicios básicos (médicos, de transporte, de recojo de basura, etc.), el Perú vea en las próximas semanas una grave disrupción de la sociedad.
Para evitar ese colapso social, el Ministerio de Salud (Minsa) debe actualizar su norma de aislamiento de casos sospechosos y confirmados de infección, la que en la actualidad es de 14 días. Analizar el modelo estadounidense de disminuir el aislamiento de diez a cinco días, pidiendo una prueba negativa al quinto y regresar al trabajo con mascarilla, es una opción. Otra es el modelo que usan en Argentina, Reino Unido y España, que también consiste en rebajar de diez a siete días su período de aislamiento. Esa decisión es urgente, tener a cientos de miles de personas en descanso médico por una enfermedad leve puede ser contraproducente.
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