Un equipo de investigadores sostiene en un estudio publicado en la revista Science que el desarrollo de la agricultura y los alimentos blandos en el Neolítico hicieron evolucionar la mandíbula humana y permitieron la aparición de las consonantes “f” y “v”.
Su trabajo, que combina lingüística, ciencia del lenguaje y paleoantropología, refuerza la idea de que el lenguaje no es el simple producto aleatorio de la historia, sino que está relacionado con los cambios biológicos del Neolítico (6.000 a 2.100 años antes de nuestra era), la época de la invención de la agricultura (trigo y cebada) y de la domesticación de los animales (cabra, oveja, vaca...).
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“El lenguaje no se estudia tradicionalmente como un fenómeno biológico”, dijo el martes a periodistas el profesor Balthasar Bickel, de la Universidad de Zúrich. “Es un poco extraño porque el lenguaje es parte de nuestra naturaleza, como los sistemas de comunicación de otros animales”.
Antes del período Neolítico, el Homo Sapiens usó sus dientes rápidamente para masticar los productos de su caza y su recolección.
Mientras que los incisivos superiores de los niños cubrían los inferiores, en los adultos el uso terminaba por gastar los dientes de adelante, de lo que dan testimonio los cráneos prehistóricos.
Si uno empuja su mandíbula inferior hacia adelante hasta que sus dientes superiores e inferiores se toquen entre sí, pronunciar la “f” y la “v” se hace sumamente difícil. Estas son consonantes labiodentales, que requieren la acción combinada del labio inferior y los dientes superiores.
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A partir del Neolítico, los humanos aprendieron técnicas para transformar alimentos, por ejemplo, moliéndolos, cocinándolos...
“Tenían un montón de tipos sémola o papillas, guisos y sopas, pero también productos lácteos como leche, queso y yogur, que solo fueron posibles con el procesamiento de alimentos”, dijo su colega Steven Moran. “El desarrollo de la cerámica para conservar alimentos también ha sido muy importante para el inicio de la agricultura”.
El desgaste dental ha disminuido mecánicamente, y los incisivos superiores han mantenido su posición adolescente: por encima de los dientes inferiores, como en los humanos de la actualidad.
Los investigadores dicen que trabajaron durante cinco años. Primero confirmaron que las poblaciones con una larga tradición de procesamiento de alimentos tendían a tener más consonantes dentales en sus idiomas, las que se articulan con la lengua contra los dientes superiores.
Luego constataron, mediante modelos que simulan la pronunciación de los sonidos, que el cambio de los dientes del Neolítico hizo más probable la producción accidental de las “f” y las “v”.
Finalmente, estudiaron la historia de las lenguas indoeuropeas y concluyeron que era “muy probable que las consonantes dentales aparecieran poco antes de la Edad del Bronce, junto con el desarrollo de técnicas de transformación de alimentos”, explicó Damian Blasi, otro de los autores. La Edad de Bronce siguió al Neolítico.
“Espero que nuestro estudio genere un debate sobre el hecho de que al menos algunos -y he dicho bien 'algunos'- aspectos del lenguaje y el habla deben tratarse como otros comportamientos humanos complejos que se sitúen entre biología y cultura”, añadió.
AFP
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