En una entrevista brindada el pasado 15 de marzo a radio Del Sur, de Lurín, el químico farmacéutico Juan Felipe Panay Centeno afirmó que El Comercio utilizó fotos del año pasado “para asustar a la gente” en un reportaje sobre el uso indiscriminado de la ivermectina en Chincha. Esa afirmación es completamente falsa.
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“¿Qué hicieron El Comercio y “La República”? Usaron fotos del año pasado, para asustar a la gente”, aseveró Panay a la emisora. El pasado 25 de enero, El Comercio publicó el reportaje “Chincha, entre la ivermectina sin límites y el golpe del COVID-19”, realizado por los periodistas Gladys Pereyra, Renzo Salazar y Bryan Albornoz. Ellos viajaron hasta Chincha y realizaron diversas entrevistas a la población, e incluso entrevistaron al veterinario Manolo Fernández.
Pero esa no fue la única inexactitud mencionada durante la citada entrevista por el químico farmacéutico, quien se ha convertido en uno de los principales promotores del consumo de la ivermectina en el país y que además brinda públicamente indicaciones para el consumo de esa sustancia, sin ser médico.
Recordemos que el 5 de marzo la FDA en EE.UU. señaló que la ivermectina no debe usarse como preventivo ni como tratamiento del COVID-19; y que este 22 de ese mismo mes la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) se manifestó en el mismo sentido, aclarando que esa sustancia solo debe usarse como parte de ensayos clínicos.
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Panay aseguró que las tasas de mortalidad por COVID-19 en África son bajas, debido a que consumen ivermectina. “En África no se usa en términos de personas, sino poblacional. Por eso es que en África no muere tanta gente por el COVID. Ese es el mejor modelo poblacional del uso de la ivermectina”, indicó.
Pero esa afirmación también es falsa. De acuerdo con un reportaje de la BBC, la razón por la que las cifras del continente africano parecen ser tan bajas es porque solo ocho de 50 países cuentan con un sistema adecuado para contabilizar a los fallecidos por coronavirus en África. Pero no solo eso: el uso masivo de la ivermectina en el citado continente es para el tratamiento de la oncocercosis.
Más informaciones falsas
Como se recuerda, Panay Centeno cobró cierta notoriedad el año pasado gracias un video suyo que se volvió viral, en el que recomendaba el uso de gárgaras con sal para “matar” al SARS-CoV-2. Esta práctica fue desmentida por El Comercio, así como por diversos portales internacionales de verificación de datos y por especialistas de todo el mundo (AFP Factual, Maldita.es y Chequeado, entre otros).
Sin embargo, en la charla -que se extendió por más de 40 minutos- no solo se reafirmó en su recomendación de las gárgaras, sino que se mostró a favor del uso de la hidroxicloroquina y la azitromicina como tratamientos contra el COVID-19 [pese a que está ampliamente desaconsejado]. Además, indicó que “la ONG Solidarity de la OMS (SIC) quería enfermos para probar el remdesivir y otras drogas. No podían curar porque querían 2.300 enfermos para someterlos a estos ensayos, que al final fueron un fiasco”.
En realidad, Solidarity es el nombre del ensayo clínico internacional aleatorizado, que llevó a cabo la OMS para evaluar el efecto de cuatro drogas (remdesivir, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir e interferón) en la mortalidad, necesidad de respiración asistida y duración de la hospitalización de pacientes con COVID-19. Se concluyó que los cuatro tratamientos tenían efectos escasos o nulos en los escenarios planteados.
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En otro pasaje de la conversación, el químico farmacéutico indicó que “[las autoridades] empezaron a sacar [para su uso] la ivermectina en los meses de octubre, noviembre y diciembre ¿por qué? Porque querían esto. ¿Y por qué querían este escenario? Para justificar la vacuna […] se sabe que la vacuna no sirve. Así sea el 33%, el 11% [de eficacia] no sirve, porque la OMS dice que tiene que ser mínimo 74%. No sirven. Le podemos dar 10 años de informes y no van a tener uno que valga”.
Esa es otra afirmación falsa, pues entre los diferentes criterios técnicos y especificaciones establecidos por la OMS, se señaló que la vacuna contra el COVID-19 debía tener una tasa mínima de eficacia del 50% frente a la infección, a la enfermedad sintomática o a las formas graves de la enfermedad.
En la entrevista también confirmó ser partidario del uso del dióxido de cloro para el tratamiento del COVID-19 [pese a que esto también ha sido desmentido por la OPS] y que confía en su utilidad en combinación con la ivermectina. Además, señaló que está a la espera de que el Concytec le apruebe el financiamiento para probar la ivermectina con aceite de coco como tratamiento del COVID-19.
De acuerdo con un reportaje de “La República”, Juan Panay es uno de los representantes en el Perú de la filial peruana de la agrupación denominada Médicos por la verdad, que es abiertamente antivacunas y que defienden el uso de sustancias como el dióxido de cloro.
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