En las últimas semanas se está notificando un aumento de casos de hepatitis grave de origen desconocido en niños de entre 2 y 6 años en varios países. Por ejemplo, cada año se detectan en Escocia unos 4 casos anuales, pero ahora van ya más de 13 en un par de meses.
De momento, se han notificado 74 casos en Reino Unido, 3 en España (Madrid, Aragón y Castilla-La Mancha) y se están investigando algunos casos en Dinamarca, Países Bajos y en EE.UU. (el CDC informa de 9 casos sospechosos en el estado de Alabama). Se están revisando posibles casos desde octubre que hayan podido pasar inadvertidos.
La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado. Su causa puede ser muy diversa: infecciosa (viral o bacteriana), inmunitaria (hepatitis autoinmune) o tóxica (alcohol, sustancias tóxicas o fármacos).
Todos los niños estaban sanos una semana antes del diagnóstico. Los síntomas son los habituales en esta enfermedad: dolor abdominal, vómitos, diarrea, ictericia (coloración amarilla de piel y mucosas), picor cutáneo, coloración oscura de la orina y deposiciones con poca pigmentación.
De momento no ha habido ningún fallecimiento. Algunos se han recuperado, pero otros han tenido que ser hospitalizados y siete han requerido, incluso, trasplante de hígado (uno de los casos españoles).
Lo que desconcierta es el aumento de casos en un periodo de tiempo muy corto, su gravedad y que no se conoce, de momento, la causa. Existen varias posibilidades e hipótesis:
En casos muy excepcionales, los adenovirus pueden causar una hepatitis fulminante. Se ha sugerido que podría tratarse de una nueva variante de adenovirus más agresiva.
Otra posibilidad es que fuera un adenovirus común pero que ahora tuviera un impacto más grave en niños con un sistema inmunológico más debilitado por la falta de exposición a otros patógenos debido al confinamiento y otras medidas durante la pandemia.
De momento, todos estos casos están en investigación. Como siempre, no debe cundir el pánico y hay que actuar siguiendo las recomendaciones sanitarias.