A sus 17 años, Liam Spare ya ha sufrido tres paros cardíacos y tiene que vivir con la idea de que podría morir en cualquier momento. El joven británico sufre una rara condición llamada “Síndrome de muerte súbita”, que suele ser más frecuente en recién nacidos.
Con este mal, Spare podría fallecer si su corazón se acelera a más de 80 latidos por minuto, lo que significa que debe evitar cualquier emoción fuerte, practicar deportes y bailar. ►Cómo es vivir con alergia alimentaria severa: “No podía comer ni una manzana”►El joven científico que lucha para detener su propio envejecimiento acelerado
Por ello, cuando se encuentra con su actual novia, debe planificar lo que debe decirle para que no se desencadene un problema cardíaco que lo lleve al hospital.
“Si me emociono demasiado, como una repentina descarga de adrenalina, podría morir”, dijo Liam a Metro UK.
Pese a los cuidados, el universitario estuvo en coma a principios de este año luego de que su corazón se detuvo por haber levantado demasiadas pesas.
Un trabajador del gimnasio donde solía ir le administró reanimación cardiorrespiratoria (RCP) y logró mantenerlo con vida antes de que llegaran los paramédicos. Ahora tiene un mini desfibrilador dentro de su cuerpo, en caso su corazón se detenga nuevamente.
“Para mí, un ritmo cardíaco elevado es bastante grave. Podría simplemente caer muerto si me emociono demasiado. Es realmente aterrador pensar en ello”, señala el joven.
Liam cuenta que durante el colegio tuvo que ver a sus compañeros practicar deportes mientras él solo miraba. “Me perdí mucho de mi infancia”, dicen.
El joven tenía solo cuatro años cuando tuvo su primer paro cardíaco, después de que caminó más rápido que su madre cuando iban de compras.
Cuando tenía ocho años, Liam tuvo su segundo paro cardíaco en los brazos de su madre cuando corrió para recoger su chalina que había volado por el viento. Pero su corazón volvió a latir por sí solo y lo llevaron a emergencias.
Fue entonces que Claire, la madre de Liam, exigió a los médicos hacer más pruebas para poder saber a qué se debían los problemas de su hijo. Con ello se llegó al diagnóstico: no solo tenía una afección cardíaca mortal, sino dos.
La primero, una taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica (CPVT, por sus siglas en inglés), donde un aumento en la frecuencia cardíaca debido a la actividad o el estrés puede desencadenar un ritmo cardíaco anormalmente rápido e irregular. La segunda afección es el QT largo, un problema hereditario del ritmo cardíaco en el que el músculo tarda más de lo normal en recargarse entre latidos.
Liam debe vivir calmado, tomar descansos durante el día, evitar las escaleras, evitar el cigarro y el alcohol y planificar todas las cosas. Incluso tuvo que planificar con días de anticipación lo que diría en su primera entrevista de trabajo.
Estas condiciones cardíacas no tienen cura y el joven debe aprender a vivir con ellas para no morir de un momento a otro.
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