Un año después de que un comité de expertos recomendara el uso de la ivermectina, el Ministerio de Salud (Minsa) anunció que no seguirá usando el popular medicamento para tratar a pacientes con COVID-19.
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“La información oficial de la propia OMS [Organización Mundial de la Salud] es que hay trabajos que demuestran que no tiene el efecto positivo que se suponía que podía tener. Nosotros nos vamos a seguir rigiendo por las normas internacionales y las recomendaciones de los órganos competentes [...] No, lo que dice la OMS es que no tiene utilidad, por lo tanto no vamos continuar [con su uso]”, dijo el ministro de Salud, Óscar Ugarte.
De este modo, el Minsa se suma a la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), la OMS, y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), entidades que desaconsejan el uso del popular medicamento, salvo en ensayos clínicos. Dichas organizaciones internacionales coinciden en que la ivermectina es eficaz como antiparasitario, pero no ha demostrado ser eficiente para el COVID-19.
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La última entidad en pronunciarse sobre el uso de la ivermectina fue la EMA. Tras analizar la evidencia disponible, “concluyó que los datos disponibles no apoyan su uso para el COVID-19 por fuera de ensayos clínicos”. El ente rector farmacología en la Unión Europea señaló que más estudios “son necesarios para sacar conclusiones sobre la eficacia y la inocuidad del producto en la prevención y el tratamiento del COVID-19″.
Sin respaldo científico
Investigadores de todo el mundo trabajan intensamente para hallar un tratamiento eficaz y seguro para el COVID-19. Uno de los fármacos estudiados es la ivermectina, un popular antiparasitario que comenzó a usarse desde el inicio de la pandemia en Perú y otros países de América Latina. A inicios de marzo, un nuevo estudio sumó evidencia en contra de su uso.
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La revista Journal of the American Medical Association (JAMA) publicó uno de los ensayos clínicos sobre ivermectina más completos realizados hasta el momento. La principal conclusión de los investigadores es que este antiparasitario no disminuyó significativamente la duración de los síntomas en adultos con COVID-19 leve.
En el Perú, la ivermectina es ampliamente usada en todas las regiones, como lo reportó El Comercio, ya sea como tratamiento para pacientes con COVID-19 o para prevenir el contagio. Ante la falta de evidencia que respalde su uso, el Minsa la retiró de su guía de atención y dejó a consideración de los médicos tratantes su prescripción para pacientes con COVID-19. Hoy el Minsa dijo que dejará de utilizar el antiparasitario.
Este estudio, realizado en Colombia en 476 personas, no apoya el uso de la ivermectina en pacientes con COVID-19, ya que no se halló una diferencia significativa entre los que recibieron este medicamento, usado para enfermedades parasitarias en humanos y animales, y aquellos que tomaron solo placebo.
“Los resultados muestran que no hubo diferencia en el tiempo a recuperarse entre el grupo de placebo e ivermectina, por lo tanto, no debería ser usado de manera rutinaria en COVID-19 leve”, afirma el médico peruano Jesús Anampa, profesor asociado en el Albert Einstein College of Medicine/Montefiore Medical Center, en EE.UU., y quien no participó en el estudio.
¿Cuáles fueron los hallazgos?
Se trata de un ensayo clínico aleatorizado -un grupo de los participantes recibió ivermectina y otro un placebo, con el objetivo de comparar los resultados de ambos- y doble ciego, es decir, ni los investigadores ni los pacientes sabían qué sustancia estaban recibiendo cada uno.
Los voluntarios eran personas con COVID-19 confirmado y que presentaban síntomas durante siete días o menos. Fueron reclutados entre el 15 de julio y el 30 de noviembre de 2020, y tuvieron un seguimiento hasta el 21 de diciembre de 2020.
Los participantes con un promedio de edad de 37 años, que estaban siendo tratados en sus casas u hospitales, recibieron cinco días de ivermectina o placebo. Solo el 1% de los voluntarios estuvo hospitalizado y 0,5% necesitó oxígeno al iniciar el estudio.
Los resultados muestran que los síntomas disminuyeron tras 10 días en promedio en el grupo que recibió ivermectina, en comparación con los 12 días que le tomó al grupo placebo. Esta reducción, afirman los autores, no es estadísticamente significativa.
“La duración de los síntomas no fue significativamente diferente para los pacientes que recibieron un ciclo de cinco días de ivermectina en comparación con placebo […] Los hallazgos no apoyan el uso de ivermectina para el tratamiento del COVID-19 leve”, concluyen los investigadores liderados por el infectólogo Eduardo López-Medina, del Centro de Estudios en Infectología Pediátrica, en Cali, Colombia.
Para el investigador peruano Adrián V. Hernández, profesor asociado de Investigación de Resultados y Efectividad Comparativa de la Universidad de Connecticut, “el estudio añade información contra el uso de ivermectina en estadios tempranos de COVID-19. La diferencia de dos días menos de tiempo de resolución de síntomas en ivermectina vs. placebo no fue significativa”.
Además, este ensayo, asegura el experto, tiene diversos puntos positivos, como una aleatorización correcta, el uso de placebo y doble ciego, un número aceptable de participantes, el hecho de que todos hayan sido pacientes COVID-19 confirmados y que se haya logrado una representación de la población general en el estudio. Sin embargo, también hay puntos negativos: no fueron aleatorizados todos los participantes, lo cual contribuye al sesgo; el ensayo clínico se realizó solo en un centro de investigación; seguimiento corto (21 días), lo que limita el estudio ya que no se conocen efectos a largo plazo; etc.
Efectos adversos
Durante el ensayo clínico también se observaron efectos adversos. El más común de ellos fue el dolor de cabeza, que afectó a 104 pacientes que recibieron ivermectina y 111 que recibieron placebo. En general, los efectos adversos se presentaron en el 77% de voluntarios del grupo con ivermectina y en el 81% de quienes recibieron placebo.
Según Anampa, “al no haber un análisis estadístico [sobre los efectos adversos en este estudio], no se puede concluir que la ivermectina tuvo menos toxicidad que el placebo. Lo que sí se puede interpretar es que de 100 personas que recibieron ivermectina, 77 desarrollaron algún tipo de efecto adverso. No hay ningún medicamento que sea 100% inocuo, todos tienen cierto grado de toxicidad, y cuando recetamos un medicamento debemos evaluar que el beneficio sea mayor a la toxicidad. En el caso de COVID-19 leve, el beneficio es nulo y el 77% desarrollará algún tipo de toxicidad. Entonces, no se debe exponer a la población a un tratamiento sin eficacia clínica pero con posible toxicidad”.
En cuanto a efectos adversos graves, el más común fue el fallo multiorgánico (alteración en la función de dos o más órganos en un paciente enfermo). Se presentaron en total cuatro casos, dos en cada grupo.
Además, 7,5% de los pacientes que recibieron ivermectina tuvieron que dejar de tomarla debido a eventos adversos. “Tres veces más individuos en [terapia con] ivermectina tuvieron que dejar el tratamiento debido a eventos adversos”, detalló Hernández.
Evidencia actual
Hasta el momento, según entidades como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas, no hay evidencia suficiente para recomendar el uso de la ivermectina.
La última revisión de la evidencia científica sobre tratamientos para el COVID-19 realizada por la OPS, que analiza 85 intervenciones terapéuticas hasta marzo de 2021, concluye que, tras revisar más de 20 ensayos clínicos sobre ivermectina, hay “una certeza muy baja en la evidencia [que respalde su uso]”, pues los estudios que muestran ciertos beneficios tienen alto riesgo de sesgo, por lo que “se necesita más investigación para confirmar o descartar esos hallazgos”.
El documento detalla que aún se investiga si puede ser usada para prevenir la infección o evitar muertes por COVID-19.
“En Perú, se debería revisar el tema de ivermectina, sobre todo con este estudio prospectivo fase 3. Pero se debe convocar personas con experiencia en medicina basada en evidencia para que se desarrolle un consenso sobre el uso de ivermectina para combatir el COVID-19 en nuestro país. En mi opinión, basada en la data científica, la ivermectina no debe ser usada rutinariamente en la prevención o tratamiento de COVID-19”, concluye Anampa.
NOTA: este informe fue publicado originalmente el 6 de marzo y ha sido actualizado con información reciente a propósito del anuncio del Ministerio de Salud.
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