Planes para construir “restaurantes, hoteles y tiendas” en la tierra que pertenece a la etnia de los navajos en el lado oriental del Gran Cañón del Colorado han llegado a dominio público en Estados Unidos a partir de la publicación este domingo de un reportaje en el diario “Los Ángeles Times”.
La periodista del medio estadounidense Julie Cart señaló que la propuesta incluye también un teleférico que llevará a ocho turistas por vez en un viaje de 10 minutos hacia el piso del Cañón, “donde podrán pasear por un sendero elevado al lado del río hacia un restaurante ubicado en la confluencia de los ríos Colorado y Pequeño Colorado”.
El cañón, considerado una de las siete maravillas naturales del mundo, es visitado por más de 5 millones de turistas por año. La compañía detrás de la idea, Confluence Partners, estima que las nuevas atracciones tienen un potencial de 3 millones de visitas.
Pero no todos están atraídos por el proyecto. Funcionarios del Servicio de Guardaparques temen que las construcciones, ubicadas a unos tres kilómetros del parque natural, puedan tener un impacto adverso en la vista panorámica del área.
“Estas son amenazas serias para el futuro del parque”, le dijo al diario el Superintendente del Gran Cañón, Dave Uberuaga. “Debido a que el proyecto es potencialmente tan grande y de tan largo alcance, habrá un impacto en la experiencia de nuestros visitantes”.
DE PASADA
El encargado de llevar adelante las obras, R Lamar Whitmer, confía en que la iniciativa contribuirá a disfrutar más la visita a la atracción turística, ya que el paseo en teleférico -o cable carril- les permitirá a los visitantes ver el parque desde una perspectiva diferente.
Según el contratista, el parque solo ofrece una experiencia salvaje “de pasada”: “El visitante promedio no puede montar una mula hasta la base del cañón. Nosotros queremos que sientan el lugar desde la base”.
Varios miembros de Confluence Partners son de la tribu navajo y el grupo consultó a los ancianos de la comunidad sobre los planes.
La compañía envió una carta a la agencia de noticias AP diciendo que las obras traerán nuevos ingresos a los navajos y “creará trabajos para los jóvenes y los traerá más cerca de casa”.
Pero los medios de comunicación estadounidenses también han publicado críticas al proyecto.
CICATRICES
El periodista Hamilton Nolan del sitio de internet Gawker escribió: “Bendecidos con uno de los paisajes naturales más hermosos en la faz de la Tierra, se puede confiar que los héroes emprendedores de América harán lo correcto: construir un montón de porquerías y arruinar la vista por plata”.
En una carta al diario “Navajo Times”, una habitante de Arizona llamada Janene Yazzie dijo que el teleférico será una cicatriz en la pared del cañón.
“Es como profanar un lugar sagrado con un grafiti, sagrado no solo para nosotros, sino para Estados Unidos y gran parte del mundo. La gente viene al Gran Cañón por lo que es, para profanaciones pueden ir a Las Vegas”.
En otro medio, el High Country News, Carolyn Hopper opinió que para aquellos que hacen rafting en el Río Colorado, el complejo turístico interrumpirá la belleza natural de los alrededores.
“Por la milla 62, varios días en el viaje por el río, será como encontrase con una atracción tipo Las Vegas y una multitud de gente”.
CEREMONIAS
Miembros de la vecina tribu Hopi también ha expresado su inquietud, ya que consideran la tierra alrededor de la confluencia de los ríos como un lugar sagrado.
“La relación con el entorno, cuando uno realiza ceremonias religiosas, requiere de estar bien emocionalmente para poder disfrutarlas. Temo que eso será lo que nos sacarán”, escribió el director de la Oficina de Preservación Cultural Hopi, Leigh Kuwanwisiwma en el “Indian Country Today”.
Pero los que están detrás del proyecto dicen que la iniciativa ayudará a las comunidades indígenas a “vigilar y proteger los sitios sagrados”, habitualmente profanados por los que hacen rafting en los ríos y los que hacen caminatas por los senderos.
Esta no es la primera vez que obras en el Gran Cañón han sido fuente de controversias. En 2007 la tribu Hualapai colocó una caminata de vidrio que permite a los visitantes asomarse sobre el lado occidental de la atracción turística. Whitmar también estuvo involucrado en ese proyecto.
¿CONCLICTO LEGAL?
El próximo paso para el proyecto será una votación del gobierno tribal Navajo. Si la iniciativa tiene luz verde, el gobierno estadounidense presentará su caso.
No se descarta una disputa legal, basada en dónde termina la jurisdicción federal alrededor del Colorado y dónde empieza la tierra de los navajos.
Los contratistas dicen que ellos pueden construir en cualquier lugar sobre la crecida más alta del río, pero el gobierno advirtió que bloquearán cualquier obra cercana a los márgenes del río.
Por lo que la decisión de si llegar a la base del cañón toma un día de caminata o unos minutos en un teleférico puede terminar en manos de un juez, como habitualmente ocurre en todas las disputas de tierra hoy en día.