El 28 de febrero pasado, mediante la Resolución Ministerial 195-2019, el Ministerio de Salud (Minsa) aprobó el documento técnico “Lineamientos para la promoción y protección de la alimentación saludable en las instituciones educativas públicas y privadas de la educación básica”. Ese informe hace dos cosas importantes. Primero, dispone que desde este año los quioscos escolares de las escuelas públicas y privadas dejen de vender alimentos y bebidas ricos en sal, azúcar y grasas (características fácilmente visibles gracias a los octógonos de advertencia que serán obligatorios desde el próximo 17 de junio). Segundo, establece que se brinden programas escolares de educación en nutrición.
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—Ley completa—
Sin duda que esta importante medida completa las disposiciones de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes. Recordemos que las cinco grandes disposiciones de esta normativa son programas de educación escolar en nutrición, actividad física, monitoreo de los índices de sobrepeso y obesidad infantil mediante un observatorio, creación de quioscos escolares saludables y regulación de la publicidad engañosa de alimentos procesados dirigida a los niños. Es en el ámbito de esta última disposición que se regulará la publicidad de alimentos industrializados en radio, televisión y medios impresos y se exigirá la obligatoriedad de que los alimentos procesados, ultraprocesados y bebidas azucaradas exhiban los octógonos de advertencia en la parte frontal de sus empaques.
Para un país con dramáticas estadísticas de aumento de sobre peso y obesidad en niños y adolescentes, esas medidas sin duda traerán un enorme beneficio, el cual –vamos aclarando– se verá todavía en los próximos 10 a 15 años (el mismo tiempo que demoró en producirse el daño).
Considere estas cifras, amable lector. En niños menores de 5 años, el sobrepeso y la obesidad aumentaron de 6% a 9,3% en solo 8 años (2007 a 2015). Durante ese mismo tiempo, el sobrepeso y la obesidad aumentaron de 24,6% a 32,3% en niños de entre 5 y 9 años, y de 17,8% a 26% en adolescentes de 10 a 19 años. Si a esas cifras les agregamos que el 57,9% de los adultos tiene ya sobrepeso y obesidad, tenemos que aceptar que el Perú se está convirtiendo poco a poco en una nación de gordos y obesos. De ahí la importancia de una ley que tenga como objeto el cambio integral en la nutrición y la actividad física de niños y adolescentes.
—Quioscos saludables—
El documento técnico es muy completo en su concepción y descripción de las características que deben tener los quioscos saludables y en las sugerencias de alimentos saludables que en ellos se deben vender como pan con palta, pan con queso, ensalada de frutas y choclo sancochado. También sugiere que las bebidas que se vendan en los quioscos no deben contener saborizantes, conservantes, colorantes, acidulantes y edulcorantes, y que deben contener menos de cinco gramos de azúcar –poco más de una cucharadita– por cada vaso de líquido. También hace una lista de los cereales y derivados, verduras y hortalizas, frutas, grasas, aceites, leche y derivados, y leguminosas que se pueden vender. Es importante la recomendación de que los alimentos y bebidas deben adaptarse a los alimentos locales de las regiones del país.
—Educación escolar nutricional—
El documento técnico brinda lineamientos generales para que los ministerios de Salud (Minsa) y de Educación (Minedu) coordinen la educación en nutrición del nivel inicial, primario y secundario. Algunos son conceptos básicos, como el saber distinguir alimentos naturales de los procesados y ultraprocesados –que muchos niños no conocen–, la relación entre alimentación, anemia y desnutrición, y el desarrollo de una actitud crítica para interpretar la publicidad de alimentos industrializados.
—Alimentos no industrializados—
Un asunto que ocasiona controversia es el referente al consumo de alimentos no industrializados; es decir, al consumo de los platillos peruanos tradicionales. Algunas personas cuestionan que la legislación solo incluya a los alimentos industrializados y se preguntan si debería también legislarse el consumo de alimentos naturales. Es obvio que eso no tendría ningún sentido. Pensamos que el consumo de alimentos naturales (calidad y cantidad) debe ser enfrentado con educación del público. La sociedad peruana ha tenido desde siempre lomos saltados, carapulcras, causas y decenas de deliciosos platillos y postres, pero algo ha pasado en los últimos 20 años que ha hecho que se disparen las cifras de sobrepeso y obesidad. ¿Será el ‘boom’ gastronómico que nos ha hecho comer más? ¿Será el aumento del poder adquisitivo de importantes segmentos de la sociedad? ¿Será el enorme aumento en el consumo de bebidas azucaradas y alimentos procesados y ultraprocesados? ¿O una combinación de ellos?
—Agua segura—
Este es un asunto que merece una profunda reflexión, pues nos habla de la realidad de los centros educativos del Perú. El documento técnico, además de describir las condiciones higiénicas del personal, describe la salubridad de los ambientes en que se prepararán los alimentos en los quioscos escolares. En ese sentido, dice que la disponibilidad de agua limpia debe estar garantizada en el centro escolar. Al preguntarle en mi programa radial a una de las encargadas de la elaboración del documento técnico sobre cómo se entendía el término ‘agua segura’, nos dijo que ese asunto se había discutido en el comité, y una posible solución –para escuelas sin agua potable– era que los manipuladores de alimentos tengan dos tipos de baldes de agua: uno para lavarse las manos y las frutas, y otro para la limpieza de los utensilios. ¡Es desmoralizador que un país que está aspirando ser incluido en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tenga más de 25.000 escuelas sin acceso al agua potable!
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