La salud mental de los hijos es muy importante para su desarrollo y crecimiento. Sin embargo, algunas veces los padres no saben si su manera de actuar se debe a un capricho o es que realmente están teniendo momentos incómodos en su vida. Para saber cómo actuar y si es necesario realizar una visita al psicólogo revisa el siguiente cuestionario.
Si usted conoce la personalidad de su hijo, reconocerá anomalías en su comportamiento que motivarán su preocupación. Aunque, evidentemente, no siempre es el caso, consideremos el ejemplo de que el carácter de su hijo es activo y sociable; supongamos, entonces, que durante una semana o más muestra una actitud completamente contraria como, por ejemplo, dar cuenta de unos silencios prolongados mientras juega o está en reuniones familiares.
En ese caso, antes de tomar cualquier decisión respecto a si su hijo debería ir o no a consulta psicológica, “lo instintivo debería ser tratar de hablar con el niño respecto a qué le está pasando y qué situación estaría causándole malestar para arreglarlo entre todos”, explica Viviana Restrepo, coordinadora de la especialización en Neuropsicopedagogía Infantil de la Universidad de Antioquia.
Debe conocer si usted hace más pataletas o se queja más que su propio niño. Sí, tal como lo lee. “Muchas veces, los padres responden con actitudes agresivas o lloronas frente a niños que presentan esas conductas”, explica María Carolina Sánchez Thorin, docente de la maestría en Psicología Clínica de la Universidad del Norte.
“Pero un padre no debería interpretar estos comportamientos erráticos como un ‘mal comportamiento’. La ecuación no es tan simple”, continúa. En este sentido, añade que todo padre debería poder (dentro de un esquema de límites) decir: “Entiendo que estás bravo o pasas por un momento difícil”. ¡Apuéstele a la comunicación más que al juicio!
Dos índices claves del bienestar son el sueño y la alimentación. “Si sus ritmos normales del sueño empiezan a ser diferentes por dos semanas o un mes, o si el niño come mal sin una razón orgánica (como un virus), puede ser una señal de que algo ocurre psicológicamente”, explica Viviana Restrepo.
“Tenga en cuenta que aunque los niños presentan más horas de sueño, entre 9 y 11 horas, van a estar supeditados a las actividades familiares”, comenta la doctora, así que no sobreinterprete los cambios de su hijo. No obstante, Diana Riaño, coordinadora del área comportamental de la maestría en Psicología Clínica de la Universidad Javeriana, señala que “cualquier actitud que imposibilite a un niño para hacer otras actividades, para dormir y alimentarse bien, debería ser motivo para que un padre lleve a su hijo a terapia psicológica”.
Aunque usted sea su papá y quizá lo conozca mejor que nadie, debe reconocer que su hijo se desempeña en contextos diferentes, como el colegio, del que usted no está siempre pendiente.
El contexto escolar es fundamental para entender qué comportamientos presenta un niño más allá del ámbito familiar.
“Es raro que un niño no quiera ir al colegio si todo está funcionando bien para él en ese contexto”, explica Viviana Restrepo. “Por eso, la desmotivación escolar y la dificultad en sus relaciones sociales (que le cueste conseguir amigos, que se queje de estar solo o que nadie quiera estar con él) son señales que debe tener en la mira para entender mejor su comportamiento”, añade la experta.
Pregúntese qué tan preocupado está para afrontar una situación anómala de su hijo.
“Los niños son muy hábiles tanto informándose como ocultando lo que sienten”, dice la doctora Riaño.
No debe ser ingenuo, en este caso. “Cuando están inquietos por algo buscan mucho en internet respuestas a sus preguntas; si tuvieron miedo hablando en público, buscan qué significa, qué problema puede acarrear. Por eso es clave escucharlos y preguntarles, si usted se ve impotente, si quiere o no ir a un psicólogo”.
Por último, Diana Riaño recomienda que, como padre, se haga un autoexamen honesto: ¿quiere llevar a su hijo al psicólogo por no poder estar pendiente de sus cambios y comportamientos o porque definitivamente sí agotó sus recursos para asegurar su bienestar?
“A veces, estar preocupado por un cambio de hábito es suficiente para llevar al niño al psicólogo. Depende, también, de qué tan seguro está el padre de enfrentar esa preocupación”, dice.
GDAEl Tiempo - Colombia
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