¿Qué llevó a la muerte de Kevin, niño autista de 10 años? ¿Fue la indiferencia, el descuido, el desprecio? De lo que podemos estar seguros es que en el país todavía existe un profundo desconocimiento acerca de lo que es el trastorno del espectro autista (TEA) y la forma adecuada de lidiar con ello. Conversamos con Werner Vásquez, pediatra del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN), para conocer los puntos claves para entender esta condición.
1. Características básicas
Vásquez explica que la forma en la que se presenta el TEA en cada niño varía, ya que existen distintos grados, unos más leves y otros más severos. Sin embargo, casi todos estos cuadros comparten tres características.
En primer lugar están las dificultades para la sociabilización. Les cuesta interactuar con los demás y no fijan la mirada con sus interlocutores. En segundo lugar están las dificultades en el lenguaje (oral o gesticular). Esto puede variar según el grado; por ejemplo, en los casos más graves los niños con el TEA no hablan. La última característica en estos menores son los comportamientos repetitivos, como el hacer un gesto específico en una situación en particular.
2. Indicadores
Es función del pediatra, antes de que el niño cumpla un año, detectar algunos indicadores del TEA. Pero los padres también tienen que estar atentos. Por ejemplo, un bebe que no sonríe ni hace contacto visual con su madre o padre al menos entre el segundo y tercer mes de nacido, puede ser un caso sospechoso de autismo. El diagnóstico se puede confirmar a partir de los 2 o 3 años a través de pruebas.
No obstante, Vásquez sostiene que en varios casos los mismos padres se niegan a reconocer que sus hijos tienen el TEA, y por lo tanto no hay una intervención temprana. En el INSN se han llegado a diagnosticar casos de autismo en niños de 6, 7 y hasta 8 años, indica el especialista.
Otro punto importante -detalla el experto- es que algunas madres suelen pensar que su hijo es “tranquilito”, ya que no llora y está quieto, cuando en verdad se trata de un cuadro de TEA.
3. Las terapias
El tratamiento tiene que estar acompañado de diversas terapias, que varían dependiendo del grado. Una de ellas es la sensoperceptual, la cual estimula al niño a aceptar el contacto físico.
Una vez que el niño ya está en la capacidad de tolerar abrazos u otro tipo de contacto físico, se le coloca en una terapia grupal, con el fin de que desarrolle sus capacidades para socializar. Por eso es de suma importancia iniciar el tratamiento lo más temprano posible.
De acuerdo a Vásquez, muchos chicos con autismo leve se recuperan bastante, llegando a tener prácticamente una vida como cualquier otra persona. Respecto a los casos severos, es posible alcanzar una independencia parcial con el tratamiento adecuado. Cuando no se realizan las terapias necesarias, el niño se aísla y su cuadro empeora.
4. Una forma de actuar adecuada
La poca información acerca del TEA lleva a que en ciertas situaciones se tilden a estos niños como malcriados, ya que les cuesta comunicarse y no miran a las personas que les hablan. No se les debe encasillar de esa manera.
Para Vásquez, si uno se encuentra con un niño que tenga signos de autismo y este está solo en la calle, el comportamiento adecuado no es alejarse, sino observarlo, vigilarlo, y quedarse con él hasta que lleguen las autoridades.
5. El autismo y las vacunas
El británico Andrew Wakefield publicó un estudio en el que establecía una posible conexión entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) y el autismo. La investigación carecía de rigor científico y contenía datos falsos, por lo que fue desacreditada. No existe ninguna prueba de que las vacunas produzcan el TEA.
No obstante, se dice que actualmente vivimos una epidemia de autismo. Pero hay que tener en cuenta que en los años 90 solo se diagnosticaban los casos severos; además, las técnicas de detección de esta condición han mejorado. Por lo tanto, puede que solo se esté identificando a un grupo que siempre fue mayor.
Hay que tener en cuenta también que existen tres tipos de TEA. En el primero los síntomas aparecen antes de los 12 meses de nacido. El otro se caracteriza por avances motores lentos, que llegados a un punto se detienen, es decir, no hay un mayor desarrollo. El último es peculiar, ya que las habilidades del menor se desarrollan sin ningún problema, pero cuando el niño cumple los dos o tres años, ocurre una regresión. Este tipo de TEA es el que ha dado cabida a asociar el autismo con las vacunas.
Vásquez, como parte del servicio de medicina en el adolescente del INSN, no solo busca concientizar acerca del autismo y otros temas de salud a través de sus conocimientos como médico. También lo hace a través de historietas que el mismo diseña.
Estas son algunas de ellas...
Actualmente, el servicio de medicina en el adolescente del INSN está trabajando en una campaña gráfica para dar a conocer las vulnerabilidades y necesidades de los grupos minoritarios de jóvenes, como los chicos con TEA, síndrome de Down y aquellos que son minorías sexuales.
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