Despidos masivos, gente durmiendo en la oficina y rumores de una posible quiebra. Esta descripción encaja perfectamente en la coyuntura que vive Twitter actualmente. Sin embargo, en realidad es lo que le pasó a Tesla en 2018, cuando Elon Musk luchaba por construir su vehículo para el mercado masivo, el Model 3.
Una situación similar se vivió en la otra empresa del multimillonario, Space X. De esas experiencias sofocantes, Musk parece haber sacado una guía para administrar sus empresas; que, efectivamente, lograron supera los inconvenientes.
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De acuerdo a The New York Times, la experiencia del empresario, qué el mismo denominó como el “infierno de la producción” de Tesla se ha convertido en un modelo para la crisis que ha creado en Twitter, que compró por 44.000 millones de dólares el mes pasado.
David Deak, quien trabajó en Tesla de 2014 a 2016 como gerente senior de ingeniería supervisando una cadena de suministro de materiales para baterías, dijo que Musk “claramente prospera en circunstancias existenciales”, según señala el medio estadounidense. “Él casi las crea para encender el fuego debajo de todos”, agregó.
El compromiso total de Musk con una empresa a menudo es inspirador, pero también puede volverse tóxico y generar una cultura de miedo y chivos expiatorios, dijeron tres exgerentes de Tesla y SpaceX.
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