Un grupo de investigadores ha demostrado que el acto de pulsar una tecla tras otra puede servir para detectar enfermedades neurodegenerativas. En base a ello, estos científicos desarrollaron un sistema que analiza patrones al teclear y con ello identifica el deterioro en las habilidades psicomotoras.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Se trata de un software llamado NeuroQwerty, que es capaz de registrar la velocidad de tecleo, repetición de errores, la fuerza con la que se golpea el teclado y lo rápido que se libera cada tecla. Luego de obtener todos esos datos, los analiza para encontrar cambios que puedan indicar un deterioro psicomotor.
La idea es tan innovadora, aseguran los creadores, que han tenido que construir el algoritmo que les permita medir su eficacia desde cero. “Con la fiebre, podemos saber que algo pasa cuando se pasa de 36 a 38 grados, pero nosotros hemos tenido que inventarnos nuestro propio termómetro”, agrego.
Para probar la validez de NeuroQwerty, los investigadores usaron el programa con un grupo de personas sanas. Primero les hicieron escribir un párrafo durante el día. Después, para inducir un estado de deterioro de sus habilidades, los levantaron en mitad de la noche para que volvieran a escribir. El experimento, realizado con 14 voluntarios de distintas lenguas y países, se repitió pasados unos días.
Los resultados de este ensayo arrojaron que, en el estado de inercia del sueño, los voluntarios se volvían hasta un 15 por ciento más torpes.
En un segundo estudio, los participantes fueron una veintena de enfermos de Parkinson en fase precoz y, como grupo de control, una quincena de familiares. Los resultados preliminares muestran también este mismo patrón de pérdida.
Una de las ventajas del programa es que trabaja sin afectar el uso cotidiano del teclado. NeuroQwerty registra las pulsaciones y envía sus datos a los servidores del proyecto donde se modelan matemáticamente. Cualquier persona puede instalarlo y ayudar a afinar el modelo computacional.
Los autores esperan crear a medio plazo una interfaz gráfica para que el propio usuario pueda monitorear sus datos.
Estudios neurológicos de la forma de teclear han mostrado que todo el proceso no dura más de 100 milisegundos, y la mayor parte del tiempo (el 77%) es para la liberación de la tecla. Pese a su brevedad, cada pulsación activa la corteza motora primaria, el área motora suplementaria, los ganglios basales y el cerebelo.
“Es la métrica más robusta e independiente de tus habilidades previas de tecleo. A diferencia de la destreza al escribir, o si se hace con dos dedos o todos, la pulsación de la tecla es una mejor ventana a lo que pasa en el cerebro”, dijo el Dr. Álvaro Sánchez, responsable de la investigación.
Fuente: Unocero.com