La hotelería suiza apuesta por la Inteligencia Artificial (IA) para paliar su persistente falta de personal, contrariamente a otros sectores que temen que esa herramienta suprima miles de empleos.
Los profesionales del sector que participaron esta semana en la Cumbre de Hotelería celebrada en Zúrich encaran un verano ajetreado con una escasez de cocineros, recepcionistas y personal de limpieza.
En un puesto, la empresa Avatarion Technologies expone robots de 1,20 metros que pueden acoger a los huéspedes en las entradas de los hoteles. Uno de ellos utiliza el programa de inteligencia artificial ChatGPT.
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A la pregunta “¿Dónde puedo pedir un café?”, un robot que fue programado únicamente para ayudar a los clientes a registrarse o a consultar los horarios de los trenes y de los aviones, responde: “solo soy un robot, no puedo preparar un café”.
Pero el segundo, que usa ChatGPT, le puede decir al cliente dónde comprar uno.
“Antes, se usaba el aprendizaje automático” que consiste en enseñar al robot “las diferentes variantes de una pregunta” y “la respuesta que puede dar”, explicó a AFP Jean-Christophe Gostanian, fundador de Avatarion.
“ChatGPT aporta una forma de inteligencia”, que puede, por ejemplo, permitir al robot explicar en qué consiste “un masaje de aloe vera” que forme parte de la oferta del hotel.
Además tiene una “mejor comprensión del lenguaje”. “Le puedo hablar en francés, inglés, alemán, chino y él va a entender”, destacó, afirmando que esto puede ayudar a los recepcionistas.
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Avatares
Gostanian presenta también una aplicación que permite hablar con un avatar utilizando un teléfono inteligente o una tableta para conocer los servicios de un hotel, pedir la cena o reservar un masaje en el spa.
Para los hoteleros, los datos recopilados por esta aplicación pueden ayudar con el tiempo a predecir mejor el comportamiento de los clientes y sus expectativas.
Puede ayudar a proyectar a qué hora se va a liberar una habitación para organizar mejor el servicio de aseo o para bajar automáticamente la temperatura de la habitación una vez que el cliente se haya ido y recortar la factura eléctrica, explicó.
Según Christian Laesser, profesor de la Universidad de St-Gallen, pese a los altos precios que se paga en Suiza, “los márgenes de negocio del sector son muy bajos” y esto “limita las posibilidades de aumentar los salarios”.
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Pierre-André Michoud, que tiene un hotel de 36 habitaciones en Yverdon-les-Bains, contó que en Suiza contratar un recepcionista cuesta tres veces más que en Francia o en Alemania.
“Pero mis precios no pueden ser tres veces más altos”, explicó.
En Suiza, la tasa de desempleo fue de 1,9% en mayo y la hostelería es uno de los sectores que más dificultades tiene para encontrar personal.
Claude Meier, director de la federación del sector Hôtellerie Suisse, dijo que esto limita a los hoteleros y por ejemplo hace que “sólo puedan abrir la terraza en la noche” ya que no tienen suficiente personal en la tarde.
Por eso, alienta a los hoteleros a reflexionar sobre las “soluciones tecnológicas a su disposición” para las tareas que pueden automatizarse, para que el personal se concentre en las relaciones humanas.
“De aquí a diez años, la tecnología va a traer grandes cambios y estoy seguro de que nuestro sector puede beneficiarse”, afirmó.
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