Lynnette Hardaway y Rochelle Richardson, más conocidos como Diamond y Silk, es un dúo web pro Trump que saltó a la fama durante la campaña presidencial de Donald Trump y que fueron tema de debate en el Congreso de EE.UU. durante una disertación de supuesto sesgo por parte de Facebook a conservadores.
La Cámara celebró este viernes una audiencia sobre el sesgo percibido contra los conservadores en Facebook y otras redes sociales. La audiencia aparentemente giró en torno a “cómo las empresas de medios sociales filtran contenido en sus plataformas”, informa el sitio “TechCrunch”, y se centró en el caso de Diamond y Silk.
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“Facebook usó un mecanismo para disminuir nuestro alcance al restringir nuestra página para que nuestros 1.2 millones de seguidores no vieran nuestro contenido, silenciando así nuestras voces conservadoras”, dijeron Diamond y Silk en su testimonio.
“No es justo que estos Giant Techs [sic] como Facebook y YouTube saquen la alfombra de debajo de nuestra plataforma y nuestros pies y pongan su pie sobre nuestro cuello para silenciar nuestras voces; no es justo para ellos tener un fuerte control sobre nuestras finanzas ”.
El dúo acusó sin fundamentos las acciones de Facebook como un acto deliberado de censura política. Hecho que tuvo a republicanos apoyando a las celebridades de redes sociales a la vez de solicitar explicaciones de sus afirmaciones; y a demócratas señalando la falta de pruebas sustanciales-.
Por otra parte, la pareja negó haber recibido un pago por parte de la campaña de Trump. La evidencia pública demuestra lo contrario. Según lo documentado en la Federal Election Commission, ellos recibieron un abono de 1.274 dólares por “consultoría de pago”.
Durante la audiencia de Mark Zuckerberg ante el Senado, el congresista Joe Barton preguntó por qué Facebook calificó al dúo como “inseguro para la comunidad” cuando fueron censurados. El empresario dijo que fue un “error de aplicación” y que había estado en contacto con ellos para revertir el inconveniente.
El representante de California Ted Lieu calificó la audiencia de “estúpida y ridícula”. Mientras que la periodista Taylor Hatmaker de “TechCrunch” dijo que se trató de una especie de ejercicio de hiper-partidismo ocioso, donde lo único rescatable es ver a creadores de contenido reclamar por su monetización en redes sociales.