TOKIO. La muerte de Satoru Iwata, presidente del gigante de los videojuegos Nintendo, supone la desaparición de un ícono de la industria, un firme defensor de la innovación que nunca dejó de amar el producto que hacía.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
A diferencia de referentes más veteranos del videojuego nipón, como pueden ser Hiroshi Yamauchi (antiguo presidente de Nintendo), Shigeru Miyamoto (creador de Super Mario) o Ken Kutaragi (considerado padre del Playstation), Iwata se interesó desde joven por las consolas y juegos.
Nacido en Sapporo (norte de Japón) el 6 de diciembre de 1959 e inmerso en la electrónica desde que estudiaba secundaria, comenzó a programar para HAL, estudio de desarrollo subsidiario de Nintendo, mientras se licenciaba en computación en el prestigioso Instituto Tecnológico de Tokio.
HAL lo acabó contratando en 1982 y ahí jugaría un papel clave en la creación de Kirby's Dreamland, juego para Gameboy que supuso el inicio de una larga y exitosa franquicia para Nintendo.
Un año después sería puesto al frente de este estudio (abocado a la quiebra en ese momento), cuyo rumbo lograría enderezar. Más tarde Yamauchi, presidente que luego fue sucedido por Iwata, decidió llevarlo a la sede central de Nintendo en Kioto en el 2000.
Dos años más tarde, el propio Yamauchi, hombre que con 20 años se había puesto en 1949 al frente de Nintendo, eligió a Iwata como la nueva cabeza de la empresa.
Convertido en el primer presidente de la compañía no perteneciente al clan de la familia fundadora, Iwata afrontó y superó con creces su primer gran desafío: lanzar al mercado dos consolas que renovaban la experiencia de jugar sin encarecer aún más los cada vez más abultados costes de desarrollo.
Los dos aparatos, Wii y la portátil DS, fueron grandes éxitos comerciales que volvieron a situar a Nintendo en la vanguardia de la industria al tiempo que el rostro de Iwata empezó a ser cada vez más reconocido por los fans del medio dada su insistencia por aparecer, en directo o a través de teleconferencia, en todo tipo de actos y presentaciones.
En sus últimos años tuvo que encarar un bache financiero y la tibia recepción de nuevos productos como Wii U, algo que finalmente impulsó la entrada de la compañía en el mercado de los videojuegos para smartphones, un nuevo desafío que la empresa deberá afrontar ahora sin la experiencia de su icónico presidente.
Iwata también afrontó en este periodo un cáncer en el conducto biliar que le obligó a reducir sus siempre esperadas apariciones públicas tras pasar por el quirófano en el 2014. Lamentablemente, el tumor finalmente segó su vida el pasado 11 de julio a la edad de 55 años.
Fuente: EFE