Cuando gran parte del mundo la conoció por primera vez, lo hizo viéndola vestida como escolar, agitando impaciente un lápiz mientras espera el timbre de salida que pondrá fin a una clase aburrida. Al sonar, los alumnos empezaban a salir de los salones solo para unirse a la coreografía que Britney Spears realiza en los pasillos, mientras canta el que será su primer hit. En ese entonces, una línea de aquella canción pasó casi desapercibida, aunque marcaría el destino de la núbil cantante: “My Loneliness is killing me”. “Mi soledad me está matando”.
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“… Baby One More Time” fue uno de los videos más famosos de su álbum homónimo, grabado desde agosto de 1997, cuando Spears tenía solo 16 años. Sus padres estaban aún casados y su madre Lynne y sus hermanos Bryan y Jamie-Lynn eran muy cercanos a ella. Lejos estaban los días en que su padre, James Parnell Spears, tomaría el control absoluto de su vida como si fuera, ya no una niña, sino una persona perturbada, incapaz de valerse por sí misma.
Tras el lanzamiento de aquel primer disco, Britney logró fama y éxito inmediatos, lo que ayudó, además, a revitalizar la escena pop entera a su alrededor. ¿Britney era acaso un producto de la industria o una rebelde desde adentro? ¿Había llegado para ser una más o para hacer a las otras mejores?
Tras su aparición, paulatinamente, MTV cambió las camisas de franela a cuadros y el repertorio grunge o post grunge que aun protagonizaba la mayoría de su programación, para darle más cabida a las estrellas femeninas que brillaban con temas pegajosos y coreografías que exigían una singular destreza. Talentos distintos para tiempos distintos.
Una pionera
No fueron pocas las cantantes que, inspiradas por el influjo de la precoz artista nacida en McComb, Misisipi, el 2 de diciembre de 1981, ensayaban coreografías y maneras de niña/mujer para calar en esos millones que habían corrido a las discotiendas a comprar “… Baby One More Time” y capturar algo de ese público. Algunas quedaron pronto en el olvido y otras trascendieron gracias a su innegable talento. Christina Aguilera, Pink o Jessica Simpson, solo por citar algunas, empezaron a destacar paralelamente a Britney, aunque ninguna pudo quitarle el apelativo que se había ganado por derecho propio: “Princesa del pop”.
A fines del siglo XX, Madonna seguía brillando gracias a álbumes como el elogiado Ray of Light (1998) que lanzó, además, cuando tenía la edad que hoy cumple Britney. Su influencia en las artistas de la siguiente generación es palpable. Pero, así como no se entendería el devenir de la música pop desde los años 80 hasta el siglo XXI sin Madonna, tampoco puede entenderse el del siglo XXI sin Britney Spears. Su look, sus coreografías y su presencia en el escenario imponen condiciones hasta hoy.
Pero, ¿Puede una artista pop, a la que los puristas o los críticos más exigentes usualmente subestiman, extender su influencia sobre cantantes que aparecen en la escena 20 años después que ella? Sin una voz excepcional o una música compleja como base para sus éxitos, Britney, sin embargo, interpretaba canciones con las que el público juvenil se identificaba muy fácilmente. Por esa misma razón, aquel primer hit se convirtió en uno de los más exitosos de la historia, con 10 millones de copias vendidas alrededor del mundo. Las carreras de estrellas actuales como Taylor Swift, Katy Perry, Ariana Grande, Lady Gaga o Miley Cyrus tampoco se entenderían sin la influencia de Britney Spears. Todas, de alguna manera, son consecuencia de ella.
Precisamente, varias se unieron a la campaña #FreeBritney, que buscaba librarla de la tutela obligatoria a la que la tenía sometida su padre desde el 2008 y que marcó los últimos años de su vida. James Spears, por supuesto, aseguró que esa campaña era “una farsa” e intentó desestimar y manchar a los activistas tildándolos de “conspiranoicos”.
Como una muestra de empatía, admiración, cariño y sororidad, Cyrus, Perry y Christina Aguilera se unieron a Mariah Carey y a Paris Hilton, además, en la creación de un fondo para apoyar a Britney en la batalla legal contra su padre que, para su satisfacción y las de sus millones de seguidores alrededor del planeta, tuvo un final feliz hace apenas unas semanas.
Una lucha que se hizo interminable
“Sus planes ahora son vivir tranquila. Quiere estar más tiempo con sus hijos, Sean Preston y Jayden James Federline. Ya lanzará música cuando sea el momento. A estas alturas, Britney Spears no tiene que demostrarle nada a nadie”, nos dice Jhonatan Arango, fundador y presidente de All Britney Perú, el club de fans oficial de la cantante en nuestro país. Creado el 2007 –tras el lanzamiento del disco “Blackout”- y, según nos cuenta, oficializado por la misma disquera Sony poco después, tiene unos 800 miembros que participan desde todos los rincones de la nación y ha contado con sedes en Trujillo o Chimbote. Por estos días, unos 100 integrantes activos participan todos los días en divertidas conversaciones sobre su artista favorita en un grupo de WhatsApp que olvida las tensas discusiones políticas que nos abruman para concentrarse en la actualidad de la eterna Princesa del Pop.
Como fans, han seguido de cerca el proceso de su tutela durante los casi 13 años que esta estuvo vigente y, por supuesto, coinciden en afirmar que el gran villano es su padre. Eso, a pesar de los juveniles, agitados e intensamente nocturnos años de la artista. Una joven como cualquiera, después de todo, que vivió numerosas polémicas. “La relación con su papá nunca fue fluida –afirma Jhonatan, conocedor al detalle de la biografía de la artista-. Ahora mismo no tiene a nadie de su familia con quien pueda contar. Solo su novio desde hace 5 años, Sam Asghari, con quien ya anunció que se va a casar”. Sin embargo, las muestras de afecto y de preocupación por su situación legal, por su estado de salud o por su aspecto emocional le han llegado desde todos los rincones del planeta. “Esta es una situación muy peculiar, porque muchos comenzaron a oírla de chicos y hoy son profesionales, abogados. Muchos de ellos han ayudado a que se haga viral la campaña #FreeBritney y tenga el eco suficiente como para ejercer presión sobre quienes la sometían a una tutela abusiva. Puede decirse que es la primera vez que una artista es salvada por sus propios fans”, indica Arango.
Las cantantes Aly & AJ coincidieron hace poco con esta versión: “Los aficionados son increíbles. Literalmente, ayudaron a Britney. Nunca subestimen a la gente a la que le importa algo”.
El documental Britney vs Spears, estrenado recientemente en Netflix, cuenta al detalle la lucha legal que ha llevado a cabo Britney para poder retomar su vida con total libertad y disponer de su destino como cualquier persona de 40 años que cuenta, por si fuera poco, con un patrimonio de casi 60 millones de dólares del que no podía tocar ni un centavo sin autorización de su padre. Cuentan sus fans que no fueron pocas las veces en que tenía que esperar horas para confirmar que le dieran permiso –o no- para comerse una hamburguesa en un McDonald’s o las maniobras que tenía que hacer para comprarse unas zapatillas de diario haciéndolas pasar como “vestuario”.
Parecen dos detalles pueriles, pero verse obligada a vivir así todos los días de su vida, mientras trabaja para mantener el estatus económico de sus opresores, era una realidad terrible. A pesar de ser tratada como si tuviera “demencia”, según un diagnóstico del equipo médico que la evaluaba bajo supervisión de su padre, Britney era capaz de ensayar, preparar coreografías y concebir shows y giras, solo para trabajar incansablemente como una especie de “escape” al encierro al que era sometida, pero que la llevaba, al final, a beneficiar a otros con ese intenso trabajo. Según declaró ella misma en una de sus últimas presentaciones ante el juzgado para librarse de la tutela, familiares suyos recibían elevados sueldos de sus ganancias, lo que consideró “abusivo y absurdo”.
“La gente que me hizo esto no debería quedar impune”, dijo Britney en aquella oportunidad. Allí detalló que tuvo que trabajar y hacer giras bajo presión de ser demandada por su propia agencia de manejo. “Fue amenazante y aterrador y por la propia tutela no podía conseguirme un abogado”, aseguró. Compartió sus miedos y su hastío frente a esa situación, cuestiones que, en un momento, ni siquiera le permitieron concentrarse en su trabajo. Eso ocasionó que le quitaran la medicación, se la cambiaran por litio y la encerraran. Sobre eso, dijo que su familia no solo no hizo nada, sino que su papá estaba de acuerdo “y disfrutaba cada minuto el control que tenía sobre alguien tan poderosa como yo”.
Después de eso, le confesó al mundo que cada vez que dijo que estaba bien en los últimos años, había mentido para tratar de convencerse a sí misma de que era así, porque solo de ese modo pudo seguir adelante.
Prisión dorada
Sus últimas grandes presentaciones fueron en Las Vegas, en un espectáculo llamado “Piece of Me”, con el que realizó 248 shows entre diciembre del 2013 y diciembre del 2017. Allí vendió ¡916 mil 184 tickets!, lo que significa que casi un millón de personas fue a verla a la ciudad de los casinos en esos 4 años, por lo que sus ganancias ascendieron a 137.7 millones de dólares en ventas de taquilla. La gira “Piece of Me”, que tuvo lugar el 2018 y que la llevó a 9 países, vendió 260 mil 532 tickets, alcanzando los 54.3 millones de dólares en venta de taquilla. A causa de la tutela, Britney trabajaba sin parar, pero no podía tocar un centavo de sus ganancias, que eran completamente manejadas por su padre y por el abogado que él había decidido que los asesorara, rechazando en repetidas oportunidades los cambios que Britney exigía.
De hecho, uno de los incidentes más llamativos de esta etapa se muestra en el documental Britney vs Spears, cuando una periodista de la revista Rolling Stone, conocida y apreciada por Britney, se alojó con discreción en un hotel donde sabía que ella también estaba e ingresó subrepticiamente a un baño de damas en el que esperó que la cantante ingrese a escondidas de su seguridad, para poder firmar el documento en el que solicitaba el cambio de abogado por uno que ella había elegido. Sin embargo, una vez más, el juez desestimó su pedido.
El 2019, Britney realizaría una nueva residencia en Las Vegas que llevaría por nombre “Domination”. Finalmente, la artista, aparentemente harta de la situación, se negó a realizarla aduciendo motivos familiares. Poco después, ocurriría el episodio de cambio de medicación por litio que ella contó frente a la corte y sería internada en una clínica a la fuerza y completamente aislada por un tiempo indeterminado. Para sus fans en todo el mundo, esto era una represalia evidente de su padre por hacerlo perder los ingresos que esperaba de los shows cancelados. La atención en redes sociales hacia su caso aumentaba exponencialmente y #FreeBritney empezó a cobrar fuerza durante el 2019.
Sus fans en el Perú
“Para mí, Britney Spears es un hito en la historia, ha roto records en ventas, ha vendido millones de discos, tiene a los fans más grandes que cualquier otro artista quisiera tener, tiene ángel y carisma, solo verla transmite paz; sus canciones y desenvolvimiento son únicos y característicos. La mayoría de artistas pop de hoy la admira y ha sido la inspiración para muchas. Cada una de esas cosas y más me hace admirarla tanto”, nos dice Jhonatan Arango, presidente del club de fans All Britney Perú. Él la vio por primera vez a través de los videos que salían en Uranio 15, aquel canal musical de los 90 que muchos aún recordamos con cariño. Tenía unos 15 años y “Crazy”, tercer sencillo extraído del disco “… Baby, One More Time”, le cambió la vida. Desde entonces soñó con formar su propio club de fans y, como vemos hoy, lo ha logrado. A sus 34 años y convertido en profesor de inglés, comenzó también en su adolescencia su colección de memorabilia de Britney Spears que incluye más de 500 discos en distintas ediciones lanzadas en Europa, Estados Unidos o Asia, y objetos como muñecas, cards, posavasos, relojes, polos de conciertos, revistas del mundo en las que ha sido portada, perfumes o secadoras de pelo relacionados con la artista, hasta llegar a sumar unas 2500 piezas. Según su propio testimonio, es el mayor coleccionista de Britney Spears en el Perú y uno de los mayores en América y el mundo, por lo que está clasificando cuidadosamente todo lo que tiene y preparando su documentación para inscribirse en los Records Guinness.
“Tenemos un grupo de WhatsApp de los coleccionistas más reconocidos de Britney en el mundo y ahí intercambiamos cosas o nos mostramos fotos de otras que tenemos. Así he tomado la medida de cómo va mi colección. Hay otras dos colecciones fuertes en Latinoamérica, pero aquí en el Perú, sin duda, la mía es la mayor”, afirma Jhonatan, quien también tiene un podcast en Spotify de nombre Britneynnial, donde cada semana cuenta novedades sobre ella. Para él, como para otros fans, Britney marcó tendencia desde el principio de su carrera y lo sigue haciendo hoy, aunque no lance un disco desde Glory (2016), bautizado así por pedido de uno de sus hijos.
Jhonatan celebrará su cumpleaños dándole play todo el día a ese último disco a través de Spotify, donde unos 24 millones y medio de oyentes mensuales demuestran que, a sus 40 años, Britney Spears, ídolo juvenil de millones en los 90, sigue tan vigente como siempre. Sus fans en el Perú abrirán hoy un Space en Twitter –desde la cuenta oficial @AllBritneyPeru- para celebrar su carrera, su cumpleaños y, sobre todo, su recobrada libertad, con los hashtags #ITSBRITNEYBITCH –en referencia a su canción Gimme More- y #HAPPYBIRTHDAYBRITNEY. Aunque esta vez no podrán ofrecerle un regalo en persona, ya lo hicieron el 2011, cuando Britney vino al Perú. Conociendo que ella colecciona ángeles de todo tipo, le obsequiaron un ángel cusqueño que llegó a ella a través de una de sus asistentes más cercanas.
Retomando su vida
Setiembre de este año fue un mes muy especial, no solo para su vida actual, sino para su futuro. Britney Spears fue nombrada como una de las personalidades más influyentes por la revista Time, anunció el compromiso con su novio y logró, por fin, ponerle fin a la abusiva tutela que su padre ejercía sobre ella. Tras la noticia, el mundo se volcó a su favor y las felicitaciones de diversas personalidades fueron eco de ese cariño global. Donatella Versace se alegró por su “recuperada y merecida emancipación”. Paris Hilton, su antigua compañera de juergas, le dedicó estas palabras: “Eres el alma más resistente, amable e inspiradora. ¡Todos te amamos! ¡Tus mejores días están por llegar!”. Lady Gaga, por su parte, confesó: “He amado a Britney Spears durante toda su carrera”.
También la felicitaron y la celebraron la diseñadora de moda Vera Wang, las cantantes Courtney Love o Dionne Warwick, el presentador Andy Cohen, o las actrices Tara Reid y Nathalie Emmanuel. Cher, incluso, la invitó a irse de vacaciones con ella apenas pudiera. La misma Britney expresó su emoción en redes sociales: “Dios mío, es una locura lo mucho que los amo. ¡Creo que voy a seguir llorando el resto del día!”, les dijo a sus fans, ya liberada.
La actriz Mia Farrow, sin embargo, además de alegrarse, se refirió a cuestiones fundamentales que, más pronto que tarde, deberán ser respondidas: “¡Estoy muy feliz por Britney! La pregunta es... ¿Cómo fue legal este abuso? Le quitaron sus derechos y libertades, la mantuvieron encarcelada y vigilada, se llevaron a sus hijos y su dinero, le obligaron a trabajar. ¿Cómo se permitió esto durante 13 años?”.
Cantante, bailarina, coreógrafa, compositora, actriz, productora de espectáculos, diseñadora de modas, empresaria, revolucionaria de la música pop. Britney Spears cumple hoy 40 años siendo, nuevamente y por fin, dueña de su vida y de su destino.
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