Tras atravesar un camino de tierra entre montañas nevadas, una pareja de jóvenes llega en moto a un depósito que parece abandonado para pasar la noche juntos. Un incendio los sorprende en medio de la madrugada. Cuando intentan reaccionar, la historia se detiene. Años después, la aparición de un cadáver en el mar y la llegada de un misterioso ferry precipitan la revelación de los más sórdidos secretos de los vecinos de un pequeño pueblo islandés. El clima parece tan cruel como muchos de sus habitantes. ¿Cómo se relaciona todo?
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Dentro de la maletera de un vehículo en movimiento, una mujer despierta e intenta liberarse sin éxito. De pronto, encuentra una llave inglesa que toma con la seguridad de quien sabe que un golpe con ella podría liberarla de su captor cuando el auto se detenga. No sabemos nada más. La acción se corta y pasa a lo ocurrido 12 días antes de la llave, la maletera y el vehículo.
Frente a las oscuras y solitarias orillas del Mar Báltico, un hombre baja de un automóvil cargando un pesado paquete. Solo los faros iluminan a medias el lugar, mientras empieza a cavar una tumba: aquel paquete, hasta hace unas horas, respiraba.
Otra víctima está en su casa, en su cama. Tiene cosidos los ojos y la boca. No tiene más de 6 años. Es una niña. O lo era hasta que se enteró de una verdad que no podía vivir para contar. Su pequeño cuerpecito es analizado por un agudo detective para hallar al culpable de su muerte. Las pistas aparecen en lugares insospechados de aquella misma casa.
Desde adentro de un bosque otoñal, se ve que un auto llega raudo, se interna en él, escuchando música estridente a todo volumen. La cámara no lo enfoca, permanece inmóvil, en un mismo plano que muestra solo silenciosos árboles, mientras escuchamos al auto estrellarse. Inmediatamente, el episodio nos conduce tres semanas en el futuro. ¿Hay vida más allá de la muerte?
Son cinco escenas, cinco inicios, cinco estilos narrativos y una amplia variedad de personajes tan intrigantes como las series a los que pertenecen: “Trapped” (”Ófærð”, Islandia, 2015); “The Valhalla Murders” (”Brot”, Islandia, 2020); “Deadwind” (”Karppi”, Finlandia, 2018); “Bordertown” (”Sorjonen”, 2016) o “Borderliner” (”Grensland”, Noruega, 2017), de entre la amplia oferta que llega hoy desde esa parte del mundo, son cinco perfectos ejemplos de policial nórdico, gracias al cual no solo nos hemos familiarizado con nombres casi impronunciables, costumbres muy distantes a la calidez latinoamericana o geografía gélidamente hipnotizadora, sino también con el complejo funcionamiento de sociedades en las que se forjan sorprendentes asesinos. Algunos por locura, otros por placer, algunos más por simple negocio y unos pocos depredadores en serie, refugiados en la desesperación. Todo, envuelto en el carácter glacial de narraciones sobrias, directas y con actuaciones de pavorosa precisión.
Aunque provienen de países, sociedades, costumbres e idiomas distintos, las series que hoy son parte de lo que se conoce como ‘nordic noir’, ‘artic noir’ o ‘scandinoir’, donde el arte es crimen, sospecha, duda, silencio o sombra, tienen mucho en común. Allí, la mitología escandinava parece cobrar milenarias venganzas o cerrar épicas batallas sicológicas y la geografía, tan vasta como impertérrita, es un personaje más en tramas macabras en las que el tiempo y el clima también deciden y se ofrecen sacrificios a sí mismos. Quizá por eso han hecho ¡Boom! mientras el mundo se resguardaba del virus en una cuarentena casi global. Después de todo, de lugares cubiertos de nieve u oscuros la mayor parte del año se espera que, como sus habitantes, guarden con celo misterios complejos. Entre ellos, la humanidad de sus personajes, desde los protagonistas hasta el más sencillo secundario. A diferencia de las series norteamericanas que llenan la programación del cable, los nórdicos están muy lejos de ser perfectos estereotipos, fríos o calientes por completo. Los matices y la imperfección son notorios, como en la vida real. Ni el blanco ni el negro son absolutos en estos noir de los hielos.
El crimen en la televisión emana un extraño poder de seducción. Millones de espectadores en todo el mundo crean sus propias teorías criminales frente a la pantalla, en cada serie y cada episodio, en historias que, si bien son originales, beben de una gran tradición literaria. Ahí está la trilogía “Millenium” del sueco Stieg Larsson; también su compatriota Henning Mankel (”Asesinos sin rostro”; el groenlandés Christoffer Petersen (autor de “Siete tumbas, un invierno”, y cuya cuenta de Twitter es, directamente, @articnoir), quien ubica sus historias criminales entre el hielo de Groenlandia y el Ártico; el danés Mads Peder Nordbo (”Los crímenes del Ártico”) o los islandeses Lilja Sigurdardóttir (autora de la triología “Snare, Trap and Cage”), Yrsa Sigurdardóttir (”El último ritual”) –no son hermanas-; Ragnar Jónasson (la serie de novelas “Dark Iceland”) o, por supuesto, Arnaldur Indriðason (”Invierno ártico”). De hecho, varios de estos autores han sido parte del Iceland Noir, un festival de literatura negra fundado en Reikyavik el 2013. Felizmente, ninguno de los detectives que protagoniza las series se ha visto obligado a asistir para resolver un caso.
5 ‘nordic noir’ imperdibles
“Trapped”
“Trapped” debe ser una de las series más exitosas y representativas del fenómeno nordic noir y, su protagonista, uno de los más carismáticos. Su título hace referencia a una avalancha, ocurrida en la primera temporada, que deja a los pobladores de Siglufjörður, una pequeña ciudad pesquera ubicada al norte de Islandia, sin ninguna posibilidad de salir del pueblo durante varios días. Mientras tanto, ocurren varios crímenes y muertes que son también puertas y ventanas que se abren a una realidad que pocos parecen querer saber, pero que asustan a la mayoría. Ahorcados, quemados o lanzados por los aires, los muertos empiezan a apilarse.
El protagonista es Andri Ólafsson (Ólafur Darri Ólafsson), detective que, tras un fracaso profesional, se traslada de la capital, Reikiviak, a Siglufjörður, con sus hijas y la familia de su exesposa. Los conflictos familiares son inminentes. Mientras un ferry llega desde Dinamarca cargado de pasajeros, un cadáver es hallado en los fiordos. Se piensa que el ferry es su origen. Además de la premisa inicial, el caso que se está recién iniciando nos llevará a historias y secretos que se remontan a muchos años atrás y que tienen que ver con abuso, tráfico de migrantes e imperceptibles maniobras de tenebrosos inversionistas. La premisa del “pueblo chico, infierno grande” llevada a los confines árticos.
“Trapped” ha sido creada por Baltasar Kormákur, un conocido de Hollywood y, probablemente, el director islandés del momento. El 2013 dirigió Armados y peligrosos, con Mark Wahlberg y Denzel Washington, y el 2015 hizo lo propio con Everest, superproducción que narró el trágico ascenso que protagonizaron dos expediciones en el techo del mundo. Tuvo como protagonistas a Jake Gyllenhaal, Sam Worthington y Jason Clarke. Kormákur, además, es descendiente de artistas. Su padre es el pintor catalán antifranquista Baltasar B. Samper y es bisnieto del músico y director de orquesta mallorquí Baltasar Samper i Marquès. Por si fuera poco, su propio hijo, Baltasar Breki Samper, interpreta a uno de los personajes clave en las dos temporadas de Trapped, el rebelde e incomprendido Hjörtur Stefánsson.
En la música, Rutger Hoedemaekers comparte créditos con dos celebridades internacionales del rubro nacidas en Islandia: Hildur Guðnadóttir, ganadora del Emmy por su trabajo en “Chernobyl” (2019) y del Globo de oro y el Oscar por la música de “Joker” (2019); y Jóhann Jóhannsson, nominado al premio de la Academia por las bandas sonoras de “La teoría del todo” (2014) y “Sicario” (2015), a quien se le hace una dedicatoria en la serie, pues se suicidó el 2018. La vida real, por supuesto, no está exenta de los dramas que tiñen de sangre las pantallas.
“Deadwind”
La Helsinki que retrata Karppi dista mucho de la ciudad triste y sencilla que hemos visto en las películas de Aki Kaurismäki, el más universal de los cineastas finlandeses. Esta es una ciudad moderna, donde la imponente arquitectura antigua se mezcla con edificios dotados de la más alta tecnología. De hecho, durante la primera temporada no se extrañarán las intrigas políticas y serios conflictos por el uso de la energía eólica. La complejidad de los personajes principales se hace bastante atractiva.
Sofia Karppi (Pihla Viitala), su protagonista, es una temperamental detective que acaba de quedar viuda y tiene muchos problemas para criar a sus dos hijos, el más pequeño, producto de su matrimonio y una adolescente, hija de su fallecido esposo. Karppi tendrá que demostrar muñeca para lidiar tanto con los caprichos de la joven, como con los criminales despiadados que le toca perseguir. Con una larga experiencia en la televisión de su país, Viitala tuvo un pequeño papel en “Hansel y Grethe” (2013), producción de Hollywood dirigida por Tommy Wirkola, director noruego de la delirante saga zombie nazi “Dead Snow”. El 2015, participó en la comedia “Latin Lover”, al lado de la ‘chica Amodóvar’ Marisa Paredes y Virna Lisi, en la que sería la última película de la diva italiana.
Su coprotagonista es su compañero en pantalla, el detective Sakari Nurmi (Lauri Tilkanen), con un pasado de drogas, inesperadas habilidades que incluyen el buceo y el piloteo de helicópteros, además de un insaciable apetito por la comida chatarra. Graduado el 2012 en la Academia de Teatro de Helsinki, Tilkanen viene de protagonizar “Kolkkusa” (”Hooked”, 2015-19), otra serie criminal con estupendas críticas.
Tras el estreno de Karppi –también conocida como Deadwind- en marzo del 2018, se han producido dos temporadas y 20 episodios. Aunque tiene personalidad propia, ha sido comparada con la serie suecodanesa Bron/Broen o la danesa The Killing.
“The Valhalla Murders”
Aunque está desarrollada en nuestros tiempos, “The Valhalla Murders” se inspira en una historia real, ocurrida en Islandia en los años 40, probablemente una de las más sórdidas y oscuras que hayan tenido lugar nunca en ese aparentemente tranquilo país, que tiene una policía que no usa armas de fuego y cuya criminalidad parece menor en la vida real que en la tele. ‘Logreglan’ (policía en islandés) es una de las palabras que no olvidaremos. Según cifras de las Naciones Unidas, durante el 2000 y el 2015 se cometieron, en promedio, 1,6 homicidios. El 2018 hubo solo 3 en todo el país.
Sin embargo, entre los años 50 y 70, Breidablik, un reformatorio juvenil ubicado al noroeste de la isla, fue escenario de torturas, palizas, abusos sexuales y otros terribles actos cometidos contra menores de entre 7 y 14 años. El 75% de los niños que fueron sometidos a esa espantosa experiencia terminó convirtiéndose en delincuente. Tras recibir algunas denuncias por hechos sospechosos, las autoridades investigaron a los directores del reformatorio y descubrieron con terror lo sucedido. En 1979 lograron cerrarlo.
En la serie, la detective Kata Eligsson (Nína Dögg Filippusdóttir, quien también interpreta a Agnes, esposa del detective Andri, en “Trapped”, además de tener un papel en “Case”, otra serie islandesa parte del fenómeno nordic noir) es asignada a la investigación de un posible asesino en serie que deja cadáveres regados por toda la ciudad, asesinados con un mismo método: salvajes puñaladas y cortes en los ojos. Preocupado por la repercusión que el caso tiene en la sociedad islandesa, su jefe pide ayuda a la policía noruega. Arnar (Björn Thors), un parco y misterioso detective islandés, con un pasado doloroso, vuelve entonces a casa para colaborar con la investigación en un caso que puede tocarlo en sus recuerdos y sensaciones más delicados. El hallazgo de una fotografía será pieza clave para entender que Valhalla, un antiguo orfanato en el que se cometieron abusos y crímenes, tiene relación también con las nuevas muertes, ocurridas 30 años después de su cierre.
La primera temporada de la serie se estrenó en Islandia el 2019 y cuenta con 8 episodios. De algún extraño modo, en “The Valhalla Murders”, los asesinos pueden ser, a la vez, víctimas.
“Bordertown”
El detective Kari Sorjonen (Ville Virtanen) debe ser uno de los personajes más interesantes y mejor construidos de entre todo el pack de series nórdicas que pueden verse hoy. Virtanen es un experimentado actor finlandés que, a inicios de siglo, protagonizó “Sincerely yours in cold blood”, una exitosa serie criminal producida en su país. Esa fue una de las razones por las que “Bordertown” (Sorjonen, 2016) logró una audiencia de más de un millón de personas en la emisión de su primer episodio, transmitido en octubre de aquel año.
Si recuerdan al protagonista de The Mentalist, Patrick Jane (Simon Baker), un hombre con un particular sentido del humor y extraordinaria capacidad intuitiva que ayuda a la policía a resolver ciertos casos, podrán acercarse mejor a Sorjonen. Este detective acaba de mudarse a la tranquila Lappeenranta, una localidad cercana a la frontera con Rusia, para poder sobrellevar mejor la enfermedad que aqueja a su esposa y para tener más tiempo de estar cerca de ella y de su hija. Pero Lappeenranta no vivirá por esos días la tranquilad que él espera. Sus habilidades deductivas y su capacidad de ver detalles que nadie más contempla o entiende serán decisivas para resolver los crímenes que empiezan a ocurrir. Es, además, un ser peculiar, genio, obsesivo, antisocial, excéntrico, punto de susurros y sorpresa constante entre sus compañeros. La perturbación cotidiana que le ocasiona su trabajo y las visiones que tiene sobre los crímenes lo humanizan más ante el público.
Tráfico de drogas, tráfico sexual o asesinatos en serie, estrechamente relacionados con la corrupción política, al igual que en “Trapped”, son parte de los retos que debe resolver el protagonista, con la ayuda de la disidente de la policía rusa, Lena (Anu Sinisalo). La serie tiene ya 3 temporadas y 31 episodios, el último de los cuales se emitió a inicios de este año. Lo que significa que, al menos hasta mediados del 2021, no volveremos a ver a Kari Sorjonen en esta serie de colección. Tan buena que, según el diario finlandés Ilta-Sanomat, el mismísimo Stephen King ha confesado: “Amo a Ville Virtanen”.
“Borderliner”
“No es un compañero. Es un asesino”. Es una de las primeras frases que escuchamos decir al protagonista al inicio del primer episodio. Se refiere a su compañero y exjefe de la policía, quien parece responsable principal de la muerte de una informante. El detective Nikolai Andreassen (Tobias Santelmann) parece inconmovible. Oslo, la capital de Noruega, no podía quedar ajena al fenómeno scandinoir.
Allí se desarrolla “Borderliner” (”Grenseland”, 2017) y ahí trabaja Nikolai, al que envían fuera de la ciudad unos días, mientras dura la investigación a su encarcelado ex amigo y superior. Casi sin querer, termina al borde de un río, recogiendo el cadáver de un jardinero que acababa de ahorcarse. Pero pronto, Nikolai entenderá que no se trata de un suicidio. La ciudad capital en la que el músico Varg Vikernes asesinó a Euronymus de 23 puñaladas en agosto de 1993, es sacudida hoy por otro tipo de crímenes, que nada tienen que ver con satanismo, quema de iglesias, fotos de cadáveres o black metal. Pero pueden ser igual de espeluznantes.
Tobias Sandelmann se dio a conocer al mundo como uno de los protagonistas de Kon-Tiki (2012), donde un grupo de aventureros e investigadores, al lado del mítico Thor
Heyerdahl, se lanzó desde Sudamérica hacia la Polinesia en una balsa de madera y vivieron para contarlo. La película basada en aquella épica historia, ocurrida realmente a fines de los años 40 del siglo XX, fue nominada al Oscar y al Globo de oro como Mejor Película Extranjera. El 2018, Sandelmann ganó como Mejor Actor el premio Amanda, otorgado por el Instituto Noruego de Cine, por el filme “The Congo Murders”. Parece que, sea en el África o en Escandinavia, sea en el calor o en el frío, la sangre siempre lo llama.
Otros títulos recomendables:
“Bron/Broen” (2011-2018, Suecia/Dinamarca); “Forbrydelsen” (2007-2012, Dinamarca); “Young Wallander” (2020, Noruega); “Case” (2015 hasta hoy, Islandia); y otra serie recomendable, aunque con connotaciones políticas, es “Borgen” (2010-2013, Dinamarca).
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