Se lo leí a un amigo en Twitter: “Esta serie jamás deja de crecer”. Nos acabábamos de enterar que “The Walking Dead” batió su propio récord de audiencia: alcanzó 17,3 millones de espectadores durante el estreno de “No Sanctuary”, el primer episodio de su quinta temporada. De esta manera se convirtió en el episodio más visto de toda la historia de serie y de AMC (el récord lo tenía “High School Musical 2”, que alcanzó 17,2 millones en el 2007). Pero “The Walking Dead” no solo ha crecido en audiencia, sino también a nivel técnico y argumental. “No Sanctuary” es, sin duda, el mejor episodio de la serie, por muchos motivos. ALERTA DE SPOILERS.
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Los flashbacks que nos presentan al principio y final de cada capítulo me hicieron recordar a “Breaking Bad”, con esas pistas que nos dejaban antes de los créditos de cada episodio. Todavía no sabemos si en adelante seguirán profundizando en cómo los habitantes de Terminus terminaron convirtiéndose en caníbales, pero el recurso sin duda fue dramáticamente perfecto.
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Aquella primera escena en la que vemos cómo Rick, Daryl, Glenn y otros son prácticamente llevados al matadero... ¿acaso no era completamente posible que mataran a Glenn? ¡Degollaron a tres hombres (de manera explícita) como si fueran gallinas! Esos primeros ocho minutos son lo mejor de la serie de Kirkman (ojo, no la temporada, sino de toda la serie), con ese sonido extraño que usan los realizadores para indicarnos que estamos en Terminus y el terror que eso genera... quita el aliento.
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Rick aceptando que está en un mundo sin reglas mientras sus amigos hacen el balance. ¡Por fin! Cuando Rick revela el arsenal que contiene la bolsa que dejó enterrada y le dice a Gareth “eso es lo que usaré para matarte” estamos viendo al Rick que queríamos ver desde hace tiempo. Claro, siempre está el grupo encargándose de hacer que no pierda el control, como cuando Glenn le dice que hay que ayudar a una persona que está encerrada “porque no somos ese tipo de personas”.
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Tyresse se enfrenta a la realidad al estar encerrado en la cabaña. Él se rehúsa a matar y su rehén, un habitante de Terminus, conversa con él y le dice que el ser buena persona hará que tanto él como la pequeña Judith mueran. Tyresse no lo quiere aceptar, pero la genialidad de “The Walking Dead” radica en que este rehén tiene razón. Pasan los minutos y queda demostrado, cuando obliga a Tyresse a salir y enfrentarse a un grupo de zombis para que no mate a la bebé. Al final, se enfrenta a sus propios principios... ¿qué es bueno o malo en este mundo sin reglas?
-“Por supuesto que no [te has acostumbrado a que cosas horribles pasen]. Tú eres la clase de personas que salvan bebés. Es algo así como salvar un ancla cuando estás en medio del océano sin tener un bote (...) eres un buen tipo.
-No tienes idea de las cosas que he hecho.
-Eres un buen tipo. Es por eso que vas a morir hoy. Y la bebé va a morir también.
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El emotivo reencuentro de Carol con Daryl y luego con Rick son realmente chocantes. La amistad con el primero, construida durante varios episodios; y las diferencias con el segundo, que la tuvo que expulsar de la prisión, son el marco perfecto. ¿Cómo no sentir la emoción de esos abrazos? ¿Cómo no quebrarse cuando Rick le pregunta si realmente fue ella quien los salvó? Amistad, perdón, reconciliación... seguimos redondeando el mejor episodio de toda la serie.
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La escena final es un guiño tremendo para los fanáticos de la serie desde el comienzo. Morgan Jones, a quien conocimos en la primera temporada y dejamos durante la tercera, cuando no quiso unirse al grupo de Rick, está de regreso. ¿Alcanzará al grupo de Rick? Sin duda será un gran personaje para esta quinta temporada.
Por último solo me queda expresar mi deseo de que la serie mantenga este nivel en sus próximos capítulos. Que tanta maravilla no haya sido cosa de un estreno de temporada y punto. Los productores han prometido que los personajes serán llevados al extremo en muchos sentidos y eso, desde siempre, ha sido la fortaleza de “The Walking Dead”: cuando sus personajes se ven forzados a cuestionar sus bases morales o principios ante un mundo que hace tiempo dejó de ser el mismo.