Alex Valle fue uno de los sobrevivientes de la vieja guardia de los escenarios peruanos, un comediante que abarcó todos los formatos y los hizo suyos desde 1932. Se recuerda su LP “La carcajada”, en donde mezclaba chistes, canciones y monólogos. Pero fue su paso por la televisión lo que lo volvió inmortal gracias a programas como “El tornillo” o “Risas y salsa”, y secuencias como “La santa paciencia” o a su performance en el “Doctor Chantada”. A propósito de que este 3 de julio del 2021 se cumplen 36 años de su fallecimiento (a causa de un ataque cardíaco), El Comercio conversa con tres humoristas de trayectoria, quienes responden cuatro preguntas sobre el humor peruano.
JORGE BENAVIDES
-¿Cuáles son tus referentes en la comedia?
Definitivamente, Alex Valle es el máximo de mis referentes. En algún momento fui televidente y me sentaba las noches del fin de semana para ver el programa cómico que estaba de moda. No tuve la suerte de trabajar con él porque cuando llegué a “Risas y salsa” ya no estaba, pero me marcó como a muchos peruanos. Siempre lo recuerdo en “La santa paciencia”, como el tipo calmado y generoso que le dice a otra persona que no se exalte, y que termina desesperándose, explotando y siendo agresivo. Eso lo hacía siempre, pero me mataba de risa. Era un excelente actor, muy divertido, porque hay que tener en cuenta que sus personajes eran serios, jefes, padres de familia.
-¿Funcionaría ese humor en la actualidad?
Yo no lo hago porque me pego a la coyuntura, a lo que sucede en las noticias. Además, en “El wasap de JB” hacemos parodia, algo que no era común antes. Antiguamente se hacían los sketchs del jefecito, de los doctores, de los piuranos. Ahora, por lo menos en mi caso, la gente se ha acostumbrado a la parodia y ya están esperando a ver nuestra versión del matrimonio de Kenji. Aun así, no me daría miedo intentar hacer algo más clásico.
-¿De qué se ríen los peruanos en la actualidad?
De la parodia, por lo menos en lo que se refiere a mi programa, y a las situaciones que vivimos. Con la pandemia han aparecido millones de memes y videos de Tik Tok. La gente se ríe de la pandemia, se ríen para no llorar por la difícil situación que vivimos muchos.
-¿El meme ha destronado a los sketchs de TV?
Sucede que el meme causa una risa breve. Son unos segundos en los que lo ves y te ríes, pero eso no le gana a una secuencia elaborada que puede durar diez o quince minutos, y que te puede acompañar mientras almuerzas. Entretener a una persona por ese tiempo no es algo fácil de lograr. Creo, además, que es más fácil hacer un meme que un sketch, y, a su vez, lo cambias con la yema de tu dedo. Eso sí, gana en velocidad y en llegar a un público masivo.
HERNÁN VIDAURRE
-¿Cuáles son tus referentes en la comedia?
Para mí, los grandes son Alex Valle, Guillermo Rossini, Antonio Salim, Adolfo Chuiman y la señora Alicia Andrade. Particularmente, me gustaban los personajes de don Alex Valle y la secuencia del doctor Chantada. Su actuación me parecía genial porque era muy cómico sin ser exagerado, y a veces solo con la mirada. En ocasiones lo veía leer el periódico y ya me parecía muy gracioso, o su misma forma de hablar. Y esa secuencia de reclamos junto a Fernando Farrés la podía ver diez veces y me seguía gustando.
-¿Funcionaría ese humor en la actualidad?
Son otros tiempos. Esos sketchs me parecen graciosos, pero ya no tendrían efecto, y ojo que en lo que yo apelo mucho al humor sano del “El chavo del ocho”. Ahora la juventud es muy ácida y eso se nota en los memes, y hay algunos que son bien crueles. Son otros tiempos: ya no se puede recurrir al humor negro ni hacer chistes que hablen de géneros. Es cuestión de reinventarse y hacer algo bonito sin perder la esencia. Pero, si bien ahora los jóvenes tienen otra mentalidad, igual hay muchos que me siguen pidiendo que imite al doctor Max Sano. Hace ocho años atrás que lo hice y todavía me lo recuerdan, aun cuando era un humor que solía pasarse de los límites.
-¿De qué se ríen los peruanos en la actualidad?
El peruano es criollo, chacotero, gracioso. Ahí están los memes. Cuando sale algo que llama la atención, los memes invaden las redes sociales y salen cosas graciosas. Me río mucho de la capacidad de los que están metidos en eso. El peruano es así, le gusta la broma o, como dirían los argentinos, la joda. A veces también nos reímos de nosotros mismos.
-¿El meme ha destronado a los sketchs de TV o radio?
No, para nada. El meme es una cosa de este momento, y lo que vale es mantenerse. Preparar un sketch gracioso, simpático y bien elaborado es difícil. Nadie está siendo reemplazado. Esto es una tendencia, así como los videos de Tik Tok, que son graciosos y simpáticos, pero la comedia y el humor son más fuertes. Mira las comedias americanas. Es verdad, eso sí, que el humor bien trabajado se ha perdido porque no se invierte mucho y es necesario reinventarse, tener buenos guionistas, un buen director. El público es muy difícil y exigente. Hay que innovar y decir cosas que tengan efectos en la nueva era.
BETTINA ONETO
-¿Cuáles son tus referentes en la comedia?
Tenía doce años cuando mi papá me llevó a una grabación con la gente de “El tornillo”. Allí estaba Alex Valle, quien cantó un par de canciones que hasta ahora recuerdo. Lo acompañaba su esposa, la chilena Tamara Brown. Siempre lo admiré. Era un gozo verlo. Es una leyenda y tuve la suerte de conocerlo.
-¿Funcionaría ese humor en la actualidad?
Creo que sí. Mira como “El chavo del ocho” sigue. Sería cuestión de hacerlo con ganas, y creo que las nuevas generaciones podrían reeducarse para tener comedia blanca y humor sano. Puede ser un poco difícil, pero con fe y buena gente se puede lograr. Ahora estamos viviendo una época de cambio: yo por ejemplo estoy por hacer un espectáculo virtual de una hora llamado “Una loca en cuarentena”, porque creo que el público está hambriento de nuevas cosas.
-¿De qué se ríen los peruanos en la actualidad?
Hago un mea culpa, porque fui de las que empezó a variar la comedia y llevarla hacia un lado malo. Recuérdame a mí o a Ricky Tosso: nosotros nos salíamos del libreto para hacer lo que se nos daba la gana y no es así. Si haces teatro, tienes que pensar que no hay público. Nosotros faltamos a ese honor, faltamos el respeto y nos metimos a hablar cosas personales, muy chistosas, pero que derivaron en otro camino. Luego llegaron los cómicos ambulantes y los chistes se volvieron muy directos. Dicho eso, creo que la gente está hambrienta de un nuevo humor, más sano.
-¿El meme ha destronado a los sketchs de TV o radio?
No estoy pendiente del internet. Al comienzo, cuando comenzó esto del Facebook, yo era muy constante, pero perdí mi teléfono 18 veces y era difícil reemplazarlos. No tengo Tik Tok ni esas cosas, y cuando leía los comentarios de YouTube sobre lo que hacía, las críticas me parecían muy agresivas. He sufrido mucho. Lo que sí hago es ver “Risas y salsa” y me doy cuenta de lo que hice, de los errores, de haber abusado del público con lisuras, pero uno va cambiando con el paso del tiempo.
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