30 de mayo de 1993. Antes de ingresar al gramado para defender los colores de Alianza Atlético de Sullana contra el Sporting Cristal en un partido decisivo; Sergio Ibarra se seca las lágrimas y respira profundamente. Intenta aplacar los nervios, pero las piernas no dejan de temblarle. Días previos a este encuentro, el club le había notificado que su contrato sería rescindido por bajo rendimiento, pese a nunca antes haberle dado la oportunidad de jugar. Este era el debut del delantero argentino, de entonces 20 años, en un equipo de primera división; pero sobre todo, era la única posibilidad que tenía de demostrar que merecía quedarse y continuar jugando. “Y no solo me quedé, también metí uno de los dos goles de la victoria y di el pase para el segundo. Ahí empezó todo”, asegura el exfutbolista nacido en Río Cuarto, Córdoba, y nacionalizado peruano.
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“Ese gol y ‘El Tano’ Bártoli cambiaron mi vida, mi forma de vivir, mi destino. No sé qué hubiese pasado si ese día no jugaba. Después del partido me senté en un banco y me puse a llorar otra vez, pero de felicidad”, enfatiza.
—Llegaste al Perú, en 1992, por un contrato de dos años con Ciclista Lima, y no paraste hasta ganar la Recopa Sudamericana y convertirte en el Goleador Histórico de la Primera División. ¿Cómo fueron tus inicios en el Decano?
Me trajeron por dos años, pagando cinco mil dólares por mi pase, y al año me comunican que debía regresar a mi país porque ya no pertenecía al club, pues un jugador extranjero no podía jugar en Segunda División. Sentí que mis sueños de ser futbolista profesional se terminaban, pero por cosas del destino, por esos días me convocaron al Sullana.
—Sullana marca tu debut en un equipo de primera división.
Así es, aunque fue muy duro sobre todo al principio. Tuve que hacer cuatro partidos de práctica a 43 grados de temperatura, los botines se me achicharraron, me salieron ampollas. Era joven, no estaba acostumbrado a eso, pero saqué fuerza de voluntad, aguanté muchísimo. Después de tres meses sin haber jugado siquiera una sola vez, dijeron que me tenía que ir. Ese día no dormí, se me vino el mundo encima, le había dicho a mi papá que estaba jugando en primera división y enviaba fotos de mi equipo aunque yo no aparecía. No quería decepcionarlo. Al siguiente día nos anuncian que el profe Ronald Amoretti había sido cambiado por uno de mayor experiencia, el argentino ‘El Tano’ Bártoli. Él sí me dio la oportunidad de jugar. Nunca me voy a olvidar cuando preguntó: “¿Quién es el cordobés?” Salí al frente, asustado, pues ya tenía mi maleta lista para irme. Me dijo que me prepare porque iba a jugar contra el Cristal de Pedro Garay, Julinho, Maestri.... En el partido de práctica fui un desastre, todo me salió mal; pero el domingo salí con todo: metí un gol. Después de ocho partidos sin ganar, ese día ganamos. Cuando todo terminó, me senté para sacarme las medias y a llorar otra vez. Era muy llorón.
—¿Por qué crees que Amoretti nunca te dio la oportunidad de jugar?
Cuando nos encontramos después de 25 años, me dijo que no sabía que había jugado en Ciclista Lima, que de haberlo sabido me hubiese hecho jugar. Pensaba que recién llegaba de Argentina. Pero todo bien con él, ya pasó.
—¿Qué te dijo ‘El Tano’ Bártoli después de ese encuentro?
Antes de dirigirse a los chicos, solo me dijo: ‘Buen partido, Cordobés’. Luego se fue.
—Y tu destino cambió.
Completamente. Aquel fue el inicio de una linda carrera en el fútbol profesional. Y lo bueno de todo esto es que estaba preparado, nunca dejé de entrenar ni de soñar. Por eso es importante ser disciplinado y tener profesionalismo.
—En Piura no solo encontraste el éxito profesional, también el amor. Conociste a Rocío, tu esposa.
Y no sabes cuánto me costó conquistarla. Las norteñas son bravas. Le seguían mucho los futbolistas y ella los odiaba. Era una rubia hermosa, en ese tiempo era anfitriona. Entré igual que todos, y me sacó en una. Para conquistarla, primero tuve que hacerme amigo de su mamá, una señora buenísima que les alquilaba la cochera a algunos jugadores. Yo no tenía carro, pero siempre llegaba a su casa acompañando a mis compañeros. No fue fácil, tuve que perseverar bastante, pero valió la pena. Llevamos casados 29 años. Toda una vida juntos.
—¿El ampay a Aldo Miyashiro afectó tus entrenamientos nocturnos de fútbol o tus pichangas de fin de semana?
No hubo problemas, aunque mi esposa se puso más interesada. Se reía cuando le mandaba algunas fotos entrenando.
—¿Es verdad que consideras a Bártoli tu padre futbolístico?
Es muy cierto. Cuando murió sentí que había muerto mi padre. Me enseñó muchísimo durante los tres años que estuvimos en Sullana. Fueron tiempos maravillosos, me cuidaba como a un hijo, si me veía con un jugador que tomaba, me llamaba la atención, se molestaba. Me enseñó a ser disciplinado y a perseguir mis sueños.
—¿Alcanzar el título de Goleador Histórico de la Primera División del Perú era uno de los sueños que perseguías?
No metía goles pensando en eso. Creo que siempre uno tiene que pelear por ser el mejor en lo que hace. Si no hubiese tenido disciplina ni profesionalismo no hubiese podido alcanzar ese máximo galardón. Haber alcanzado a ‘Cachito’ Ramírez, Waldir Sáenz, Jorge Soto, jugadores peruanos que han hecho muchísimos goles, es algo que hasta ahora no me lo creo.
—¿Es verdad que cuando desplazaste a Waldir Sáenz del segundo lugar de la lista, provocaste sus celos?
Cuando alcanzo a Waldir me llama un periodista y me dice que quiere juntarnos. Acepto, luego me vuelve a llamar para decirme que Waldir estaba enojado y que no quería ninguna nota. Eso también pasó con el gran ‘Cachito’ Ramírez. El mismo periodista me dice para hacer la nota con él, luego me vuelve llamar para cancelarla, pues también se había negado.
—¿Cuál es el gol que te llena de mayor orgullo?
Cada gol que hice es importante porque siempre viví para eso, trabajaba mucho para hacer goles; pero el que más recuerdo es el que hice con Cienciano a Boca Junior, el campeón de la Copa Libertadores en ese tiempo. Era hincha de ese equipo. Hacer ese penal que nos llevó a ganar la Recopa Sudamericana fue lo más grande que he logrado.
Mundial de Qatar 2022
—¿Ves a Perú como favorito en el repechaje?
Como son partidos únicos, se van a jugar con el cuchillo entre los dientes, como decimos en Córdoba. Ninguno es favorito, no hay favoritos en esta clase de partidos; pero sí creo que Perú está preparado para competir y hacer un buen partido, estoy seguro que tenemos mucha chance de quedarnos en Qatar. Tenemos que ir con calma.
—Sería una proeza de Ricardo Gareca llevar al Perú a su segundo mundial consecutivo.
Imagínate, quién iba a pensar todo lo que lograría. Cuando lo llamaron para dirigir a la Selección Peruana tuvo que estudiar bien a los jugadores, y lo que hizo fue consolidar a quienes nosotros no teníamos en la retina, comprometer a quienes querían competir a nivel selección. Para eso tuvo que sacar a varios pesos pesados y quedarse con ese grupo que a base de sacrificio y profesionalismo logró grandes resultados. En estos cinco años, Gareca ha hecho de tripas corazón por eso los peruanos le tenemos confianza y estimación.
—¿Qué te parece que no haya convocado a Paolo Guerrero?
Paolo y Franco Enrique Navarro son para mí los mejores 9 del fútbol peruano. Paolo es un goleador nato, con mucha raza, tiene una técnica espectacular, es un líder, el capitán, el goleador histórico; pero más allá de lo que pueda estimarle, creo que hoy en día para llegar a competir a nivel selección, de la forma que vamos a competir para el repechaje, se necesita estar bien medicamente, física y técnicamente. ¿Qué pasa con Paolo? Físicamente todavía no está bien, no está competitivo porque no tiene equipo, se puede lesionar otra vez. Y si no ganamos el repechaje, la gente lo va a matar, también a Gareca y al preparador técnico.
—Hay quienes todavía guardan la esperanza de que sea convocado, porque está yendo como invitado a los entrenamientos de la selección y anotó un gol en el partido de práctica de la selección contra la reserva de Alianza.
No se ha olvidado de hacer goles, tiene la técnica, pero una cosa es jugar con un partido de práctica con la reserva de Alianza y otra es competir a nivel de repechaje con la selección de Australia o Emiratos Árabes. Los australianos no lo van a respetar, van a ir con fuerza, a competir. De hecho que él quiere estar, pero ya no tiene 20 años y no está al 100%. Gianluca Lapadula está en su mejor, hará un buen papel.
—¿Qué opinas de la derrota de Alianza Lima frente a River Plate en Copa libertadores y del bajo nivel de los equipos peruanos?
Es una vergüenza lo que está pasando a nivel internacional con los equipos peruanos. Jugamos 16 partidos en Copa Libertadores y sacamos tres puntos: dos empates de Cristal y uno de Alianza Lima. No estamos preparados para competir.
—Debutaste en TV durante la cobertura de Latina del Mundial Rusia 2018 y eso dio pie a que tengas tu propio bloque deportivo. ¿Cómo te sientes actualmente en TV?
Te voy a ser sincero, al principio no me sentía preparado, pero poco a poco me fui soltando. Descubrí la pasión de poder comentar, hablar de fútbol y hoy me siento muy feliz porque estoy evolucionando y eso me hace sentir orgulloso.
—¿Vas a viajar a Qatar para cubrir el Mundial?
Me han dicho que junto a Fernando Egusquiza y Coqui Gonzales cubriré el Mundial desde Qatar, pero hasta que esté en el aeropuerto, no lo creo. Para alguien como yo, que ha estado toda su vida en la cancha, presenciar el Mundial, aunque sea como comentarista, es un sueño.
—En 2019, tu vida inspiró el libro “Checho Ibarra, prehistoria de un goleador”, ¿te gustaría que también llegue al cine o a Netflix a través de una película o una serie?
¿Por qué no? Sería espectacular. El libro me gustó, me sorprendió muchísimo porque está muy bonito; pero creo que falta la segunda parte, la que te estoy contando ahora.
—Has estado en más de 13 equipos peruanos y 6 extranjeros, ¿con qué camiseta te identificas más?
Cuando me preguntan de qué equipo soy, les digo soy de Alianza Atlético de Sullana porque me dio la oportunidad de debutar profesionalmente, y de Cienciano del Cuzco porque ganamos la Recopa Sudamericana. En mi casa tengo como cinco camisetas de cada uno de esos equipos. También soy fanático del Boca Junior y del Atlético Talleres de Córdoba.
—Te retiras profesionalmente del fútbol en 2014, a la edad de 41 años. ¿Fue una decisión difícil?
Es una decisión fuertísima para el futbolista porque no sabes lo que viene después. Ya no te levantas temprano, no vas a la práctica, no conversas con tus compañeros, no entras a la cancha, no pateas una pelota. Sin embargo, cuando uno está preparado para retirarse, como fue mi caso, es el hombre más feliz del mundo. Me fui con la frente en alto porque hice todo lo que soñé: jugar fútbol, Copa Libertadores, Copa Sudamericana, Conmebol, jugué una Recopa y soy el goleador histórico de todos los tiempos.
—¿Te faltó solo jugar en una selección?
No pude entrar a una selección, pero ir a Qatar a ver jugar a mi selección tapará ese huequito.
—¿Aquel es un sueño frustrado?
Tuve ese sueño desde que me nacionalicé en 1998, cuando estuve en Sport Boys. Cada vez que había convocatoria me fijaba si había sido convocado, y nada. Pero, ¿Sabes qué es lo más lindo? Que la gente me saluda en la calle, me abraza, se acuerda de mis goles, de mis partidos. Eso me demuestra que no solo fui un buen futbolista, también un buen tipo. Eso me hace feliz.
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