Tengo una foto de mi hermana Leslie guardada en mi agenda desde hace días: cuando la encontré, decidí llevarla conmigo. Siempre.
En ella mi hermana lleva un vestido de tafeta verde tornasolado, escote corazón, cuello halter, falda corte en A y zapatos de punta negros. (Yo me mandé a hacer uno que era dorado tornasolado, cómo les quedó el ojo, y siempre seguía la inspiración de mi hermana que estaba completamente a la moda).
En esa época tendríamos tranquilamente entre 14 y 15 años, así que debemos estar hablando de 1997 durante la temporada de los quinceañeros.
Nunca fui de esas chicas populares entre colegios, así que no me sobraban las invitaciones a este tipo de fiestas. Eso sí: reconozco que pude haberme colado en alguna que otra y recuerdo el empeño puesto para tener con qué ir vestida y digna en cada una de esas ocasiones especiales. Nunca me compré, durante esos años, un vestido en tienda, y menos se me ocurría visitar a algún diseñador (que además se contaban con los dedos de la mano derecha). La costurera era la amiga fiel, la psicóloga, la salvadora, la ‘bbb’. Y lo sigue siendo.
Esa foto de mi hermana ha sido la ventana para retroceder al pasado y acordarme de otros looks, igual de icónicos para la época: recuerdo que un grupo de amigas, mi hermana y yo nos mandamos a hacer vestidos iguales y todas teníamos un mismo factor común: una ligera pashmina del color del vestido amarrada al cuello. Todas, igualitas, como tribu.
Hasta fotos nos tomamos sin vergüenza alguna.
Ahora llevar un vestido igual que otra es sinónimo de error, motivo de vergüenza, razón para salir corriendo. No solo eso: ahora no solo se lleva un vestido. Ya les he contado en columnas pasadas que al menos las chicas en las fiestas de promo se mandan a hacer un vestido para la fiesta y otro para el ‘after party’ ¡plop!
Pensando en alternativas a tanto consumo, hace algún tiempo abrí en mi blog una conversación para saber cuáles eran las mejores costureras de Lima. Aquí les comparto lo que encontré, resaltando, según necesidades específicas, el top 3:
Costurera experta en tareas difíciles: Teresa Tovar (996599373). Ahora que si se trata de alguna urgencia, la costurera que soluciona emergencias rápidas es Carmen de Jesús (954634767). Quizá uno de los lugares más recomendados fue Bazar Martha (Jr. Arica 759, Miraflores).
Sé que estamos en épocas de prosperidad, pero la brújula no debe perderse y si, ustedes que me leen, prefieren mandarse a hacer su ropa a la vieja usanza, pues hay bastante gente talentosa que puede hacer cosas bonitas, de calidad y sin cobrarles como si estuvieran en la Quinta Avenida.