Giethoorn o localmente conocida como la ‘Venecia del Norte’, es un encantador pueblo al norte de los Países Bajos en el que no escucharás el ruido de un motor ni de un claxon. Aunque parezca increíble, en este destino no existen ningún tipo de rutas o calles por las que puedan circular automóviles.
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Con poco más de 2,600 habitantes, sus pobladores utilizan botes para ir de un lado a otro a través de los canales que recorren el lugar. Existen algunos caminos estrechos donde es posible caminar o andar en bicicleta, pero para llegar a la mayoría de lugares como cafés, restaurantes o viviendas, tienen que hacerlo por el agua.
Este pueblo luce muy bien conservado. El césped perfectamente cortado y los tejados, inclinados para repeler la lluvia y la nieve, son de paja que cambian de color según el clima. Por su belleza, muchos artistas han encontrado inspiraciones en este idílico pueblo.
En la temporada de invierno se remplazan los botes por botas de patinaje sobre hielo, ya que es frecuente que en esas épocas del año los canales se congelen. Esto lo convierte en un destino de vacaciones popular entre los entusiastas del patinaje.
Recorrer Giethoorn en barca es obligatorio si estás de visita. Por 20 euros se puede alquilar una embarcación: un whisper boat (barco susurro o susurradora), conocido así por ser eléctrico y no emitir ruidos molestos. La embarcación no viene con capitán, así que te darán algunas indicaciones sencillas de seguir para tu recorrido.