Acompañó a su padre en escenarios de Perú y el mundo, su voz fue alabada por el gigante mexicano Armando Manzanero y hasta se dio el lujo de negarse a grabar con él cuando tenía solo 18 años. Lucy Avilés Valverde, “hija engreída” -como ella misma se reconoce- de don Óscar Avilés, conoció en su casa a las estrellas de la música criolla de todos los tiempos y se convirtió ella también en una de las grandes voces del criollismo.
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Heredera y guardiana de la tradición, Lucy mantiene vivo el legado de su padre a través del programa “Otra vez Avilés”, que se transmite cada fin de semana en Radio Nacional, pero también desde Avilés Producciones y Avilés La Escuela, instituciones desde donde trabaja por la difusión de la música criolla y que este sábado 27 de marzo prepara un concierto virtual en homenaje al nacimiento de su padre.
El evento por Zoom, que contará con la presencia de Bartola, Julie Freundt, Tito Manrique, Maritza Rodríguez, Marco Romero y Sergio Salas, será el marco ideal para recordar a la primera guitarra del Perú y revivir junto a su público la pasión de don Óscar Avilés por el Perú. “Agradezco a Dios y al público porque a pesar de su ausencia física él vive y está presente en el corazón y en la memoria colectiva; por otro lado sé que no es gratuito porque él trabajó toda su vida difundiendo y defendiendo la música peruana, la música criolla costeña”, señala la cantante.
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- ¿Cuál es el primer recuerdo musical que tiene de su padre?
Tengo que remontarme, no sé, de repente a la barriga de mi mamá. He crecido con música en mi casa. Pero si me tengo que remontar al primer recuerdo musical que tengo de mi papá, yo debo tener unos tres años más o menos y es en Miraflores, en la avenida Comandante Espinar número 875, en el tercer piso, un departamento en la letra C, donde vivíamos, y mi papá estaba con la guitarra en la mano; estaba tocando y le enseñaba a mi hermano a tocar guitarra, entonces él hacía algunas notas y empezaba a cantar.
- Don Óscar también se crio en medio de música, su padre era músico
Mi papá desde muy pequeño veía a mi abuelo y a sus amigos que hacían música, mi abuelo tocaba varios instrumentos, mi abuela siendo chilena disfrutaba de la música criolla muchísimo, ella tocaba piano, bandurria, laúd, era una casa musical. Mi papá de crio en ese entorno, muchas de las canciones del repertorio de mi papá, muchas de esas canciones antiguas que grabó en “Solo Avilés” y “En sabor y guapeo” son canciones que él rescató de ese repertorio que él escucho de los viejos.
- Pero también cuentan que su abuelo no veía con buenos ojos que Don Óscar toque la guitarra
Mi abuelo le prohibía tocar la guitarra cuando traía malas calificaciones del colegio, porque lo primero que hacía al volver era agarrar la guitarra y no la soltaba. Un día, como le habían prohibido tocar la guitarra, mi abuelita entra para cambiarse de ropa a su dormitorio y escucha música, y decía de dónde viene la música, y buscaba y buscaba y se acerca a un ropero grande que ella tenía, y la música venía de ahí. Cuando abre el ropero lo encuentra a mi papá en cuclillas, escondido entre la ropa, tocando la guitarra. A ese punto llegó por tocar la guitarra.
- ¿Cómo fue entonces que le dejaron seguir con la guitarra?
Los amigos de mi abuelo le decían “apóyalo a Óscar, tiene virtudes para tocar la guitarra”, entonces un día mi abuelo le tocó el hombro y le dijo quiero hablar contigo, mi papá tendría 8 o 10 años, “he decidido apoyarte, te voy a poner un profesor de guitarra y también te he matriculado en el conservatorio de música, solo hay una cosa que te quiero pedir -esto es importante, Lucy hace una pausa en su relato- no quiero que te adocenes”. Mi papá se emocionaba cuando en sus últimos años recordaba eso, se emocionaba hasta las lágrimas. “Yo creo que he cumplido con mi papá”, decía.
- ¿Cómo fue en el caso de ustedes, sus hijos?
Con nosotros él fue distinto, yo nunca he sentido la presión de mi papá diciendo yo quiero que te dediques o no quiero que te dediques a la música, él nos dejó a nosotros escoger. Y la prueba es que yo no tenía ningún ánimo de dedicarme a la música, imagínate el panorama, hija engreída, la última de cinco hermanos y la única mujer, era la luz de los ojos de mi papá, me engreía a más no poder; ahora, no era una persona de abrazos y besos, no era una persona muy demostrativa, pero tú sabías que contabas con él en cualquier momento.
- ¿Cómo era Óscar Avilés como maestro?
Hay un rubro que casi nadie menciona de Óscar Avilés, porque lo conocemos como la primera guitarra del Perú, pero su trabajo no solo fue como guitarrista, como cantor. Él además de eso fue descubridor de talentos y guía como lo hizo con los Hermanos Zañartu, los Hermanos García; en el caso de Pedro Otiniano y Lucho Barrios, ellos al comienzo cantaban música criolla y él les dijo, de forma independiente a cada uno, que canten bolero porque lo suyo era el bolero. Era un visionario. Además, cumplió una labor importantísima como director musical de Iempsa y en ese puesto él se desempeñó por 30 años. Y como productor discográfico la música criolla ha tenido a muchos artistas que han podido grabar gracias a Óscar Avilés.
- Pero también fue un innovador
Fue un revolucionario de la música criolla. Cuando se tocaba solamente con notas graves lo que él hace es ponerle las notas agudas, los trinos a la música criolla. Pero no solamente eso, sino que hace de la guitarra un instrumento protagónico porque antes de Avilés no había protagonismo de la guitarra, tú puedes escuchar las grabaciones de Montes y Manrique y de todos los que grabaron primero y vas a oír un piano que tenía el protagonismo dentro del marco musical; sin embargo, cuando ingresa Avilés hace de la guitarra el protagonista del marco musical.
- ¿Y tuvo detractores en su momento?
Hubo detractores como en toda época, y te lo digo porque justamente hace unos días me llegó un video donde mi papá habla de todo lo que él pudo ver desde el momento en que hace su primera gira al sur chico acompañando a Rosa Dolores y a Alejandro Ascoy. Él dice conocí a fulano, a mengano y tocaban así, entonces cuando yo tocaba lo que a mí me nacía que eran las notas agudas ellos decían “¿Y este muchachito?”. Sí hubo detractores, hay que tener en cuenta que las comunicaciones no eran lo que son ahora y eso quedaba en el barrio, en el grupo donde había tocado.
- ¿Todavía hay espacio para la innovación en la música criolla?
Mi papá, en una entrevista que le hace Marco Aurelio Denegri, cuenta que había una decadencia de la música criolla en los años 40. Después de eso, hubo una época de oro, entonces confirmo que es como yo pienso, que todo es cíclico en esta vida. Pero te digo una cosa, yo lo siento desde el año 2012 o 2013, que nuevamente hay un resurgimiento de la música criolla, de hecho tengo que reconocer que no tenemos un público masivo, pero es que tampoco hay apoyo. Seguimos en la lucha por defender la difusión de nuestra música criolla y veo que hemos avanzado bastante porque ahora tenemos jóvenes que están interesados en investigar la verdadera raíz. Tenemos compositores nuevos, tenemos voces nuevas masculinas y femeninas entonces no nos pueden decir que la música criolla se está muriendo. Otra vez estamos en ascenso. Te lo digo, quizá no lo vea yo pero mis nietos sí. Hay mucha gente que está regresando al origen, a la guitarra y al cajón, porque esa es la tradición, y la tradición de los pueblos no se muere nunca. Es la recomendación que le damos a los chicos cuando empiezan, para desarrollar tu trabajo primero tienes que mirar la referencia que tienes, cuando estás bien empapado de todo lo que es, a partir de ahí tú puedes proponer, refrescar. Todo es válido, toda nueva propuesta, todo nuevo enfoque está bien, pero solo hay un requisito que no se puede pasar por alto, que huela a Perú.
- ¿Cómo le gustaba a su padre pasar su cumpleaños?
Desde la víspera él se preparaba, recibía su serenata, en la década del 60 y 70 recibía su serenata en el Casino de La Victoria que queda en 28 de Julio, todos los años. Luego, cuando se crea el Centro Musical Domingo Guiffra, que era el club de sus amores, donde él iba todos los domingos hasta el final de sus días a escuchar música criolla, ya cambió de lugar. Y el día del cumpleaños le gustaba hacer una reunión en su casa, todos los años celebraba el mismo día, cayera el día que cayera. Así que las reuniones en la casa se han dado todos los años y aquí hemos visto pues a figuras grandes de nuestra música criolla, y no solo me refiero a aquellas mediáticas o profesionales, sino también a cantores de barrio por ejemplo a Rodolfo Vela, a Arístides Rosales Castillo, a Nemecio Falconí, a Alfredo Leturia, a Alberto Rubianes, al “Curro” Carrera, son nombres que estoy seguro que mi papá le gustaría que mencione porque eran sus amigos y él decía que había aprendido de ellos. Todos se mezclaban en esta casa y todos jaraneábamos y la pasábamos genial. Ese día él no tocaba, todos tocaban para él.//