Maritza Noriega No se reflexiona sobre los errores. No hay que dejar pasar los errores, hay que analizarlos, no para castigarlos, sino para conocer las consecuencias de nuestros actos y mejorar. Ayudarlos en todo momento. Impedir que los chicos desarrollen sus propios mecanismos para resolver problemas los hace dependientes. No practicar las enseñanzas. Cualquier enseñanza que se dé, debe ser cumplida, tanto por los adultos como por los niños. De lo contrario, no se le dará importancia. No diferenciar la madurez del talento, inteligencia e influencia. No todas las persona exitosas o populares son maduras o modelos a seguir. Hay que comprender esa diferencia. Recompensar cada logro. Los logros deben ser reconocidos, pero sin exageraciones. Cada pequeña cosa no puede tener una recompensa, es parte de la forma debida de actuar. Dejarlos ser siempre el centro de atención. Los niños deben aprender que el mundo no gira alrededor de ellos, hay otras personas y otros asuntos que merecen nuestra atención. Sobreprotegerlos. Todos deben ganar independencia poco a poco para desarrollar la personalidad y las fortalezas.
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