Greta Thunberg comenzó su lucha en agosto del 2018, sola. Tenía una pancarta en mano y faltó a la escuela para ir a protestar frente al Parlamento Sueco. Repitió la acción por meses (8 en total) hasta ser escuchada. El proceso fue lento, pero poco a poco más jóvenes comprendían su iniciativa y se sumaban a la revolución contra el cambio climático. Revolución que este año logró convocar a más de 150 países en el mundo, volviéndose en la manifestación por el clima más grande de la historia.
Hoy, Thunberg reúne entre sus logros haber sido elegida como Personalidad del 2019 según la revista Time, producto de sus insuperables discursos y motivación incesante. Time la ha pintado de pies a cabeza con este discurso: “Thunberg no es líder de ningún partido político o grupo de defensa. Ella no es la primera en hacer sonar la alarma sobre la crisis climática ni la más calificada para solucionarlo. Ella no es científica ni política. No tiene acceso a las palancas de influencia tradicionales: no es multimillonaria ni princesa, ni una estrella del pop, ni siquiera una adulta. Es una adolescente ordinaria que, al reunir el coraje para decirle la verdad al poder, se convirtió en el ícono de una generación. Al aclarar un peligro abstracto con indignación penetrante, Thunberg se convirtió en la voz más convincente sobre el tema más importante que enfrenta el planeta”.
Se podría decir que la motivación de Thunberg inició el día que una de sus maestras le habló acerca del cambio climático, cuando solo tenía 11 años de edad. En ese entonces se deprimió tanto con la noticia que dejó de alimentarse (según una entrevista de Christiane Amanpour para CNN, en el año 2018). Aunque fue complicado, años después su familia entendió y apoyó la convicción de Greta en aportar al freno del cambio climático, tomando acciones como volverse veganos y dejar de viajar en aviones.
Con el tiempo, la fama de Greta y su protesta fueron aumentando y como consecuencia más medios empezaron a cubrir su historia. Uno de ellos fue The New York Times, con la periodista Somini Sengupta. Ella, presenció uno de las muestras de amor más sinceras hacia la pequeña activista: su padre -uno de los primeros en no estar de acuerdo con su lucha- se acercó a la calle donde estaba manifestando por más de siete horas y le llevó un plato de garbanzos con arroz para que comiera.
Más allá de ser uno de los íconos contemporáneos de la lucha contra el cambio climático Greta Thunberg es también una adolescente de 16 años. Una adolescente que no tiene privilegios más allá de su convicción, que es un rockstar ni una experta en ciencia. En la galería que acompaña esta nota, conoce los superpoderes que la llevaron a convertirse en la voz de juventud que busca generar el cambio.