El arte de hacer perfumes va más allá de si una fragancia huele bien o no. Es un trabajo laborioso y delicado que requiere tanto de tiempo como de inspiración. Para Arnaud Winter, perfumista estrella de la marca multinacional de belleza y cosmética, Yanbal, es nada más y nada menos que una pasión. Si bien los perfumistas se dedican a crear fragancias estéticamente agradables para el público, su labor va más allá. Por eso, Arnaud nos explica en qué consiste el arte de la perfumería a través de su propia visión y misión: un trabajo dedicado a crear olores profundos que representen tradiciones, lugares y culturas.
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—Elaborar un perfume parece una tarea meticulosa...desde la selección de ingredientes. Cuéntanos sobre esta primera fase del proceso.
Esta parte del trabajo es, tal vez, la más difícil. Con el equipo de Yanbal lo que hacemos primero es armar un concepto, creamos una fragancia alrededor de un tema. Según lo que el perfumista se vaya a imaginar (una fragancia fresca, floral o frutal por ejemplo), tiene que buscar en su paleta de materias primas los ingredientes que le van a dar forma o vida a esa fragancia. Es lo más difícil porque a veces tienes que buscar el ingrediente perfecto para lograr el efecto que estás buscando. Con Yanbal tenemos mucha suerte, pues contamos con un centro de desarrollo de materias primas naturales en el sur de Francia. Es increíble porque podemos hablar con la gente que hace las extracciones para lograr sacar realmente la esencia que queremos. Eso nos da la posibilidad de encontrar el ingrediente perfecto para que la idea que surja en el laboratorio sea la misma que la que imagina el perfumista.
—Luego de seleccionar los ingredientes para el perfume, ¿Tienen que pasar por un proceso estándar para su elaboración o es distinto según la fragancia?
El proceso con el que empieza la fórmula es el mismo para cada fragancia, pero hay varias maneras de abordar el proceso creativo. Se puede trabajar con una fórmula o idea base del pasado o también con una combinación de dos o tres ingredientes que crearán el alma de la fragancia. Incluso aunque existan fragancias de fórmulas complejas con más de cien ingredientes, siempre habrá un tema principal: el alma de la fragancia que le da la personalidad al producto. Así, el producto creará una reacción emocional en el cliente, una conexión especial que hará que se vuelva fiel a la fragancia.
—Entonces es importante conocer y conectar con el público…
Es importante conocer sus costumbres, sus comidas, sus flores. Es necesario crear un puente de conexión con las fragancias. Tenemos que crear una reacción positiva, por supuesto; pero también se suele dar desde el inconsciente. A veces cuando hueles una fragancia no sabes por qué pero hay algo dentro de ti que hace una conexión. Por ejemplo, una creación de vainilla nos puede recordar a postres de helado que son parte de nuestro patrimonio olfativo desde cuando éramos niños. Es súper importante conocer al público e incorporar en cada creación estos elementos que crean una conexión.
—En tu caso, ¿Cuáles son las fragancias que crean conexión contigo?
Uff hay muchas, pero me gustan las flores. Las he trabajado mucho y me recuerdan a las del jardín de mi abuela. Es algo que ha calado mucho en mí. Tal vez el olor que me habla más es el azafrán, una flor que se cultiva en el centro de España. Es un olor muy particular. Mi abuela usaba muchas especias en sus comidas; en la cocina tenía unas pequeñas cápsulas con azafrán adentro. Desde muy joven recuerdo robarlas y esconderlas en mi cuarto para olerlas [risas]. Es un olor que tiene notas de especias, floral, frutal e incluso un poco de cuero que la hace interesante.
—Crear perfumes es un arte, pero también hay todo un proceso científico detrás...
Es arte por la parte creativa: la idea, la inspiración y la historia que el perfumista quiere contar con su fragancia. Pero también tiene una parte muy técnica y científica para asegurar que ese producto siempre sea de calidad y no cambie con el tiempo. Hay una base científica en la manera de trabajar, porque se debe tener mucho rigor. Cuando el perfumista está escribiendo una fórmula, es como una receta de cocina un poquito más complicada: con proporciones de cada ingrediente.
—¿Cómo es el trabajo en el laboratorio?
Se trabaja en un ambiente de laboratorio porque necesitamos mucho rigor a la hora de hacer las fórmulas. Y se necesita ser precisos porque tenemos que estar 100% seguros de que lo hecho en el laboratorio debe ser exactamente igual a lo que el perfumista quiere. Todo el trabajo debe estar registrado y bien hecho de manera científica para que se pueda estar seguro de que si se quiere regresar a un ensayo antes de hace dos o tres meses, se pueda rehacer. Una fragancia es un producto que se va a producir en grandes masas. De un pequeño ensayo de 200 gramos, podemos llegar a producir toneladas en la planta.
—Siguiendo la ruta del proceso de elaboración, ¿Qué herramientas o tecnologías utilizan?
Con Yanbal tenemos la suerte de tener las últimas herramientas de trabajo. Por ejemplo, en la oficina de desarrollo trabajamos con robots que pueden pesar hasta el corazón de la fragancia de manera súper precisa. Lo que un asistente puede tomar en pesar de 30 a 40 minutos, el robot lo puede hacer en dos. Eso nos da una súper trazabilidad y nos da más tiempo para probar más. Podemos tener el corazón de la fragancia y probar diferentes tipos de flores o porcentajes. Ya no tenemos que empezar de nuevo para probar, esta parte se hace con la máquina inteligente y nos deja concentrarnos en los detalles y las partes poderosas.
—Crear perfumes es cuestión de ensayo y error. Aproximadamente, ¿cuánto tiempo demora este proceso? Desde la selección de ingredientes hasta la versión final a lanzar al mercado.
Desde la idea inicial es un mínimo de dos años, incluso hasta cuatro años, para lograr la fórmula perfecta. Es algo que toma tiempo, por eso en Yanbal ya estamos trabajando en lo que lanzaremos en dos años.
—¿Cuál es el tiempo de vida aproximado de un perfume?
Depende. Normalmente, dura entre año, año y medio o dos años. Uno tiene que saber que el perfume es algo vivo. Es como el vino, así que no es algo totalmente fijo. Hay muchos ingredientes dentro, productos naturales que en muchos casos mejoran con el tiempo a través de cambios mínimos. El proceso de maceración con alcohol permite que pueda durar bastante tiempo con todo su equilibrio olfativo. Para aquellos que compran este producto, mi consejo es que alejen a la fragancia de la luz, la humedad y el calor, como en el baño o detrás de una ventana.
—¿Los perfumes tienen género? Se suele asociar ciertas fragancias con roles de género establecidos...
Para mí, un olor es un olor. Esencialmente, los olores no tienen género. Tal vez, a través de los años fue desarrollándose mucho más para la mujer, pero en realidad tuvo sus inicios con un fin religioso. No había género, era para los dioses. Luego, fue clasificándose como más femenina (como las flores) o masculina (como las notas amaderadas), pero en medio de esta separación siempre hubo un puente en el centro. Estas notas daban nuevas opciones de fragancias; especialmente para la parte joven de la población. Hay la intención de no darle un género, es ‘me gusta, es mía’. Y pienso que la conexión con una fragancia es así, es algo que te habla y no importa si es de mujeres, hombres, niños o incluso de persona mayor. Si te gusta, es tuya.
—Ya que hablamos de las posibilidades creativas, ¿estás trabajando en algún proyecto especial con Yanbal?
Siempre hay algo. Ahora, estamos con el lanzamiento de la fragancia “Savour”. Tiene un concepto bastante interesante que se basa en la conexión entre la alta cocina y la perfumería. Es muy paralela, pues así como es muy importante el sabor para una buena comida, también lo es el olor. El perfumista y el chef crean emociones. Tú puedes tener recuerdos de perfumes pero también de comidas. Por eso, usamos ingredientes de comida para hacer esta fragancia para hombre: el limón verde utilizado en el ceviche y el pisco sour; la pimienta molle que es típica de esta parte del mundo y da la nota de pimienta que no es seca, sino frutal, agradable y con mucha frescura; y la haba tonka, que se usa en cocina para postres o pescados. Esta fragancia busca mostrar una imagen del hombre más ligada a la cocina, mostrar más de este lado profundo de su personalidad.