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El aceite de oliva acompaña a la humanidad desde tiempos remotos. Filisteos, egipcios, griegos y romanos extendieron su uso por Europa. Y fueron los españoles quienes lo trajeron al Perú. Este óleo vegetal, con varias aplicaciones en el mundo de la belleza –hidrata las uñas y las puntas del pelo– es muy apreciado por sus beneficios para la salud.
Por ejemplo, ¿sabías que favorece el tránsito intestinal? Tomado en ayunas combate el estreñimiento y, si lo agregas a los alimentos, mejora la digestión, asegura la nutricionista Karen Gutiérrez. Pero eso no es todo. A diferencia de los aceites de cocina –compuestos de grasas saturadas- el de oliva destaca por su contenido de grasas de buena calidad (poliinsaturadas). Así, contiene ácido graso oleico, linoleico (Omega 6) y linolénico (Omega 3), detalla Américo Guevara, investigador de la Universidad Agraria La Molina.
Por cierto, estos ácidos protegen el corazón, pues regulan los niveles del colesterol malo (LDL, siglas en inglés de la lipoproteína de baja densidad) y aumentan el colesterol bueno (HDL o lipoproteínas de alta densidad). Además, –subraya la nutricionista Romina Jara– el aceite de oliva aporta tocoferoles (un tipo de vitamina E con efecto antioxidante) y, con ello, ayuda a prevenir el cáncer. Aprovecha sus beneficios.
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