Cuando Cynthia Huby dejó la casa de su madre y se mudó sola a un departamento, supo que lo primero que haría sería buscar una mascota. “Tenía la añoranza de tener a una mascota para pasear juntas, y tener esa compañía que solo te da un perrito”, confiesa.
Sin embargo, jamás pensó que encontraría a una mascota tan rápido. Cuando fue al albergue de perros con la intención de conocer una perrita, se cruzó de inmediato con Lady.
“Me presentaron a varios perritos, pero tuve una conexión instantánea con Lady: la acaricié, comenzamos a jugar, y supe que era la indicada”, recuerda.
Lo mejor de encontrar a Lady fue que la Wuf reunía todos los requisitos que ella estaba buscando en una mascota: que no fuera tan grande (Cynthia vive en un departamento), y que se llevara bien con otras mascotas.
“He tenido varios perros en casa de mi familia, pero esta es la primera vez que adopto una perrita por mi cuenta. Me siento muy feliz con Lady: es muy ingeniosa, inteligente y graciosa”, revela.
Cuestión de confianza
Cynthia no sabe mucho acerca del pasado de Lady. Lo único que le dijeron en el albergue es que la rescataron a finales del 2020. “La encontraron en una iglesia en San Luis”, dice.
Felizmente, a pesar de que estuvo más de un año en las calles, su pelo y su dentadura no han tenido problemas graves. Lo único que Cynthia ha notado es que su engreída tiene algunos problemas estomacales.
“Debo controlar lo que come y cómo come: ella debe aprender a confiar de que puede comer tranquila y que nadie le va a quitar su comida”, revela.
Además, también ha notado que su engreída no es muy sociable con otras personas. “Lady es tímida con los que no conoce: ladra, no se deja tocar y se esconde, pero conmigo no fue así… Por eso, creo que estábamos destinadas a estar juntas”.
Esto podría estar relacionado al hecho de que, aparentemente, fue agredida en el pasado. “A mí me da la impresión de que ha sido maltratada porque a veces ella hace movimientos bruscos, como si fuera a defenderse de alguien que le va pegar”, explica.
Lo bueno es que, si Cynthia tiene que salir fuera de casa por varias horas, cuenta con el apoyo de su madre y de su hermana para cuidar a su hija de ‘cuatro patas’. “En la casa de mi mamá, ella tiene espacio para hacer sus necesidades y estar tranquila”, añade.
¿Si volvería a adoptar? La doctora de profesión está segura de que sí: no cambiaría el presente junto a Lady.
“Adoptar un perro es llenar tu vida de alegría. Ellos te ven llegar a casa y sienten que llega alguien maravilloso. Aparte, el adoptar a un animal de un albergue es muy especial, ya que le estás dando una nueva oportunidad de vida”.
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