Diego Arroyo

Desde que decidí estudiar , he escuchado más de un comentario de preocupación, que se alinea a la realidad que aqueja al cuarto poder. Para muestra, un botón: en el 2023, según la Asociación Nacional de Periodistas, el Perú llegó a un récord histórico de 352 ataques contra la prensa.

Pero, en esta batalla contra el periodismo, los misiles más penetrantes son los que amenazan su esencia. La desconfianza de la ciudadanía, la propagación de noticias falsas, la extinción de los impresos regionales, la toma de los medios estatales, entre otros, me hizo preguntarme si nos había mentido todo este tiempo cuando señaló que el periodismo es el “mejor oficio del mundo”.

Por un momento, pensé que Gabo se equivocó, hasta que descubrí nuevamente todo el poder que hay detrás del periodismo.

El año pasado tuve la oportunidad de escribir por primera vez en El Comercio y, después de esa primera columna, abrazo con más fuerza la carrera que elegí, a pesar de todas las barreras que he hallado en el camino.

Escribir en El Comercio me dio esa voz que siempre he tenido, pero que por mucho tiempo creí que no era lo suficientemente fuerte. Cuando vi en la edición impresa del Diario todo lo que siempre quise decir, sentí por fin que no estaba hablando solo, que los proyectos periodísticos no están destinados a extinguirse en las aulas, que mi voz puede influir y también cuestionar, y que ese sueño de ser periodista no tiene que quedarse como un simple sueño.

Ser parte de Voz Universitaria también me recordó que a través del periodismo podemos hacer democracia, pues un pueblo que no tiene una opinión propia, diversa y bien sustentada está destinado a ser cómplice de una dictadura perfecta.

Hoy más que nunca necesitamos construir una generación de jóvenes que sepa defender nuestros ideales, luchar por lo que es correcto, ver más allá del yo y apostar por ver al otro.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Diego Arroyo es estudiante de Periodismo en la Universidad de Piura