Daño cerebral por marihuana: ¿qué es primero: el huevo o la gallina?
El uso de la marihuana por el ser humano es ancestral y sus beneficios “espirituales” han sido ensalzados por sus usuarios también desde tiempos inmemoriales. Se dice que es “amplificador” de la mente y poderoso instrumento de “creatividad”, que levanta el espíritu y transporta a una pacífica realidad, que es muy segura y que nadie ha muerto de una sobredosis.
Debido al reciente movimiento de legalización del uso recreativo de la marihuana en Estados Unidos y Uruguay en América Latina, el asunto de la seguridad de la planta está siendo examinado con mayor cuidado.
A raíz de un reciente estudio, el primero en analizar el impacto del uso recreativo crónico de la marihuana en seres humanos, esta columna tratará de revisar algunas evidencias sobre su efecto negativo en la salud. El uso medicinal de la marihuana es un asunto completamente diferente, que merece un análisis distinto y que discutiremos en otro momento.
Todos tenemos “marihuana natural” en nuestro cerebro
El nombre científico de la planta marihuana es Cannabis, recuerde esta palabrita porque se usa mucho cuando se habla de la marihuana.
Entre las más de 500 sustancias químicas identificadas en la marihuana, el tetrahidrocannnabinol (THC) es la sustancia que estimula selectivamente regiones cerebrales que contienen enormes cantidades del llamado receptor de cannabinoides 1 (CB1). Esa selectividad es como si el THC fuera una llave que va en busca de una cerradura específica llamada CB1.
La gran pregunta es ¿Por qué el cerebro tiene ciertas regiones muy ricas en CB1 o porque existen tantas cerraduras para la llave THC? En otras palabras, ¿cuál es la función normal del CB1 en el cerebro?
La respuesta es que todos tenemos una red cerebral natural llamada sistema endocannabinoide que produce endocannabinoides naturales. Uno de esos endocannabinoides naturales, el anandamide (palabra del sánscrito que significa bendición) regula importantes funciones como el dolor, la memoria, el humor y el apetito.
Al consumir marihuana entonces, lo que el usuario experimenta es una enorme estimulación de su propio sistema endocannabinoide natural.
La Dra. Kari Franson de la Universidad de Colorado hace un excelente resumen de las zonas cerebrales ricas en receptores de THC y los efectos que ésta hace en ellas:
- Amígdala o centro de los estados emocionales. Explica los cambios emocionales de la droga.
- Ganglios basales que controlan la actividad motora. Explica la menor actividad del usuario.
- Corteza cerebral. Reduce la atención y el pensamiento complejo, dificultando hacer más de una cosa a la vez.
- Hipocampo o centro de la memoria. Muy afectada por el THC, dificulta la capacidad de aprender y recordar nuevos conocimientos.
- Centro del apetito en el hipotálamo. Es conocida la estimulación del apetito que produce el consumo de marihuana.
- El centro adictivo del núcleo accumbens. Explica el deseo de seguir consumiendo la marihuana.
Daño cardiovascular
Diversos estudios han demostrado que el uso de la marihuana está relacionado a infartos cardiacos. Un estudio francés demostró que 35 de 1979 reacciones adversas de la marihuana entre el 2006 y 2010 fueron relacionados a la salud del corazón. En ese grupo de 35 personas, nueve (25%) fallecieron por un infarto cardiaco.
Daño pulmonar
Una reciente revisión del tema por investigadores de la Universidad de California concluye que la marihuana causa mucho menos daño que el cigarrillo y que las posibilidades de daño están directamente relacionadas a la cantidad de marihuana usada. Su relación con el cáncer de las vías aéreas altas o de los pulmones tampoco está probada.
Accidentes de transito
Una reciente revisión de la literatura médica por investigadores canadienses demuestra que el uso de la marihuana aumenta en 92% la posibilidad de un choque frontal con consecuencias fatales.
Este asunto está siendo activamente monitoreado en los estados de Colorado y Washington, únicos estados de EEUU que han aprobado el uso recreativo de la marihuana y que está haciendo que muchas personas estén ahora manejando bajo el efecto de la droga.
Efecto adictivo
La marihuana es adictiva, de eso no hay duda, al igual que lo es el alcohol, la nicotina, el juego, la comida, el sexo, la heroína, la cocaína, el internet y muchas otras sustancias y actividades humanas. De acuerdo a la Dra. Franson, sin embargo, es mucho menos adictiva que las drogas legales alcohol y la nicotina y muchísimo menos que las drogas ilegales cocaína y heroína.
Daño cerebral
Este es uno de los asuntos de más intenso debate en la investigación sobre el uso de la marihuana especialmente considerando que la marihuana “moderna” es mucho más potente que la de hace 20 o 30 años. Por ejemplo, los niveles de THC en la planta eran de 3.4% en 1993 y de 8.8% en el 2008.
Los múltiples estudios demuestran una cosa muy clara: debido a que el sistema endocannabinoide natural es muy importante para el desarrollo normal del cerebro joven, el uso crónico intenso de marihuana por los adolescentes interfiere sin duda con su desarrollo cerebral.
Dos recientes estudios, uno en jóvenes entre 18 y 25 años que usaban la marihuana de manera recreacional y el otro en adultos que usaban la marihuana intensamente por más de 10 años, nos demuestran que el daño de la marihuana puede verse claramente en el cerebro de los usuarios.
En el primero, se vio que el núcleo accumbens y la amígdala, regiones que controlan las emociones y el sistema de recompensa/aversión del ser humano, mostraron intensos cambios en su “alambrado interno”. Esos cambios fueron más marcados en consumidores más intensos.
En el segundo estudio, y el que motiva esta columna, se demuestra por primera vez el efecto estructural en el cerebro de hombres y mujeres que consumían altas dosis de marihuana por más de 10 años.
El estudio comparó a 48 personas que fumaban por lo menos tres pitos de marihuana por día durante más de 10 años con un grupo de 62 personas que no fumaban marihuana. De los 48 usuarios, 27 no usaban alcohol o tabaco, solo usaban marihuana.
Lo que se vio fue interesante. La sustancia gris de una zona cerebral llamada corteza fronto orbitaria, era más delgada en los usuarios crónicos de marihuana. Del mismo modo, se vio que las conexiones cerebrales entre esa región fronto orbitaria y otras zonas cerebrales eran mucho más intensas en los usuarios crónicos de marihuana, especialmente si habían empezado a usarla a temprana edad.
La disminución de sustancia gris en la región fronto orbitaria es importante pues esta zona tiene muchísimos receptores CB1 y es responsable de regular el comportamiento adictivo de un ser humano a través de cambios en la motivación y la toma de decisiones.
Por otro lado, se piensa que el mayor número de conexiones cerebrales no es más que un intento del cerebro para compensar por la pérdida de sustancia gris.
Si bien los autores no pudieron establecer una relación directa entre esos cambios cerebrales y el cociente intelectual (IQ) de los participantes, una evaluación inicial de ese parámetro entre usuarios y no usuarios de marihuana reveló que los usuarios tenían menor inteligencia que los no usuarios. Según los autores, esa menor inteligencia de los usuarios no sería causada por la marihuana sino por otros factores ambientales o genéticos.
De acuerdo a estos datos, sería muy fácil concluir que los usuarios crónicos de marihuana tienen menos sustancia gris y son menos inteligentes que los no usuarios, pero eso no es cierto por una razón científica fundamental: ninguno de los estudios que se han hecho son de seguimiento a largo plazo sino que son estudios del momento. Es como si a usted amable lector le dijeran que su foto a los 14 años de edad debería ser la misma que su foto a los 50 años.
El averiguar el verdadero efecto a largo plazo de la marihuana exigiría algo que no es ético: sortear a un grupo de voluntarios para que uno fume marihuana todos los días durante por lo menos 10 años y compararlo con otro grupo que no la use, eso obviamente es imposible.
Por lo tanto no se sabe si las personas que usan crónicamente la marihuana nacieron con menor sustancia gris e inteligencia y por eso escogieron usar marihuana, o al revés, que el uso de la marihuana les causó esos problemas. En todo caso ninguna es deseable…
Es decir no se sabe qué es primero, si el huevo o la gallina.