George Best, Müller y Cubillas, en la presentación del alemán en el Strickers de la MLS.
George Best, Müller y Cubillas, en la presentación del alemán en el Strickers de la MLS.
Redacción EC

, allá por 1982, era el recordman de goles de la historia de los Mundiales. Tenía 14, construidos entre México 70 (10) y Alemania 74 (4). Aunque jugaba con el número 13, era un 9 talla small, de torso algo alargado, pero piernas robustas, como dos troncos.

El alemán, allá por 1982, tenía un rival sudamericano con opciones de quitarle ese honor de recordman. Y no era el argentino Kempes ni el brasileño Zico sino un peruano de 33 años que jugaba en los Strickers de EEUU (había sido su compañero ahí, en el club de Fort Lauderdale) y tenía un promedio también brutal: 10 partidos y 10 goles en Mundiales. Porque eso era el ‘Nene’ Cubillas, un killer capaz de marcar 5 tantos en el Mundial del 70 y 5 tantos en el Mundial del 78. Al 74 no había asistido, pero con vistas al 82 estaba interesado en ir.

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El boleto casi sin Teófilo

Claro, la Eliminatoria del 81 no había sido ideal para él. Jugó en el arranque ante Colombia en Bogotá, donde falló penal en el 1-1, y luego no participó de los triunfos como local ante los cafeteros (2 a 0) y Uruguay (2 a 1) por solicitud de su club. Se rumoreó que jugaría el partido final en Lima ante los celestes (0-0); es más, Pocho Rospigliosi, gran fuerza mediática de radio, tv y prensa escrita, había asegurado que llegaría, pero días antes se cayó su venida por permisos que nunca dio la liga de EE.UU.

En su ausencia, la posición de 10 en Perú la cubrió el joven Julio Cesar Uribe. El ‘Diamante’ como volante posibilitaba un tridente potente en ataque: Juan Carlos Oblitas por izquierda, Guillermo Barbadillo por derecho y Guillermo La Rosa al centro del ataque. Eso sí, sobrevolaba en el ambiente la idea de que Cubillas igual iría a la Copa del Mundo. Era el deseo de la comisión que lideraba José Pepe Aramburú pero sobre todo era el deseo de Tim, que tenía una gran debilidad por el 10. El mismo Pocho, de olfato indudable, hizo un “en vivo” en su programa de Canal 5 ni bien lograda la clasificación en Lima entre Uribe y Cubillas, donde Julio César le desea su vuelta a la selección para ir juntos a España. “Esperamos tu regreso al equipo Teófilo”, llega a decir Uribe.

Discrepancia táctica

Claro, hacia los medios era todo muy diplomático, pero hacia el planteo del equipo, dentro de la interna, no tanto así. Citar a Cubillas implicaba no sacar a Uribe, pero sí reposicionarlo como ‘9’ y prescindir en el titularato de La Rosa. “Hoy yo podría jugar de ‘9’ porque tengo más conceptos, pero entonces no tenía tanto respaldo táctico para ello”, reflexiona Uribe, quien venía de ser considerado uno de los 3 mejores jugadores de Sudamérica por la revista El Gráfico (los otros dos eran Diego Maradona y Zico). Tambien agrega: “La Rosa era un 9 posicional, que complicaba zagueros y metía a los rivales en su área. El grupo sentía injusto que Guillermo no estuviera”. De hecho,en su libro Un Mensaje a los Carasucias de 1991 Uribe da a entender que la presencia de Cubillas golpeó al grupo y acentuó su división entre “los de Cristal” y “los de Alianza”.

A nivel dirigencial, también había un gusto: Perú no podía ir sin Cubillas a España 82, mitad por lo que representaba como jugador-emblema de la selección y mitad porque podía batir el récord del alemán Müller. “El peso de tener a un peruano con ese récord apuntaba a ser tremendo; en España 82 Perú mínimo jugaría 3 partidos y Cubillas de titular era una todavía una presencia. Si había penal, él lo patearía, imagino”, contó Luis Puiggrós, ya fallecido, histórico columnista de El Comercio. Hasta el peso de los sponsors era relevante. La tarifa de Perú en futuros amistosos televisados por Pantel costaría más con Cubillas que sin él. Los amistosos en Perú, previos a la Copa, lo tuvieron de inicialista, junto a Uribe que, efectivamente, fue más en punta, como ‘9’.


Tim cedió para el llamado de Cubillas. (Foto: Archivo Histórico GEC)
Tim cedió para el llamado de Cubillas. (Foto: Archivo Histórico GEC)
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Desastre en España

El Mundial de España 82 fue una gran derrota para Perú. Se inició igualando contra la teóricamente débil selección de Camerún (0 a 0), luego se logró un gran empate con la futura campeona Italia ( 1 a 1) y finalmente -cuando hasta el empate nos clasificaba- jugamos el peor segundo tiempo de la historia al caer 5 a 1 con Polonia. Lo anecdótico es que Cubillas, tan criticado, dejó el partido en el minuto 55, cuando el marcador iba 0 a 0 y con ello Perú clasificaba.

Perú llegó al Mundial de España con gran expectativa, pero no logró ganar. El mejor partido se disputó ante Italia, que sería el campeón. Aquí el ‘Ciego’ en pleno desborde. (Foto: Archivo histórico de El Comercio)
Perú llegó al Mundial de España con gran expectativa, pero no logró ganar. El mejor partido se disputó ante Italia, que sería el campeón. Aquí el ‘Ciego’ en pleno desborde. (Foto: Archivo histórico de El Comercio)
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Más que el ingreso de Teófilo al equipo lo dañó, según Puiggrós, la perdida de la esencia de la mejor versión de las Eliminatorias: “Con relación a la clasificación se perdió a dos defensas por lesión: Chumpitaz y Rojitas. Fuera de ello, el equipo se llenó de volantes y perdió su tridente de ataque, donde solo Oblitas sobrevivió como titular”. No miente el columnista. En relación a las Eliminatorias del 81, donde en ataque jugaban Barbadillo, La Rosa y Oblitas, en el Mundial hubo partidos donde Leguía -muy volante- hizo de Barbadillo y Uribe -muy volante también- hizo de La Rosa. La muy mala copa de César Cueto se explica preguntándose si no le quitamos con la variante jugadores capaces de recibir sus descargas.

El mito que sigue

La teoría popular dice que el ingreso del ‘Nene’ terminó por quebrar una relación que se había gastado en casi 45 días de preparación. Mario Fernández, periodista, cree lo mismo. “Fueron casi 60 días fuera. Se dilató mucho el proceso y eso cansa. Un jugador me dijo en París que estaba tan agotado como si hubiera corrido una maratón. Y está lo de Teófilo, claro. Dicen que hubo presión dirigencial. A mí me queda la idea de que el equipo de las Eliminatorias no se debía cambiar”, dice.

Rafael Hanza fue miembro clave de la Comisión España 82 que presidió el respetado Pepe Aramburú. En 1991 se enfureció por la publicación de “Un mensaje a los carasucias”, la ópera prima de Uribe que gira en torno a lo que ocurrió con Teófilo Cubillas en el mundial y escribió una carta que se publicó en El Comercio: “Todo lo que está allí ha sido escrito con mentira y soberbia. Tim pidió inscribir a Teófilo en la lista mucho antes. Lo consideraba insustituible”.

(Foto: Archivo Histórico GEC)
(Foto: Archivo Histórico GEC)

Parte de las 112 páginas del libro de Uribe aclaran su posición. Desclasificado en librerías, todavía se puede conseguir en Mercado Libre o en librerías de viejo en el Centro de Lima. Ahí afirma. Que Cubillas quiso estar y Tim le respondió que no había lugar para él. Que el ‘Nene’ sabía que delante de él “tenía un gran jugador” (sic) y no le importaba ser suplente. Que todo fue “una mascarada” y que el ‘Nene’ arrancó el Mundial como titular.

“En España fuimos consecuencia de la división”, dijo Uribe. Tim, por su lado, escribió esto en el documento para la FPF. “Contra Camerún hubo marca dura. Uribe fue el claro ejemplo, se la pasó reclamando y no supo aprovechar su técnica”. Luego: “Contra Italia, Velásquez, un jugador de mucha ascendencia, no jugó a su nivel... desmoralizó a sus compañeros”. Finalmente: “Contra Polonia, ingresaron Uribe y Barbadillo, pero no alcanzaron el rendimiento adecuado. Igual, todos no estuvieron ni en un 50% de su capacidad”. El palazo del viejo Tim no fue a Teo sino más bien a Uribe,Leguia y Barbadillo, puesto a jalar con nombre y apellido.

Lo concreto es que pese a ello, Cubillas no fue de los más bajos de Perú en esa copa. Al contrario, tuvo la más clara contra Camerun y dio asistencia en gol contra Italia. Pese a ello, la copa discreta en conjunto arruinó su promedio de gol y quedó lejísimos de Muller. De los 10 goles en 10 partidos pasó a los 10 goles en 13: 0.76 por juego. Eso sí, nadie lo saca de la historia grande de las copas.

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