New York Knicks y Boston Celtics se enfrentaron en el inicio de la temporada regular de la NBA en el Madison Square Garden. (Foto: Julio Vizcarra)
New York Knicks y Boston Celtics se enfrentaron en el inicio de la temporada regular de la NBA en el Madison Square Garden. (Foto: Julio Vizcarra)
/ Julio Vizcarra Torres
Julio Vizcarra Torres

El Madison Square Garden no es cuadrado. Lo descubrí el día anterior a visitarlo, cuando su figura de coliseo romano atrajo mi mirada, de hecho la de todos los presentes. Desde el piso 102 del icónico Empire State, la arena más famosa del mundo se abre paso en tierra de gigantes. Rodeada por inmensos edificios y rascacielos, brilla de tal manera que no necesitas preguntar qué lugar es. Es verdad que solo se deja ver un poco, pero es suficiente para apuntarlo en tu ruta de viaje por Nueva York. En mi caso, que en la noche siguiente iba a disfrutar el juego entre los y , en el arranque de la temporada regular de la , fue una dosis más de ansiedad.

El Madison Square Garden visto desde el piso 102 del Empire State. (Foto: Julio Vizcarra)
El Madison Square Garden visto desde el piso 102 del Empire State. (Foto: Julio Vizcarra)
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La imponencia del también llamado “palacio de las tres mentiras” -no está sobre la calle Madison, no es cuadrado ni tiene un jardín- aumenta cuando se está frente a él. Entre las calles 31 y 33, en la Séptima avenida, la gente avanza con un ojo puesto en el semáforo y el otro en el principal escenario deportivo de Manhattan. Si caminar por sus alrededores ya es de película, una vez que ingresas el sueño continúa.

La ciencia ficción crece si pensamos en los New York Knicks, que pese a estar lejos de ser un conjunto animador de la NBA, se convirtió este 2019 en la franquicia más valorada por tercer año consecutivo, según Forbes. Su valor se calculó en unos 3600 millones de dólares. Para la revista especializada en los negocios y las finanzas, el Madison Square Garden representa un 23% del valor de los Knicks, que se ven beneficiados por los canales de patrocinio del polideportivo y demás vías de ingreso. Puede parecer una locura pagar 90 dólares por la entrada más barata para ver un juego de este equipo, pero el mítico escenario hace que se eleve el costo.

Me detengo para trasladar la situación a nuestro fútbol. Equipos como Alianza Lima y Universitario podrían sacarle mayor provecho a sus estadios. Ahora, que en una semana el Monumental albergará la final de la Libertadores entre River y Flamengo, es una oportunidad única para mostrar las bondades del escenario de Ate. Con los arreglos necesarios, pensando en cada detalle que cuide la experiencia, ¿por qué el Monumental, el estadio de Matute o Nacional no pueden convertirse en atracciones turísticas imprescindibles en Lima?

Si no tienes pensado ir a un juego de básquet, partido de hockey o concierto, conocer el famoso pabellón deportivo cuesta unos 30 dólares. Además, aparece en las tarjetas turísticas de ‘La Gran Manzana’ como el New York Pass y The Sightseeing Pass, que son excelentes opciones si el principal objetivo es visitar lugares emblemáticos de la ciudad.

El Madison Square Garden se ubica entre las calles 31 y 33, en la Séptima avenida. (Foto: Julio Vizcarra)
El Madison Square Garden se ubica entre las calles 31 y 33, en la Séptima avenida. (Foto: Julio Vizcarra)
/ Julio Vizcarra Torres


Dentro, todo está bien pensado, planeado y ordenado. Los periodistas que llegan con anticipación son llevados a un gran comedor, al lado de la sala de conferencia, en donde un buffet espera. Para saborearlo, se debe hacer un pago de 8 dólares, que es destinado al Garden of Dreams, fundación de The Madison Square Garden Company y MSG Networks, dirigida a jóvenes con enfermedades o bajos recursos.

Al ir por el pasadizo que lleva a la zona de prensa y tribunas, se atraviesa un pequeño media center en el que encuentras toda la información de los equipos protagonistas, obviamente prevalecen las estadísticas de los Knicks, el equipo de casa. Ojo, no solo entregan alineaciones, como sucede en el campeonato peruano y demás torneos de Latinoamérica (por ejemplo la Copa América de Brasil), sino hay una serie de datos (talla, edad, estadísticas de la campaña anterior de los jugadores, entre otras cosas) como para armar una previa en televisión. Los folios se multiplican y cada periodista es libre de llevarse los que crea necesarios.


Showtime

La bienvenida para el público y periodistas es con un polo azul de los Knicks, los cuales nos esperan en los respaldos de los asientos. Una vez en tu butaca, con el cinturón abrochado para la aventura, el bullicio de los más de 20 mil espectadores contagia. Así como Nueva York, el Madison Square Garden nunca duerme. La NBA es un producto muy bien cuidado, que se compone de sus franquicias (para acreditarse a un juego, la comunicación no se hace con los equipos sino con la organización), la espectacularidad del básquet, la música -la canción de Los locos Addams, en piano, cada vez que ataca el local es de soundtrack- y marketing, sin dejar de lado el tema social. Nada se detiene, ni siquiera en las pautas comerciales que nos muestra la televisión.

Así luce el Madison Square Garden en un partido de los Knicks. (Foto: Julio Vizcarra)
Así luce el Madison Square Garden en un partido de los Knicks. (Foto: Julio Vizcarra)
/ Julio Vizcarra Torres

En cada pausa del juego, un nuevo show empieza. Aquel sábado, fue invitado el rapero ASAP Ferg, quien puso al público de pie. Antes de hacer sus rimas, en el cubo gigante sobre la cancha, se contó la historia de este compositor, que habló del amor que siente por los Knicks. No es que se apagaron las luces y el músico ya estaba en el escenario. Tampoco se puso al azar un grupo de porristas a animar. Siempre estuvo, incluso, se alternaron con el de niños, haciendo algo bastante vistoso.

Conforme avanzaba el partido, cada auspiciador tenía su espacio de manera constante. Así, una y otra vez, podías observar en los paneles marcas como Lexus o Kia. Otra hacía su entrada en escena por medio de un globo gigante. Y toda actividad tenía patrocinio. En un tiempo muerto, un fanático tuvo la chance de recuperar lo invertido y llevarse mucho dinero a casa. Le dieron tres oportunidades para encestar. Conforme iba lanzando, la distancia se hacía mayor. La primera fue por $100. Luego subió a 1000, cerrando con un tiro que si era canasta le habría hecho ganar 10 mil dólares.

En redes sociales, el dinero también estuvo en juego. En las pantallas electrónicas que forman un cubo, se lanzaban trivias con un premio de $5000, las cuales los espectadores debían responder usando un hashtag. Todo sucedía en tiempo real, sin quejas por la lentitud del internet. El wifi, que era gratuita (el password por todos lados como obligándote a usarlo), terminó siendo mucho más veloz que cualquier paquete de datos vendido en el Perú. Asimismo, los mensajes de los fans eran mostrados en las pantallas, mientras los Knicks, liderados por R. J. Barrett, intentaban volver a meterse en el juego, frente a unos Celtics que sumaban gracias a la precisión de Marcus Smart y Kemba Walker.

En medio de los billetes verdes, canastas y auspiciadores, un anuncio en inglés y español nos hacía recordar que había en disputa más que una victoria. “Taclea al cáncer infantil. Por cada bloqueo, $50 serán donados para combatirlo”. En ese instante, se me vino a la mente la iniciativa de Sporting Cristal: “Un gol, una beca”. Algo que los clubes deberían replicar más.

Los asistentes, que cada tanto recibían polos de regalo lanzados por una especie de metralleta gigante, no paraban de alentar a pesar de que el final con derrota estaba cerca. Tampoco reírse. Cerca del final del encuentro, en las pantallas se anunciaron personajes famosos, como Gandalf del El señor de los anillos y, de inmediato, se enfocaba a su doble en la tribuna. ¿Cuánta gente habría detrás buscando los parecidos, no? Los elegidos fueron tan buenos que nos quedamos con ganas de ver más.

El Madison Square Garden de noche tras la victoria de los Celtics ante los Knicks. (Foto: Julio Vizcarra)
El Madison Square Garden de noche tras la victoria de los Celtics ante los Knicks. (Foto: Julio Vizcarra)
/ Julio Vizcarra Torres

Así fue acabando una jornada distinta de un evento que traspasa las parámetros de un juego cualquiera. Los Knicks se fueron con las manos vacías pero no así los espectadores, quienes dejaron el Madison Square Garden con una amplia sonrisa. La NBA ofrece un producto 360° que deja contentos a todos.

¿Se puede imitar? Seguro que sí, adaptando la propuesta a nuestra realidad. Acá no solo se trata de ver en acción a R. J. Barrett, Kemba Walker o LeBron James. Se busca vender un producto, cuidado en cada detalle y envuelto en el mejor papel posible. Algo logrado por la NBA y los elencos que forman la liga. Los New York Knicks no ganan pero son buenos en las finanzas. Quizás, la estructura de este tipo de eventos, pueda servir para que los clubes peruanos amplíen su abanico de propuestas y tengan un punto de partida para darle al hincha un mejor producto, así como una experiencia que los haga sentir ganadores siempre.

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