El día en el que un penal se transformó en teatro
El día en el que un penal se transformó en teatro
Redacción EC

PIERINA PIGHI BEL

Un día que no era de visita Giovanni Sanoni, profesor de teatro, entró en el penal de mujeres de Chorrillos con un encargo urgente: organizar a 30 internas para montar una versión virreinal de “El fantasma de la ópera” en solo dos semanas. Abrió un cásting y las elegidas comenzaron a ensayar apenas unas horas después. Para muchas sería su debut actoral.

Pero Giovanni podía dirigirlas solo dos veces a la semana. El resto del tiempo quedaron al mando de Cinthya, interna por tráfico ilícito de drogas (TID). Durante 15 días aprovecharon un salón vacío de Santa Mónica para preparar su golpe artístico: una coreografía de salón colonial, con sorpresa incluida.

Al mismo tiempo, Isabel aprovechaba las horas en las que las internas de su pabellón de máxima seguridad dormían para ejecutar su parte del trabajo: confeccionar los vestidos de estilo colonial para las bailarinas, a partir de cortinas y decenas de materiales reciclados. Hasta que entró en la cárcel por robo agravado, ignoraba su habilidad para la costura. Planea abrir un taller cuando salga.

En la presentación del jueves, antesala del Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy, Greisy, una dominicana de 22 años, cumplió el papel principal y bailó un vals como quinceañera frente a Marthinet Ávila, directora del penal. Al terminar, la llevó a la sorpresa: una degustación de postres limeños tradicionales, pero que Greisy conoció apenas hace cuatro meses al caer por TID en el penal.

Fue la primera vez que delinquió y “también la última”, asegura antes de recibir sentencia, que en términos de madre, significará el tiempo de espera para reencontrarse con su hijo de seis años. El pequeño vive en España con su abuela.

Los hijos de Glenda, quien también es parte del elenco, la esperan en Ecuador desde hace cuatro años. Ella se separó de ellos “por andar hecha la enamorada”. Contactó a un peruano por chat, vino a conocerlo, se enamoró y aceptó ayudarlo a traficar droga.

El amor acabó cuando al verla detenida, él desapareció. A dos años de salir libre, se distrae actuando y promete que evitará cualquier propuesta por Internet.

Otra de las actrices, Ana, actuó de pregonera y gritó “revolución caliente” frente a la directora del penal. Fuera del escenario, su situación legal le permitiría también pedirle reducir su pena de cinco años por TID a solo tres.

Pero dice que quiere quedarse: “prefiero terminar de rehabilitarme bien”.

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