(Foto: El Comercio)
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Ana Briceño

Luego de asesinar de un disparo en la cabeza a su esposa, el chileno Alfredo Jiménez, de 86 años, se suicidó de un balazo en el pecho en el hospital de Essalud Carlos Alcántara, en La Molina. Fue ayer a las 11:45 a.m.

Jiménez, quien sufría de depresión, acudió al centro de salud con su esposa Andrea Dueñas, de 83 años, para realizarse análisis clínicos. Cuando ella estaba sentada en una silla de ruedas, el anciano la atacó con un revólver. No se saben las causas, pero no fue el único feminicidio en los últimos días.

La mañana del martes 1 de agosto, un adolescente de 15 años mató con una pistola a una menor de 11 años en la habitación de un hotel, en El Agustino. Ella fue hallada solo con la trusa puesta.

A través de la cuenta de Facebook de la menor, su madre encontró al presunto culpable. Fue a su casa, pero había fugado. Dos días después, la policía recién inició la búsqueda del homicida, sin ningún resultado positivo hasta el cierre de esta nota.

Ante estas muertes y otros intentos de feminicidio y hechos de violencia contra la mujer, el movimiento Ni Una Menos realizará mañana una marcha hacia el Palacio de Justicia. La concentración para esta movilización será a las 2 p.m. en el Campo de Marte, en Jesús María.

–¿Qué ha cambiado?–

De acuerdo con las últimas estadísticas del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, entre enero y julio de este año se han investigado 48 casos de feminicidio en el país, 14 casos menos en comparación con el mismo período en el 2016.

Del total de crímenes contra las mujeres, 42 fueron considerados íntimos, es decir fueron cometidos por sus parejas o ex parejas. En Lima y Callao se registraron 15 feminicidios. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, entre enero y junio hubo 123 intentos de feminicidio.

Ivonne Macassi, abogada de la ONG Flora Tristán, sostiene que si no hay una reducción significativa de los casos de feminicidio es porque la fiscalía no tiene los reflejos para actuar con rapidez cuando se inicia la investigación sobre el asesinato o desaparición de una mujer. Esto se debería a la falta de fiscales especializados en feminicidios, dato que fue confirmado a este Diario por el Ministerio Público.

“La fiscalía no tiene aún las alertas para actuar con diligencia cuando está frente a un presunto feminicidio ni tampoco tiene fiscales especializados en este crimen. Cuando una mujer desaparece, el fiscal a cargo debería solicitar al Poder Judicial ingresar al domicilio para que los peritos acopien todas las pruebas. Lamentablemente, eso se realiza luego de seis meses, cuando todos los indicios desaparecen”, dice.

Victoria Villanueva, de la ONG Manuela Ramos, indica que a un año de la primera marcha Ni Una Menos lo que ha prosperado es la necesidad de trabajar en la prevención. “Esta comienza desde el colegio. El currículo escolar es fundamental para que los niños conozcan sus derechos, sus cuerpos y nadie los engañe”, apunta.

Ella resalta que lo positivo del movimiento Ni Una Menos es que han surgido nuevos grupos de mujeres que luchan contra la violencia de género y otras que están más informadas para evitar convertirse en una víctima más.

El politólogo Rodrigo Gil resalta que gracias al uso de las redes sociales como el Facebook, las mujeres han compartido “testimonios íntimos sobre la violencia a la que son sometidas. La revelación crea lazos comunitarios a través del reconocimiento mutuo [“si tocan a una, tocan a todas”]. En Ni Una Menos se destapan verdades peligrosas que no siempre son visibles para la sociedad”.

Conny Campos, del colectivo Paro Internacional de Mujeres, es una de las voceras de la marcha de este año, que llegará a Palacio de Justicia, en el Centro de Lima. “Invitamos a todos a participar para visibilizar estas situaciones de violencia”, acota. Los familiares de cinco mujeres violentadas encabezarán la manifestación.

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