Editorial: Género y especie
Editorial: Género y especie
Redacción EC

Entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, el Congreso discutió y del Decreto Legislativo 1323 (D.Leg. 1323) en aquellas partes que introducía, entre otros, los conceptos de “orientación sexual” e “identidad de género” como causales de discriminación especialmente castigadas por el Código Penal. Un esfuerzo normativo del Ejecutivo por proteger a la población LGBTI de los llamados crímenes de odio.  

La derogación, ciertamente, es una atribución legítima del Congreso. Las formas y las motivaciones detrás de la decisión fueron, no obstante, cuestionables, por decir lo menos. 

Sobre lo primero, llamó la atención que la inclusión de la propuesta para derogar el D.Leg. 1323 en la agenda del pleno recién fuera aprobada el mismo jueves –por un acuerdo de la Junta de Portavoces firmado únicamente por (FP), Alianza para el Progreso y el –, exceptuando el plazo regular de publicación de la iniciativa en el portal del Congreso durante siete días. Y también que recién pasadas las 10 de la noche se confirmara su discusión en el pleno del mismo día, y que esta se extendiera por poco menos de una hora. Esta actitud sorpresiva y apresurada se contradice con la prédica recurrente de FP sobre la importancia de que el destino de las normas se decida a través de un debate reflexionado en el pleno. 

Respecto a los motivos de la derogación, el discurso oficial del fujimorismo ha sido que esta se debió a razones “de forma”, dado que el D.Leg. 1323 habría excedido los términos de la ley que delegó facultades legislativas en el Ejecutivo. Un argumento poco sólido si se tiene en cuenta que la ley autoritativa del Congreso (Ley 30506) contemplaba expresamente la facultad de legislar sobre “seguridad ciudadana” y “violencia de género”; lo que lleva a cuestionar si no habría otras razones detrás de la determinación que no quieren ser evidenciadas y, al mismo tiempo, a recordar los compromisos que la ex candidata de FP, , firmó con grupos conservadores y opositores a los derechos de las personas LGBTI durante la última campaña electoral.

Pues no parece haber sido mera casualidad que el informe de la congresista fujimorista –informe en minoría del grupo de trabajo que analizó la constitucionalidad de los decretos legislativos, y que dio pie a que en la Comisión de Constitución se propusiera la derogación de la norma del Ejecutivo– únicamente cuestionara la inclusión de los términos “orientación sexual” e “identidad de género” como agravantes de discriminación en el D.Leg. 1323. En cambio, pese a no haber sido expresamente previstos en la delegación de facultades, guardó silencio sobre otros factores de discriminación como nacionalidad, condición migratoria o de salud, que también fueron añadidos.

Tampoco parecen tan “de forma” los tuits de los congresistas de la bancada naranja Nelly Cuadros y Juan Carlos Gonzales celebrando la derogación del D.Leg. 1323, llamándolo “#LeyMordaza”; ni el de Carlos Tubino que compartió otro mensaje en la red social que señalaba literalmente “Dale RT si estás contra #DL1323 q criminaliza a quienes defendemos nuestros hijos y familias contra ideología de género” (sic). 

Mención aparte merece la inconsistencia de congresistas como , quien pese a haber anunciado que votaría en el Congreso “de acuerdo a [su] conciencia y [sus] principios”, optó por no hacerlo en el momento de las definiciones, y , quien pese a presentar un proyecto de ley similar al D.Leg. 1323, votó por derogarlo, en un elocuente acto de disciplina partidaria.

Habrá que esperar entonces a que se discutan y voten las iniciativas de la congresista Chihuán o la que ha anunciado que presentará el oficialismo. Ahí se verá, una vez más, qué legisladores fujimoristas se encuentran realmente comprometidos con la protección de las minorías, y quiénes perseveran en la intransigencia de la que ha hecho gala su bancada, demostrando que son especies del mismo género.