Cuando la prensa no toma una legtima posicin poltica, sino, por el contrario, partidariza la informacin por tal o cual candidato, lo primero que perece es la verdad. Esta es la moraleja del caso que empez con un reportaje propalado el domingo 15 de mayo en el programa Cuarto poder y que termin con otro emitido en un espacio alquilado en Panamericana Televisin el domingo siguiente, Las cosas como son.

En el primer reportaje se trat de probar la existencia de una investigacin de la DEA al entonces secretario general de Fuerza Popular, Joaqun Ramrez, por lavado de activos, y cuya fuente era un testigo que sostena haber grabado al susodicho reconociendo haber lavado US$15 millones de la candidata Fujimori en el 2011.

El audio, es decir, la prueba, nunca ha sido propalado. Y la investigacin de la DEA tampoco pudo ser demostrada, pues ese organismo ni confirm ni neg oficialmente la investigacin a Ramrez y, por el contrario, confirm que la candidata Fujimori no haba sido, ni estaba siendo, investigada por el hecho afirmado por el testigo. En sntesis, el reportaje careca de la idoneidad periodstica necesaria como para ser propalado, pues no poda confirmar nada de lo que afirmaba, dejando el hecho noticioso anunciado en el plano de la pura especulacin. As, segn una investigacin demoscpica hecha para El Comercio, la percepcin mayoritaria de quienes lo vieron fue que el reportaje es parte de una campaa de desprestigio contra Fujimori.

El 22 de mayo, en un programa de Panamericana Televisin, se propal otro reportaje que afirmaba que el testigo que acus a Ramrez y a Fujimori admita haber mentido. Como prueba de ello se emiti un audio que result haber sido trucado. La grave revelacin la hizo la periodista Mayra Albn, que renunci al programa y fue con su denuncia al canal que haba patinado el domingo anterior.

Albn reconoci que por una cuestin de tiempo simplemente no escuch todos los audios que recibi antes de propalarlos. Es decir, nadie all se tom el trabajo de verificar lo ms elemental, o sea, la autenticidad del material periodstico. Solo despus de transmitido el fraude, al da siguiente, Albn hace su chamba y se da cuenta de que las cosas no son como son, para vergenza del cuarto poder.

Mencin aparte merece la actuacin del presidente de Panamericana, Pedro Arbul. Fue l quien recibi el material de una parte interesada como es Jos Chlimper. Con mayor razn debi asegurarse, por el prestigio de su canal, de que el material fuese auditado exhaustivamente. No lo hizo y lo entreg a un espacio alquilado con fines ajenos al periodismo.

Por lo menos, en su caso, Panamericana tuvo el decoro de mandarlo a su casa.