“¿Puedo poner mi modelo de relacionarme como el único verdadero y legítimo?”
“¿Puedo poner mi modelo de relacionarme como el único verdadero y legítimo?”
Patricia del Río

Hace unos días me crucé por las calles de Lima con una familia particular: dos mujeres, visiblemente extranjeras, jugaban con seis o siete niños que eran sus hijos. Los niños se referían a ellas como “mamá” y al único adulto varón del grupo lo llamaban “papá”. No había que ser muy perspicaz para descubrir que se trataba de una familia polígama. En ese momento me asaltó la duda: ¿esta familia cuenta como natural? ¿Las personas que marcharán tras los carteles de la considerarían un modelo a seguir? Claramente no, porque la regla es un papá y una mamá. Sin embargo, si lo que se busca es la preservación de la especie (razón primordial por la que no se aceptan gays), que un hombre tenga dos mujeres parece más efectivo, pues su posibilidad de dejar descendencia es mayor. Desarmado el primer argumento, alguien podría objetarme, entonces, que así no se comportan los seres humanos, que esa es la excepción, pero se equivocaría nuevamente. La poligamia existe en el mundo desde siempre. De hecho la Biblia está llena de polígamos, el rey Salomón tuvo 700 mujeres, Abraham y Moisés, más discretos, tuvieron dos cada uno, y podríamos seguir enumerando ejemplos incluso del Nuevo Testamento, pero mejor saltemos a las páginas de la ciencia.

La bióloga y antropóloga Helen Fisher sostiene en su libro “Anatomía del amor” que solo el 16% de las 853 culturas registradas han tenido como norma la monogamia. El otro 84% ha promovido, permitido o tolerado la . Del rey Moulay Ismaíl de Marruecos se dice que tuvo más de 800 hijos. Los emperadores chinos más aplicados podían copular con cientos de mujeres que pasaban por sus camas cuando estaban ovulando. Actualmente, en muchos pueblos de nuestra Amazonía es normal que un hombre “tome”, además de su esposa, a otra más joven para seguir teniendo hijos. Ejemplos hay de todos los tiempos y en todas las culturas. Según Fisher no se practica más la poligamia porque es una práctica para gente con dinero. Para mantener familiones de decenas de mujeres, con centenares de hijos, hay que amasar la fortuna de un sultán o un emperador.

Podemos discutir horas sobre si la poligamia debería ser legal o no, pero ese no es el punto en este artículo. Cuando me crucé con esa familia extraña, múltiple, mi primera reacción fue de rechazo. Luego me di cuenta de que me resultaba inquietante porque es una forma de relacionarse que yo no practicaría. ¿Pero puedo afirmar que no es natural? ¿Puedo poner mi modelo de relacionarme como el único verdadero y legítimo? Creo que no. Basta con leer un poco para descubrir que la historia del cristianismo y de la humanidad está plagada de familias “diferentes”, y acá seguimos. No nos hemos extinguido y hay más probabilidades de que nos mate una botella de plástico flotando en el mar a que lo haga un matrimonio múltiple, o uno entre personas del mismo sexo.