La última oportunidad de Keiko, por Marco Sifuentes
La última oportunidad de Keiko, por Marco Sifuentes
Marco Sifuentes

En octubre del 2015 asistí a un encuentro de Keiko Fujimori con unos 200 dirigentes vecinales de Pachacútec, Ventanilla, Callao. Por cierto, en el camino fui escoltado por unos amables muchachos de Factor K, ese grupo que según el JNE no tiene absolutamente nada que ver con el fujimorismo, pero que la cúpula de Fuerza Popular me presentó como uno de sus grandes logros. En la revista “Poder”, en noviembre, los describí como “un grupo de apariencia despolitizada que es el que arma, en todo el Perú, los festivales urbanos de hip hop, breakdance y skaters en los que, al final, aparece la candidata para dar los premios y tomarse un multitudinario selfie con los asistentes”.

Durante ese reporteo me quedó claro que el mito de que Keiko nunca ha trabajado no es del todo cierto. Es posible que nunca haya tenido jefes a los que responder, pero ha sido, como se dice ahora, una “emprendedora”. Es cierto que heredó mucho capital (político) de su padre, pero ha sabido invertirlo, recorriendo sin descanso el Perú. Ese capital venía, por supuesto, con yaya. Porque su apellido es la principal razón por la que tiene ese holgado porcentaje en las encuestas, pero también la principal razón por la que, nuevamente, el movimiento político más apasionado del país se ha reactivado antes de lo previsto: el antifujimorismo.

Keiko no calculó lidiar tan pronto con este escenario. De hecho, el panorama se le pintaba muy tranquilo en la primera ronda. Ella, en realidad, se estaba preparando para la segunda vuelta. En eso consistía su supuesta caviarización, tan comentada el año pasado: quería estar lista para, llegado el momento, tender puentes hacia fuerzas no fujimoristas. Pero esos planes se dinamitaron.

¿Se acuerdan de Harvard? Pasó al olvido cuando colocó a Cecilia Chacón como número uno de su lista parlamentaria (en Lima, porque en Cajamarca no sacaba ni medio voto). ¿Y quién extraña a Martha Chávez cuando tienes a esta revelación del verano 2016 llamada Yeni Vilcatoma? De la izquierda solo logró convocar a Vladimiro Huaroc, que quedó como un tránsfuga más y, peor aun, ha sido víctima de intrigas internas que, según se dice, son las responsables de haber filtrado el video por el que el JEE lo excluyó tanto de la plancha presidencial como de la candidatura al Congreso. Y Factor K debería darle un premio a quien pueda explicar en serio cuál es la diferencia esencial entre Cuculiza y Chlimper y por qué una no y el otro sí.

En el debate de este domingo veremos si Keiko Fujimori aún piensa que es posible extender, de alguna forma, una rama de olivo a ese 46% de peruanos que definitivamente no votará por ella. O si, por el contrario, ha decidido que lo mejor será atrincherarse en su mundo de Chacones y Vilcatomas y dejar que la polarización mediática consiga que se le aparezca la Virgen. Estas elecciones recién comienzan.