DIANA SEMINARIO

El cardenal Juan Luis Cipriani levanta la voz, quiere ser enfático. La Iglesia condena y castiga el delito, y la pedofilia no tiene atenuantes. Su voz cambia cuando recuerda su encuentro con el papa Francisco, quien está al tanto de los temas del Perú.

Los escándalos de los ex obispos Miranda y Guillermo Abanto han generado polémica y se critica que no ha habido una actuación transparente de la Iglesia. ¿Por qué este misterio? No ha habido una buena comunicación, porque hay casos en que la Iglesia, usando sus propias normas, sanciona directamente a los sacerdotes y obispos. Cuando un obispo no quiere reconocer un hijo, estamos en el campo civil; es un delito y tiene que actuar la ley. En el caso de la pedofilia, la Iglesia inmediatamente actúa y da a conocer las cosas con total transparencia y contundencia y no oculta nada. La pedofilia no tiene atenuantes, son delitos que claman al cielo y trasciende del pecado al delito. En el caso de Abanto, se tomó la decisión inmediata de separarlo como obispo, su situación le obliga a reconocer a su hijo.

Usted le ha dicho que hay que asumir las debilidades con hombría. La ley lo va a obligar a reconocer a esa criatura inocente con derecho a tener un apellido.

¿Era su mano derecha? He tenido cinco obispos auxiliares, pero no cinco manos derechas. Si pudiera hablar de una mano derecha, este sería monseñor Adriano Tomasi. Creo que hay una intencionalidad de olvidar los daños con tal de criticar a Cipriani.

En el caso del ex obispo de Ayacucho, acusado de pedófilo, él en una carta asegura que no ha cometido delito. ¿Cometió pedofilia? ¿Llegaremos a saberlo? Él afirma que no ha cometido pedofilia. Si lo ha hecho, no solo se le debe aplicar la ley canónica y su respectiva sanción, sino también la ley civil y la sanción que esta contempla. Yo rechazo cualquier atenuante. Quien abusa de un menor deberá ser castigado con toda la fuerza de la ley, sea sacerdote o laico, sin ningún miramiento. Ni la Santa Sede ni nadie, hasta ahora, ha presentado una denuncia de pedofilia. Bambarén habló de pedofilia, le pido que vaya a la fiscalía y denuncie. García Sayán también mencionó la pedofilia, también le pido que haga la denuncia.

Monseñor Luis Bambarén, en “La República” del 1 de octubre, precisó que no atribuyó el delito de pedofilia a Miranda. Parece que se ha rectificado. Puede rectificarse y decir que sí dijo y que ahora no dice. Él dijo lo que dijo y causó escándalo.

Se ha dicho –luego de la revelación del Caso Miranda–, que ud. es muy crítico en muchos temas, pero que en este no lo fue y su frase “no hacer leña del árbol caído”, escandalizó a muchos. Ahora estoy diciendo que el delito de pedofilia merece la mayor condena sin atenuantes y con tolerancia cero. No me preocupa que lo tomen como una rectificación, pero nunca quise decir que aceptaba el delito de pedofilia como una cosa más o menos mediana, no. Cuando hablé del árbol caído es porque se hizo una denuncia pública de pedofilia contra Gabino Miranda sin presentar, hasta el día de hoy, denuncia.

El arzobispo de Ayacucho, Salvador Piñeiro, insiste en que no ha habido delito y su comunicado habla de un secreto pontificio. ¿Se conocerá qué delito ha cometido Miranda? Quitarle el sacerdocio es una sanción drástica. Algo muy grave debe haber cometido. La Iglesia jamás va a cubrir ni a ocultar los delitos. Es muy diferente a una persona que va y se emborracha, eso es un pecado; pero si así borracho atropella y mata a una criatura, eso es un delito. Una persona que tuvo una relación sexual cometió un pecado grave; pero otra cosa es que sea una falta contra un menor de edad, una violación o tener un hijo y no reconocerlo, eso es un delito. En el tema que estamos viendo, la pedofilia siempre será un delito y la tolerancia siempre será cero. No se va a permitir que esto quede en la oscuridad o en la duda.

Pero con esto del secreto pontificio, pareciera que se estuviera apañando algo. Nunca se va a apañar ningún delito. Cuando hablamos de secreto pontificio, estamos hablando del fuero interno. Por ejemplo, yo hago un juramento de vivir la castidad, de obedecer al Santo Padre, que permanece al interior de mi alma, nadie me puede violentar. Pero cuando esto sale hasta fuera de una grave inconducta, se convierte en delito. Aparte del daño que te haces en tu propia instancia espiritual, estás yendo contra las normas elementales de la sociedad.

¿El secreto pontificio obliga a Miranda, a usted y a Piñeiro a no revelar las causas por las que fue destituido Miranda? Yo no estoy bajo ningún secreto pontificio, porque no estoy involucrado en este proceso. Según Miranda, a él le fue impuesto un secreto pontificio que le ha impedido defenderse.

Piñeiro dice que desconoce la causa de la destitución. Hay que creerle. Y no es poca cosa, pues es su arzobispo.

¿Miranda es del Opus Dei? No. Recibió formación espiritual de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.

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