Sophia  Castillo Castro

La Picantería, uno de los restaurantes más celebrados de la ciudad en donde un plato de ceviche puede llegar a costar hasta 70 soles (treinta soles más de lo que un peruano gasta en promedio por comer fuera), abrió sus puertas en 2012, en medio de las calles modestas de Surquillo, un distrito en el que tradicionalmente se podían encontrar principalmente ‘huariques’. A solo cuatro calles de distancia de La Picantería, por ejemplo, a partir de las 9 de la noche, de lunes a sábado, Lucía Casas Alcántara (1936), conocida como Lucy, instala en la puerta de un callejón de la calle San Carlos una cocina pequeña a gas, una lámpara a kerosene y una pizarra verde: “Hoy: papa rellena con arroz y ensalada a 15 soles (4$)”, se lee en tiza. Una pequeña banca de color blanco y un poco dañada por el tiempo es su única decoración. Lucy, una mujer negra, alta y con un pañuelo en la cabeza, atiende desde 1972, año en el que se mudó a esa quinta junto con sus tres hijos.

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