Michelle Guanilo, activista por los derechos de sus compatriotas, también opera una empresa de telecomunicaciones. Freddy Hernández trabaja en la cocina de un hospital. El Perú es su nuevo hogar. (Hugo Pérez / El Comercio)
Michelle Guanilo, activista por los derechos de sus compatriotas, también opera una empresa de telecomunicaciones. Freddy Hernández trabaja en la cocina de un hospital. El Perú es su nuevo hogar. (Hugo Pérez / El Comercio)

La reina de las arepas ha conquistado Miraflores. Se llama Angie. El da que no encontr comida en ningn mercado de Caracas sac todos sus ahorros y compr un boleto areo hacia Lima sin retorno. Se embarc con su esposo Eleazar, sus nueve maletas, su perro y con ese acento meldico de los venezolanos que hasta hoy, dos aos despus, nadie le quita. Nos pone al frente unas arepas rellenas de pollo, palta, queso y carne, y una bebida a base de limn, miel de chancaca y hielo. Angie nos habla durante tres horas, sentada en la mesa dos de su pequeo negocio de comida que de lunes a viernes revienta de clientes.

Volver a nacer A fines de los aos 80, cuando el Per sufra por la hiperinflacin y el terrorismo, Caracas abri sus puertas a miles de connacionales. Hoy la situacin es a la inversa. No hay cifras exactas de venezolanos en el Per, pero cerca de 25.000 usuarios estn afiliados a ocho cuentas de Facebook creadas para integrar y ayudar a esta comunidad.

Empresas de taxi, restaurantes, hoteles y clnicas reciben a quienes escapan de la crisis de su pas. El ex diputado venezolano scar Prez, asilado en el Per desde el 2010, dijo a un medio local que unos 15 mil compatriotas suyos viviran en el Per. Migraciones no da una cifra exacta.

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Angie y Eleazar en su restaurante Delizia Caf, ubicado en la calle Berln de Miraflores. (Nancy Chapell / El Comercio)

El salario mnimo en Venezuela es el segundo peor en Amrica Latina, solo superado por el de Cuba: US$25 al mes, lo que un limeo puede gastar en un restaurante. Pero un tema aparte es la inflacin. De haberse quedado en su pas, Angie tendra que pagar US$136 por una toalla o US$700 por un par de jeans. Los puestos de mercado y las farmacias en Venezuela se han quedado vacos.

Me cuesta creer que aqu podemos ir a un supermercado o una farmacia y encontrar todo, comida, medicamentos, sin tener que pelear, dice Angie. Se apellida Quintana y ahora posa para las fotos de El Comercio con Eleazar. Ella atiende con la gorra tricolor de su bandera. l prepara el caf detrs del mostrador con una camiseta de la seleccin de ftbol. Ambos consiguieron empleo al poco tiempo de llegar a Lima. Trabajaron sin parar. Con ahorros y algo de experiencia en repostera, pusieron su local en la cuadra cinco de Berln.

Inseguridad En Venezuela los ladrones son asesinos. A Michelle Guanilo se le corta la voz. Su amiga fue asaltada mientras conduca en Caracas. Su hija iba en el asiento de atrs. Recuperars lo que te robe, pero te quitar algo que nadie te va a devolver, dijo el asaltante antes de disparar. La nia tena 3 aos.

Esa tragedia determin la decisin de Michelle de escapar. No poda seguir ah. Maduro ha hecho que haya un resentimiento muy grande entre ricos y pobres. El hambre ha hecho que la inseguridad se expanda en todo el pas, dice. Se mud a Lima, donde se convirti en activista por los derechos de sus compatriotas: administra uno de los grupos de Facebook Unin Venezolana en Per y es fundadora de una ONG del mismo nombre (unionvzla16@gmail.com).

Un venezolano viene al Per con US$700, abonados en una tarjeta que el gobierno de Maduro les deja depositar como mximo. Esa tarjeta no permite retirar el dinero en cualquier cajero, lo que los obliga a ir tienda por tienda en Lima buscando a alguien que quiera darles el efectivo, pasando la tarjeta en un POS por ese monto. Generalmente, terminan en puestos de Polvos Rosados o El Hueco, donde acceden a ese intercambio. Muchos son estafados.

Los US$700 les permiten alimentarse y alquilar un cuarto por unos dos meses. En esos 60 das deben buscar algn trabajo que les ofrezca un contrato para obtener un carnet de extranjera. Una vez instalados, buscan en Internet a otros venezolanos. Y as llegan, por ejemplo, a contactar a Michelle, una herona para muchos de sus compatriotas, que siempre los recibir con un optimista: Chvere!.

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