¿Sabía que los paliativos para enfermedades de la tiroides o el cáncer de huesos provienen de material radiactivo generado por un reactor nuclear? ¿Y sabía que ese material se consigue en nuestro país?
Desde hace 21 años existe en el Perú un centro donde se generan no solo elementos médicos que ayudan a mejorar la salud de muchos pacientes, sino también estudios que contribuyen a nuestro desarrollo.
Se trata del Centro Nuclear Óscar Miró Quesada de la Guerra, Racso, ubicado en Huarangal (Comas), el cual tiene en su interior un reactor en el que, mediante el trabajo con radioisótopos (átomos inestables) se pueden realizar gammagrafías —similares a los rayos X—, que facilitan hacer diagnósticos médicos, así como una mayor precisión en el estudio de los tejidos del cuerpo humano.
De otro lado, gracias al reactor nuclear es posible también la creación de radiofármacos programados para eliminar tumores de cáncer localizados en órganos y glándulas. En el Perú se atienden al año aproximadamente 60 mil pacientes gracias a la medicina nuclear.
Pero la contribución del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) —organismo rector de este tema en el país— no solo se reduce a esto. La energía nuclear se usa en la agricultura, pues la radiación ionizante (otro de los elementos creados por el reactor) se utiliza en semillas para obtener variaciones mejoradas de alimentos más resistentes al clima y a las plagas, así como con un período de conservación más largo.
Un país con energía nuclear es el sueño de los encargados de nuestro reactor y su motivación para continuar investigando y aportando avances científicos para el Perú. “Solo tenemos que darnos cuenta de que la energía nuclear no depende de las fuentes renovables, como el aire o el agua”, señaló Carlos Barreda, presidente del IPEN.