Con la adopción masiva de dispositivos tecnológicos, el cibercrimen también empieza a proliferar. Los ataques que se ejecutan hoy en día afectan tanto a ciudadanos de a pie como a empresas pequeñas y multinacionales. Nadie se salva. Ni siquiera los gobiernos. Años atrás, los ciberataques a países parecían ser cosa de películas de acción o alguna situación anecdótica ocurrida en Europa. Sin embargo, recientes episodios demuestran que la ciberdelincuencia ya está fuertemente establecida en Latinoamérica y, por ende, también en Perú. Ejemplos tácitos son los casos Guacamaya Leaks, de índole regional, y Zorrito Run Run, que afectó los datos del sector público como Reniec y Sunarp, ambas ocurridas este año.

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