Daniel Bedoya Ramos

A las 10 de la mañana el auto eléctrico despegó: no hubo ruido, tampoco una columna de humo siguiéndonos por la avenida Domingo Orué, en Surquillo. Y, efectivamente, el auto despegó porque así se sintió ese arranque inicial, como si estuviéramos en un avión que nos lleva con suavidad por las calles de Lima.

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