Una investigación trata de demostrar que es posible almacenar nuestras contraseñas en un lugar a donde ningún hacker puede llegar: el subconsciente humano.

Esta investigación empieza con un juego, en el que al estilo Guitar Hero, uno debe ir presionando las teclas en un determinado orden muchas veces. El estudio demuestra que la gente puede aprender estos movimientos mecánicamente a través de un proceso llamado memoria muscular.

Pero lo interesante no es solo el hecho de que uno pueda aprender, a fuerza de repetición, una secuencia de teclas, sino que un software podría reconocer la forma e intensidad en que estas se presionan, convirtiéndose esa en la contraseña, pues así una persona tenga nuestra clave, no podría escribirla de la misma manera.

Al menos eso es lo que sus creadores aseguran.